El pasado mes de junio tuvo lugar el acto de entrega de ayudas de la 14ª Convocatoria Fundación Bancaja – Bankia Coopera ONG, dirigidas a financiar iniciativas de entidades sin ánimo de lucro de la Comunidad Valenciana que trabajan en los campos de la exclusión social y la cooperación al desarrollo. El programa Rosella, dirigido a mujeres usuarias de drogas en situación de exclusión social, recibió una de estas ayudas cuyo objetivo es erradicar la pobreza y la marginación social.
Nuestros compañeros Pepe Sanmartín e Isabel Alarcón, director y subdirectora de los Programas de Reducción de Daños en Valencia, asistieron el pasado 23 de junio a la entrega de estas ayudas concedidas a diferentes entidades en el Centro Cultural Bancaja de Valencia. Este año la convocatoria ha permitido destinar 420.000 euros a 57 proyectos de organizaciones sin ánimo de lucro de la Comunidad Valenciana, entre las que se encuentra la Fundación Salud y Comunidad (FSC).
El programa de ayudas nació hace 14 años bajo el impulso de la Fundación Bancaja, y cuenta con el apoyo de Bankia desde la edición de 2013. Su dotación procede de la aportación directa de Bankia, así como de la recaudación obtenida a través de su «Tarjeta ONG», vinculada a la Fundación Bancaja, completada con una aportación adicional.
Por parte de FSC, recogió esta ayuda Isabel Alarcón, en un acto que contó con la intervención del presidente de Fundación Bancaja, Rafael Alcón, y del director territorial de Bankia en Valencia y Castellón, Miguel Capdevila, que expresaron su reconocimiento a la extraordinaria labor realizada por las entidades presentes en el acto a través de sus diferentes proyectos de acción social.
El programa Rosella, al que se le ha otorgado esta ayuda, se realizará en Valencia, ciudad en la que FSC viene desarrollando su actividad desde el año 2002 con un programa de intervención biopsicosocial que actualmente se desarrolla en el Centro de Intervención de Baja Exigencia (CIBE), dirigido a personas en extrema situación de marginación social.
Los objetivos de este programa son: visibilizar la problemática de las mujeres usuarias de drogas en situación de exclusión social y sensibilizar al resto de los agentes sociales; crear mejoras en el ámbito personal, social, familiar y comunitario de las participantes; propiciar las condiciones necesarias para conseguir intervenciones de mayor alcance cuando se den las condiciones y hacer a la mujer protagonista de su propia historia.
El proyecto está dirigido a mujeres mayores de 18 años, consumidoras de drogas que acuden al CIBE de Valencia, con la siguiente situación o perfil:
«Durante estos años hemos detectado que las mujeres usuarias de drogas con las que trabajamos cuentan con un plus negativo añadido, sufriendo una doble marginación: no gozan de un reconocimiento como interlocutoras válidas a la hora de afrontar su situación y de tomar decisiones y vienen acompañadas de una mochila cargada de estereotipos. Si la visión androcéntrica es palpable en las mujeres, con este colectivo se hace mucho más evidente», mantiene Pepe Sanmartín, director de los Programas de Reducción de Daños en Valencia.
La exclusión social de estas mujeres se manifiesta en toda una problemática de carácter sociosanitario que se refleja en problemas emergentes de salud, psicológicos y sociales que hacen que este colectivo sea especialmente vulnerable. «Desde el CIBE de Valencia consideramos que es necesario dar visibilidad a este colectivo a través de la implementación de un programa propio, que dote a las mujeres participantes en el mismo de las herramientas necesarias que faciliten la salida paulatina de su proceso de exclusión», expresa Pepe Sanmartín.
El equipo profesional del programa estará constituido por:
El programa contará con una metodología de intervención flexible, adaptada y participativa a la situación particular de cada usuaria, a través de la realización de talleres. El objetivo de estos talleres es trabajar en grupo estrategias individuales y colectivas, destinadas a mejorar la calidad de vida de estas mujeres y minimizar los diferentes daños y riesgos asociados al consumo de drogas.
«La entrada en el programa de usuarias nuevas y de salidas de mayor o menor duración, forman parte de las características de los proyectos de atención a drogodependientes de baja exigencia. Ello implica la necesidad de adoptar una estructura basada en grupos abiertos y con una metodología flexible en el diseño de las estrategias y contenidos de las sesiones», explica el director de los Programas de Reducción de Daños en Valencia.
El pasado año 2015 acudieron al CIBE de Valencia un total de 225 mujeres para ser atendidas con el siguiente perfil:
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