El consumo de drogas en personas mayores de 45 años ha sido, hasta hace poco, un tema secundario en las políticas y estrategias de intervención en drogodependencias. Sin embargo, estudios realizados y publicados por la Agencia Europea sobre Drogas muestran que, a partir de los 45 años, se detecta un incremento progresivo del deterioro y un envejecimiento acelerado en gran parte de las personas con problemas de drogodependencia. De este modo, el deterioro cognitivo asociado al consumo prolongado de sustancias puede impactar en su proceso de recuperación e inserción.
En este sentido, los datos más recientes analizados por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) revelan que este grupo presenta características diferenciadas respecto a los consumidores más jóvenes y, por tanto, requiere enfoques específicos. En concreto, se puede señalar que desde el 2018, FSC ha atendido a 236 personas mayores de 45 años en sus centros de tratamiento intensivos para la atención de las drogodependencias, representando aproximadamente el 26% de la población total asistida en sus recursos especializados. Esta cifra se ha mantenido estable a lo largo de los años, llegando incluso a representar hasta un 33,7% en determinados momentos, lo que pone de manifiesto la relevancia de este sector de la población dentro del tratamiento de adicciones.
Uno de los principales hallazgos de este estudio es que las sustancias que motivan la demanda de tratamiento varían en función de la edad. Mientras que en los menores de 45 años el consumo problemático de cocaína es el más frecuente (59,85%), en los mayores de 45 años la sustancia predominante es el alcohol, con un 46,19% de los casos, seguido de cerca por la cocaína (42,37%). Este dato refleja una tendencia en la que, con el paso del tiempo, las sustancias de consumo van cambiando, predominando en edades más avanzadas aquellas que tienen una mayor aceptación social y que, en muchos casos, pueden ser adquiridas de forma legal.
Las diferencias no solo se encuentran en el tipo de sustancias consumidas, sino también en la permanencia en tratamiento y en el éxito del mismo. Las personas mayores de 45 años permanecen en tratamiento una media de 151,7 días, mientras que los menores de esta edad lo hacen durante 133,3 días. Además, el porcentaje de altas terapéuticas es mayor en el grupo de mayor edad (45,76% frente al 39,24% en los menores de 45 años), lo que indica una mayor adherencia y continuidad en el proceso de recuperación. En contraposición, los abandonos voluntarios son más frecuentes en los más jóvenes, lo que puede interpretarse como una menor consolidación del compromiso con la rehabilitación en este grupo.
Otro de los aspectos destacados del estudio de FSC es la presencia de trastornos de salud mental asociados al consumo de sustancias, especialmente en la población mayor. Si bien la mayoría de las personas atendidas no cuentan con un diagnóstico previo, entre aquellas que sí lo tienen, se observa una prevalencia significativamente más alta de depresión mayor en los mayores de 45 años (15,68%), en comparación con los menores de esta edad (8,03%). Paradójicamente, cuando se evalúan los síntomas depresivos mediante escalas específicas, son los menores de 45 años quienes reportan una mayor sintomatología depresiva. Este dato sugiere que la depresión podría estar infradiagnosticada en la población mayor, lo que subraya la necesidad de realizar un seguimiento más exhaustivo y adaptado a sus características.
Por otro lado, cabe señalar que las personas menores de 45 años presentan mayores niveles de ansiedad (30,92 puntos de media), en comparación con los mayores de 45 años (media de 28,05), lo que indica que el grupo de edad de usuarios mayores de 45 años muestra una menor tendencia a presentar síntomas ansiosos cuando inician el tratamiento. En este sentido, si se comparan los resultados obtenidos tras la valoración de la impulsividad, se puede afirmar que el promedio es claramente mayor en las personas menores de 45 años (60,62 puntos de media) que en los mayores de 45 años (media de 53,11 puntos), lo que refleja una menor dificultad para el control de impulsos en el grupo de personas de mayor edad.
En vista de estos resultados, FSC ha puesto en marcha el programa PRESERVA en la Comunidad Terapéutica «Can Coll», una iniciativa pionera que busca adaptar e implementar experimentalmente intervenciones específicas para atender las problemáticas concretas que presentan las personas usuarias mayores de 45 años atendidas en este servicio, integrándolas dentro del programa de tratamiento habitual. Además, este programa ha puesto un especial énfasis en el deterioro cognitivo asociado al consumo prolongado de sustancias, habiendo desarrollado mejoras en los procesos diagnósticos que están permitiendo analizar las particularidades de las personas drogodependientes en esa franja, con el objetivo de ofrecer tratamientos ajustados a sus circunstancias y necesidades específicas, dando respuesta así a una realidad que, hasta el momento, había sido abordada de manera insuficiente.
Por último, cabe destacar que en este trabajo se ha utilizado una muestra restringida de 43 personas que participan en la fase exploratoria inicial del programa PRESERVA, lo que implica analizar el punto de partida de ese subgrupo y los resultados obtenidos, tras la intervención piloto. Todo lo relacionado con esta otra tarea, se expondrá próximamente en otra noticia.