El voluntariado no tiene edad: mayores que quieren seguir aportando a otros mayores

Herminia, Dolores, Carmen y Josefa son usuarias de la Residencia y Centro de Día de Puzol (Valencia), servicio de la Conselleria de Bienestar Social de la Generalitat Valenciana, gestionado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) y Valoriza Servicios a la Dependencia. Participan como voluntarias en la actividad de “Estimulación Sensorial y Comunicativa”, dentro del programa “Mayores voluntarios”, ofreciendo su ayuda desinteresada a otras personas. Se trata de un proyecto desarrollado en todos los centros de mayores gestionados por FSC.

La labor de estos “mayores voluntarios” consiste en conversar durante el desarrollo de esta actividad con otras personas mayores que presentan mayor deterioro físico o cognitivo, acompañándolos también emocionalmente o mediante el contacto corporal, acariciando sus manos, su cara… cuando presentan alteraciones conductuales asociadas al deterioro (crisis de llanto, ansiedad, etc.).

También, colaboran en este programa otros usuarios/as del centro como Vicente, que acompaña a Octavio (usuario invidente) durante la actividad semanal denominada “Salida al Centro de Mayores de Puzol”; Belén, que ayuda en el cuidado de las plantas; José, que acompaña en las salidas que se organizan fuera del centro a otros usuarios/as que van en silla de ruedas; Ana, que colabora en la lavandería del centro cosiendo ropa de otros usuarios/as, o Samir, que ayuda a otros compañeros, los motiva y anima, durante la actividad de la “WII física”.

Lo importante del voluntariado es el compromiso y las ganas de ayudar a los demás, que presentan a grandes dosis estos “mayores voluntarios” que quieren seguir siendo útiles a la sociedad, aún estando en un contexto residencial de personas mayores.

La actividad se puso en marcha en el 2011, en el caso de la Residencia y Centro de Día de Puzol. Cada mayor elige en qué actividad desea participar, en función de sus gustos y preferencias, siempre en actividades guiadas por los profesionales del centro.

En un servicio en el que la mayor parte de usuarios/as tiene un nivel de dependencia físico y/o cognitivo alto, pero donde también encontramos personas autónomas, sus inquietudes, e incluso necesidades, pueden llegar a ser muy diferentes.

Este voluntariado entre mayores supone importantes beneficios para los propios mayores, ya que con su participación en tareas voluntarias, logran sentirse útiles e integrados, al tiempo que se fomenta el ocio participativo.

Para el centro, esta ayuda desinteresada de unos mayores a otros supone también un valor añadido, lo cual se refleja en mejores programas de intervención ofrecidos desde nuestra entidad.

“Por un lado, algunos usuarios/as buscan mantenerse activos, sentirse útiles y valiosos, ser solidarios, mejorar su autoestima y autoimagen. Por otro lado, encontramos por parte de otros necesidades asociadas al deterioro físico y/o cognitivo, como tener limitada la movilidad, discapacidades sensoriales, alteraciones conductuales, etc. Para nosotros este voluntariado supone una gran ayuda”, explica Cristina García, educadora social del centro.

Además, la experiencia demuestra que existen algunas actividades que pueden beneficiarse de las características especiales de las personas mayores, obteniendo resultados que no se lograrían con voluntarios de otras edades. Por ejemplo, por su amplia disponibilidad horaria, que puede cubrir horarios y tareas donde es difícil encontrar a otro tipo de voluntariado.

Desde que se puso en marcha esta actividad, hace ya 4 años, el número de mayores voluntarios ha ido creciendo en la Residencia y Centro de Día de Puzol. Una actividad que se quiere seguir fomentando desde el servicio por sus buenos resultados.

“Aunque dadas las circunstancias y las características de casi la totalidad de mayores, no podemos tener objetivos muy ambiciosos en cuanto a su incremento en número de voluntarios, pero no por ello vamos a dejar de seguir impulsando la actividad con la misma fuerza e ilusión”, afirma Cristina García.

En conclusión, los mayores disponen de amplios conocimientos y experiencia, que puede hacer muy útil su aportación como voluntarios. Con oportunidades de voluntariado como ésta, los usuarios/as a los que se dirige esta ayuda se benefician enormemente. Por su parte, los mayores voluntarios mejoran sus habilidades y relaciones sociales, así como su satisfacción con la vida y autoeficacia. Muchos de ellos reconocen que han encontrado un sentido diferente a sus vidas y que denotan una mejora en la autoestima, e incluso una mejora en el estado de salud.

Es de esperar que en los próximos años se produzca un aumento de la participación social de las personas mayores como voluntarias. Las administraciones y diferentes asociaciones se lo han planteado también como objetivo. Por ejemplo, proponen motivar a los mayores, tanto a nivel individual como grupal (usuarios/as de hogares, residencias, asociaciones, etc.) para su colaboración desinteresada en el desarrollo de programas y prestación de servicios sociales.

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