Este es el cuarto año que el consorcio formado por tres organizaciones no gubernamentales especializadas en la atención a las drogodependencias (ABD, Grupo ATRA y Fundación Salud y Comunidad) gestionan conjuntamente este CAS (centro ambulatorio). Dentro del tratamiento a los pacientes con problemas de drogas, es conocida la importancia de la terapia grupal. En el CAS del Prat se ha consolidado ya un grupo terapéutico de alcohol, con una asistencia muy regular y muy buena aceptación por parte de los mismos.
A lo largo de 2015, un equipo de 10 profesionales ha atendido a 399 usuarios activos, 138 de los cuales eran primeras visitas realizadas a lo largo de estos 12 meses. Más de la mitad de estas primeras visitas correspondían a reinicios de tratamientos previamente interrumpidos por ellos, correspondiendo el resto a personas nuevas en el centro. El 45% de las primeras visitas correspondió a problemas de abuso o dependencia del alcohol, el 23% de cocaína, el 18% de heroína, y el resto a otras sustancias. El grupo de edad 40-49 años era mayoritario, llegando casi por sí solo a la mitad de estas nuevas primeras visitas.
Si vemos las tendencias de los últimos cinco años, lo que más se incrementa es la demanda por problemas con el alcohol, mientras que baja la atención a los usuarios de metadona y sube un poco la atención en el marco del programa orientado a la abstinencia de drogas ilícitas. En otra dimensión, la de su programa de reducción de daños, en el centro se han dispensado 3.250 jeringuillas y se ha formado a un colectivo de 13 usuarios en técnicas de la prevención de la sobredosis mediante la utilización de Naloxona.
Por otra parte, para los que mantienen abstinencia continuada de alcohol y que se encuentran en fase de «mantenimiento» (según el modelo de Prochaska y Diclemente), el hecho de participar y asistir con regularidad a las sesiones grupales permite distanciar las visitas de seguimiento individual, evidenciando de esta manera un resultado mucho más positivo. La combinación de las dos intervenciones -individual y grupal- resulta ser un potente factor de prevención de las recaídas y permite finalizar el tratamiento con una alta terapéutica en mayor número de casos que si el paciente solo realiza el seguimiento individual, aunque este se realice de forma más frecuente.