El Centro de Acogida e Inserción para Personas sin Hogar (CAI), gestionado por la Fundación Salud y Comunidad, ha atendido en los nueve primeros meses de 2011 a más de 1.000 personas en distintos programas, lo que da una idea de la importancia de su trabajo en la ciudad de Alicante.
El objetivo de las jornadas fue propiciar un espacio de convivencia entre técnicos y usuarios fuera de las dinámicas y rutinas diarias, facilitando así el vínculo terapéutico y la confianza mutua. Para facilitar la interacción entre técnicos y usuarios las jornadas tuvieron un carácter interno. Se desarrollaron actividades lúdicas en las que todos los usuarios participaron en su organización y desarrollo junto a los profesionales de cada área.
En estos momentos viven en las calles de Alicante cerca de 80 personas. Una mezcolanza de situaciones personales complejas, adicciones, enfermedades, problemas o incluso elecciones personales les han dejado sin hogar y la crisis económica apenas puede afectarles, porque no tienen nada. Nada excepto el tesón de los equipos sociales municipales y de las ONG, que ponen a su disposición un abanico de recursos, mermados estos sí en época de carestía económica, para mantener, en la medida de lo posible, su salud y su dignidad.
El Centro de Acogida e Inserción para Personas si Hogar (CAI) está ubicado en la avenida Doctor Jiménez Díaz y está estructurado en cuatro tipos de programas de atención integral que tratan de apoyar la inserción sociolaboral de los usuarios en función de cada caso particular. Cuenta con 72 plazas de alojamiento y un servicio de comedor con 90 plazas, que se distribuyen según los distintos programas.
El de acogida es el más demandado, hasta el punto de que ya ha atendido en 2011 a 831 personas. Cubre las necesidades básicas de alojamiento, higiene y manutención durante tres días, sirviendo de puente a la incorporación de usuario a programas específicos de larga estancia.
Desde este programa, algunos usuarios que desean dejar la calle y se comprometen a cumplir determinadas normas, pasan al de inserción. En este campo, además de cubrir sus necesidades y ayudarles en los problemas socio-sanitarios que puedan presentar, los beneficiarios participan en programas de formación y se les ayuda a buscar trabajo y vivienda. Este año, 132 personas participan en el programa.
Pero en muchos de los casos atendidos en el CAI, los usuarios tienen dificultades para someterse a unas normas y salir de la calle. sobre todo aquellos que superan los 50 años, envejecidos por la vida al raso, que son el 20% del total.
En estos casos, existe un programa de baja exigencia, que ofrece servicios básicos para mantener su calidad de vida. Entre enero y septiembre se asistió a 23 personas.
Además, existe un servicio de emergencia, que ejerce funciones a la vez de asistencia y de prevención. Acoge a familias o personas que carecen temporalmente de alojamiento. La mayoría, derivados desde los equipos sociales de base, que son los responsables de valorar la necesidad de este recurso. Los usuarios disponen de una residencia temporal, hasta restablecer su situación, un servicio del que se han valido 33 personas en 2011.
La mayoría de los que llegan al CAI lo hacen después de que trabaje con ellos el equipo de calle. Este grupo realiza seguimiento semanal de personas sin hogar. Entre las prestaciones que ofrece se incluyen servicios mínimos relacionados con la higiene y alimentación, asistencia sanitaria básica o facilitar información sobre las opciones que ofrece el CAI para su reinserción.
En 2011, este equipo estableció contacto por primera vez con 46 personas sin hogar. Además, ha mantenido un seguimiento de otros 24 casos, ya contactados con anterioridad, que siguen en la calle.
Por último, el CAI dispone de prestaciones como ropero, consigna y duchas, susceptibles de utilización por personas en situación de exclusión, aún cuando no quieran incorporarse a ningún programa de atención integral. Estas prestaciones registraron entre enero y septiembre de 2011 8.787 atenciones.
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