Psicóloga. Master en salud sexual y reproductiva, intervención comunitaria. Master en terapia sexual y de pareja. Master en psicología clínica y de la salud. Forma parte del grupo de investigación “Gènere, grups i societat” del Departamento de Psicología Social de la Universidad de Barcelona, docente en diferentes Masters y Postgrados de violencia y abuso sexual, y formadora de profesionales en activo. Participa además en diferentes investigaciones sobre los procesos de recuperación de las mujeres en situación de violencia. En la actualidad, es la directora de los PIADS, Puntos de Información y Atención a las Mujeres de la ciudad de Barcelona, servicio gestionado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), de titularidad del Ayuntamiento de Barcelona.
– ¿Quién es Mireia Martínez Artola?, ¿cómo te defines?
Soy una mujer, feminista liberal, que ha estado acompañada en el camino de historias de mujeres que me han enseñado, a lo largo de mi trayectoria, a ver los obstáculos en el camino y a saberlos saltar. Empezando por las mujeres que me criaron, aquellas que me ofrecieron la posibilidad de aprender de ejemplos de mujeres fuertes y luchadoras, siguiendo por aquellas que me ilustraron en el campo de la psicología psicosocial y de las que aprendí a mirar además de ver, continuando por las que me brindaron la confianza de conocer y crecer a través de sus valientes historias de vida, historias de violencias y de superación… Gracias a todas ellas, la lucha puede continuar avanzando.
– En tu opinión, ¿cuáles son las razones por las que el Día Internacional de la Mujer sigue siendo necesario?
No podemos olvidar, más allá de que muchas mujeres identifican este día como una festividad, que en realidad el 8 de marzo es una representación de todos y cada uno de los días de lucha y reivindicación por los derechos de las mujeres.
A pesar de que parece que ha quedado ya en la historia no conocida la figura de Olympe de Gouges, guillotinada por sus escritos y reivindicaciones en el siglo XVIII, a favor de la mejora de las condiciones laborales de las mujeres… recordemos los asesinatos de 1857 en una fábrica textil de Nueva York donde murieron más de un centenar de trabajadoras a manos del dueño de la fábrica, que las encerró y prendió fuego para evitar que protestaran por la mejora de sus condiciones laborales. Este desastre hizo que se produjeran cambios legislativos importantes en temas laborales y provocó la creación del Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles que dio paso a los movimientos sufragistas posteriores.
Actualmente, la teoría feminista sigue señalando el androcentrismo existente y la dificultad en las posibilidades de crecimiento personal, profesional y de ascenso a puestos directivos en general de las mujeres, lo que se ha denominado el “techo de cristal”. Además, demanda urgentemente la elaboración de alternativas transformadoras que propicien la equidad de género.
Todo lo anterior no se remite al ámbito laboral sino que se encuentra sostenido por un sistema patriarcal, donde la reproducción de la hegemonía masculina, a través del sistema sexo-género, nos sitúa en una desigualdad de poder en relación a los hombres. Esta opresión la seguimos sufriendo, a través de muchos ejemplos actuales y diarios a los que estamos expuestas las mujeres, desde los corsés de los roles y estereotipos de género que nos lanzan, a las conocidas enfermedades de género y a la medicalización femenina, pasando por las diferentes violencias machistas a las que estamos sujetas. Y también a la llamada “feminización de la pobreza”, que no deja de ser un cliché más para poder seguir revirtiendo la lucha por los derechos de las mujeres, ya que, parece que asociando lo femenino a un concepto más global vinculado a los derechos humanos, se podrá conseguir más que hasta ahora. Cabe recordar que el mismo sistema patriarcal también excluye a hombres y los encorseta en los roles, principalmente a la inexpresión emocional y los instruye para el dominio de poder a través de las violencias machistas.
– ¿Qué retos crees que deberían alcanzarse en la sociedad con mayor urgencia para que el 8 de marzo deje de ser reivindicativo?
Para que una celebración deje de ser reivindicativa, tendríamos que encontrarnos en una sociedad igualitaria y eso supone reestructurar las bases del sistema actual. Lo que plantea el feminismo no es fácil porque apunta a causas estructurales sobre las que se asienta el sistema patriarcal y capitalista, y trastoca convicciones y valores que forman parte del marco cultural dominante que marca nuestras vidas. En definitiva, deberíamos colocar las propuestas feministas en un horizonte de transformación social profunda.
Una de las prioridades sería avanzar desde la perspectiva de la educación para la igualdad, donde el objetivo es borrar las diferencias para construir un modelo de personas libres de prejuicios, estereotipos e imposiciones del sexismo y libres del sexo.
Tal y como ya señalaba la Dra. Isabel Cristina Jaramillo Sierra, Profesora Titular y directora de Investigaciones y Doctorado en Derecho Área: Teoría Jurídica, importante investigadora feminista latinoamericana en el ámbito del derecho feminista actual, “debemos poner en evidencia la parcialidad de una visión de la educación que en su momento se ha autodenominado neutra y universal”, pero que “en realidad tiene rostro, forma y origen masculino […] y ha elevado arbitrariamente lo masculino a la categoría de universal, creando así un orden simbólico y social patriarcal que define lo femenino como derivado, subordinado, inferior, complementario y, en lecturas más actuales, como igual a lo masculino. Un orden que para las mujeres es en realidad un desorden porque no permite que lo femenino circule libremente por el mundo”.
