Egoitz Urberuaga Gallastegui es voluntario de FSC en Barcelona, concretamente del Centro de Día de Adicciones, desde marzo de este año. Es licenciado en Psicología por la Universidad del País Vasco, y especialista en Musicoterapia por la Universidad de Barcelona. Actualmente está cursando un Máster en Psicoterapia Analítica Grupal. Ha dedicado gran parte de su especialidad a integrar la terapia de grupo interpersonal y la musicoterapia.
¿Desde cuándo eres voluntario de FSC?
Desde principios de marzo. Me comprometí a colaborar con el Centro de Día de Adicciones durante 16 sesiones hasta finales de junio. Después de este periodo, una vez realizada la evaluación de esta colaboración, decidiremos si continuamos en septiembre. En principio, y dependiendo de la disponibilidad, cuento con poder seguir con las sesiones semanales para realizar una investigación formal.
¿En qué consiste la actividad de voluntariado?
El voluntariado que realizo se encuadra dentro del proceso de acompañamiento del Centro de Día, ofreciendo sesiones de psicoterapia grupal a través de la musicoterapia. La colaboración consiste en añadir un elemento musical al encuadre verbal psicoterapéutico, a través de técnicas propias de la musicoterapia. Tanto las técnicas receptivas como las técnicas de improvisación musical, pueden servir para poder expresar lo que esté resultando difícil de comunicar por otros medios, para consolidar lo que ya se está comunicando de manera verbal, para evocar recuerdos y pensamientos que puedan ser verbalizados, como elemento proyectivo…
En definitiva, con esta actividad se trata de añadir un elemento diferente para utilizarlo a favor del grupo. A nivel metodológico, seguimos trabajando a través de la discusión de flujo libre, el aquí y ahora, el análisis de la transferencia y contratransferencia, el análisis de los mecanismos de defensa… con el elemento diferenciador que nos ofrece la música y sus elementos, a través de técnicas concretas y ejercicios estructurados.
¿Qué periodicidad y duración tiene la actividad?
Realizo una sesión semanal de 90 minutos los martes a las 11: 30 horas. Coordino semanalmente con el equipo del centro para valorar y comentar los aspectos más relevantes del grupo, antes de cada sesión y al finalizar.
¿Por qué decidiste colaborar como voluntario en este servicio?, ¿te interesan especialmente este tipo de programas?
Son dos los motivos fundamentales para colaborar con el programa concreto: el colectivo con el que se trabaja me interesa especialmente, pero lo que en última instancia me hizo decidirme fue la mirada con la que se trabaja en la Fundación Salud y Comunidad y el lenguaje teórico predominante en este centro. Teniendo en cuenta que deseo realizar una investigación específica en musicoterapia grupoanalítica, este último aspecto es de gran importancia para mí.
¿Qué te aporta esta experiencia de voluntariado?
Si ya resulta gratificante poder ayudar en la medida de lo posible a personas con dificultades, lo es aún más si se hace desde una visión metodológica en la que se confía, fruto de un trabajo teórico importante. Llevo años apostando por este tipo de intervención y tratando de aplicarla a diferentes colectivos.
Este voluntariado me permite, además de acercarme al colectivo específico, aplicar la musicoterapia grupal analítica a una actividad concreta con los usuarios/as. Es precisamente en este punto donde me puedo permitir sacar un beneficio de este proceso, además del puramente altruista.
¿Es muy diferente a lo que esperabas? ¿En qué aspectos?
Para mí ha sido sencillo adaptarme a este colectivo, entre otras razones por el acompañamiento recibido por profesionales de la entidad con amplia experiencia en grupos, en toxicómanas y en terapias creativas.
Un elemento destacable es la vivencia de primera mano de algunas de las dificultades con las que se encuentran los profesionales en el día a día. Cuanto más insignificante es la dificultad, menos accesible es la respuesta.
¿Qué beneficios consideras que aporta la musicoterapia a los usuarios/as que participan en esta actividad?
Destacaría además el elemento unificador que ofrece la ejecución musical, el orden y la estructura que nos brinda el ritmo, el acompañamiento que nos da la armonía y la accesibilidad emocional a través de las melodías. Pero resulta prematuro hablar de beneficios aportados en este breve periodo de tiempo. No podemos dejar de lado que este espacio pretende ser un complemento de otros que ya se vienen realizando, por lo que resulta difícil establecer una línea divisoria. Sí podemos asegurar que los espacios y el proceso realizado por el grupo han facilitado la expresión, han permitido trabajar elementos de la relación interpersonal y han contribuido a los procesos del grupo ya activados desde el conjunto de la intervención del Centro de Día.
Lo que sí se ha conseguido es generar una cultura grupal en torno a la propia actividad de musicoterapia donde se ha entendido el funcionamiento tanto verbal como musical.
¿Quieres destacar algo más de tu labor como voluntario?
Un elemento que deseo transmitir es que si ya la comunicación no verbal tiene una gran importancia, se hace también muy evidente en la comunicación musical a través de las improvisaciones musicales. La manera de coger el instrumento, la elección del propio instrumento y la manera de tocar o de no tocar ofrece una información tremendamente útil y trabajable.
Gracias por concedernos esta entrevista, Egoitz.