Familiares de usuarios que en el pasado realizaron tratamiento en el Centro Terapéutico “Riera Major” asisten todos los viernes a un grupo de terapia para compartir su experiencia con las familias que en estos momentos tienen a algún allegado participando en un tratamiento para superar su adicción.
Como cada viernes por la tarde, los familiares acuden al grupo para continuar aprendiendo, para reflexionar, al tiempo que van introduciendo cambios en su rol. Uno de los objetivos es ayudarles a tomar conciencia de que no sólo son acompañantes, sino también una parte importante dentro de un complejo sistema que necesita un cambio: un estilo de vida más saludable, en general, y un futuro sin drogas, en particular.
En la última sesión del mes de julio se encontraron con un grupo diferente: en esta ocasión les hablaba un grupo de personas que, como ellos, habían estado sentados tiempo atrás en las mismas sillas acompañando a sus propios familiares (ex usuarios que están en un momento más avanzado de su proceso).
Todos coincidían en la importancia de entender que con el tratamiento se trata de alcanzar un objetivo común, no sólo de las personas adictas; que la estancia en la comunidad terapéutica es el principio; que después continúa un largo recorrido de lucha, y que la rigidez, la contención y el control del inicio con el tiempo se va convirtiendo en una mayor flexibilidad, diálogo y confianza.
Los hermanos de una ex usuaria que lleva un año fuera del centro, destacaban lo perdidos que se habían sentido al principio y la dificultad que habían tenido a la hora de encontrar el equilibrio entre flexibilidad y control. Hablaban de la importancia de preguntar, compartir con el equipo y dejarse guiar.
Por otra parte, la pareja de un ex usuario que lleva tres años fuera de “Riera Major”, explicaba cómo su vida había cambiado en este acompañamiento, cómo se habían redescubierto como pareja y cómo ahora se encontraban realizando actividades que con el consumo eran impensables. Hablaba también de los cambios en la imagen, en las amistades y en el estilo de ocio que habían realizado.
Los padres de otro ex usuario que se marchó del centro hace dos años, destacaban cómo ellos habían tenido que introducir cambios en su rol dentro de la familia y en la forma de relacionarse con su hijo. Hablaban, por otra parte, de la importancia de poner límites y de la necesidad de separación de una madre para dar más espacio a la figura del padre.
Al hablar de la importancia de mantenerse abstinente a todo tipo de sustancias, incluido el alcohol, y que la familia también se posicionara al respecto, comentaban que ellos lo interpretan como un signo de solidaridad hacia su esfuerzo y los cambios o renuncias que ellos debían realizar.
Las familias que actualmente tienen allegados en “Riera Major” se mostraron muy atentas y preguntaron cómo lo habían hecho para mejorar la comunicación y la confianza, los cambios, los tiempos, la ayuda y el control…
La experiencia en general fue calificada de muy satisfactoria y enriquecedora. Destacaban que, compartir la experiencia con otros familiares que hace un tiempo han pasado por el tratamiento en comunidad, ayuda a aportar un poco de luz en un largo y muchas veces oscuro camino.
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