Con relación a lo anterior, debemos prestar especial atención a esta concepción androcéntrica de la educación porque tiene repercusiones negativas para las mujeres que participan en los distintos ámbitos educativos, quienes pueden no sentirse reflejadas, ni encontrarse referidas en el discurso educativo. Como consecuencia, se identifica la experiencia o el discurso individual y colectivo con un “yo” y con un “nosotros” masculino, tal y como comenta Luce Irigaray, filosofa, lingüista y psicoanalista referente del movimento feminista francés. De este modo, se va modelando a la mujer, a la futura profesional, no de manera casual, ya que, al insertarse en el campo productivo, será más difícil que pueda realizar cambios sustanciales, pues todo en conjunto opera desde una organización androcéntrica.
Por tanto, no debemos olvidar que la reproducción de la educación a través de la organización de roles y una nueva jerarquía de valores, en función de los intereses femeninos, son varias de las claves que el feminismo señala como camino a seguir, unida a la lucha por los derechos generales de las mujeres.
– ¿Cómo has celebrado el Día Internacional de la Mujer Trabajadora?
He reivindicado el 8 de marzo con mi asistencia y apoyo a la XXX Edición Premio 8 de marzo Maria Aurèlia Capmany 2016: “Teixint xarxes per la justícia de gènere”, premio convocado por el Ayuntamiento de Barcelona, dirigido a promover iniciativas que contribuyan a dar apoyo y visibilidad a los procesos y prácticas de empoderamiento a las mujeres de la ciudad, en toda su diversidad. Después, asistí a la manifestación del 8 de marzo con los colectivos de asociaciones de mujeres feministas como cada año.
– ¿Y en los Puntos de Información y Atención a las Mujeres (PIAD) lo habéis celebrado de alguna forma?
Los PIADS forman parte de la organización de las diferentes programaciones por distritos de la ciudad de Barcelona de los actos y actividades del 8 de marzo, ya que, junto con el 25 de noviembre, son las principales fechas que reivindicamos y alrededor de las cuales realizamos actividades y actos concretos, a pesar de que el resto del año se continua trabajando en pro de la conciencia y el trabajo colectivo en la igualdad de los derechos efectivos entre hombre y mujeres.
– ¿Qué balance haces de estas actividades?
Para nosotras, el balance siempre es positivo, nos permiten acercar a más mujeres la lucha por la igualdad. Eso sí, es complicado poder hacer balances rápidos, ya que, los procesos de las mujeres y los procesos feministas llevan su tiempo y camino, y justo esto es algo que de nuevo es una reivindicación más en el plano efectivo, el respeto y la representatividad de los tiempos y procesos femeninos que actualmente no están representados por la hegemonía patriarcal.
– A tu juicio, ¿cuál es la situación actual de la mujer en el plano laboral en España?, ¿hemos avanzado en los últimos años?
Como titular, actualmente las mujeres percibimos un 25% menos de retribución por el mismo trabajo que nuestros compañeros hombres. A partir de este dato, podemos afirmar que no tenemos las mismas oportunidades en el mercado laboral, vinculado a que sencillamente no se reconocen los mismos méritos de la ciudadanía según su sexo. Por tanto, como apuntan los últimos estudios sobre la feminización de la pobreza, las mujeres estamos expuestas a un riesgo más alto de exclusión social porque el bienestar en la sociedad actual, con los niveles de protección social actual, está directamente relacionado con el tipo de relación y posición que se ocupa en este mercado laboral. Definitivamente, aún nos encontramos muy alejadas de poder avanzar en las políticas de mejora laboral femenina, mientras sigamos perpetuando las estructuras patriarcales actuales y no se avancen en las políticas de mejora de las leyes de igualdad entre hombres y mujeres.
– ¿Qué mensaje te gustaría que quedara en la sociedad, tras la celebración, un año más, de este día internacional?
El mensaje tiene que ser reivindicativo y de lucha ante la situación actual en la que nos encontramos las mujeres, situándonos como colectivo de especial vulnerabilidad por el simple hecho de nacer mujeres, disponiendo “de serie” de menos posibilidades y derechos, pero no así exigidas en las mismas obligaciones. Se requiere que las leyes de igualdad se cumplan desde una transversalidad política, en cuanto a que no serán reales si siguen reproduciendo las mismas estructuras patriarcales. Por tanto, el cambio debe ser estructural de base para poder dar cabida a las nuevas construcciones de género. Estas construcciones deben nacer desde políticas feministas creadas y desarrolladas por agentes de género, sin olvidar la creación femenina para no seguir reproduciendo los actuales cánones. Tampoco debemos olvidar asumir la responsabilidad que tenemos como mujeres independientes, pensando que podemos influir en todo aquello que queramos para contribuir a construir una sociedad más igualitaria.
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