La Agencia Navarra de Autonomía y Desarrollo de las Personas del Gobierno de Navarra ha adjudicado a la Fundación Salud y Comunidad (FSC), al Grupo Lagunduz y a la Fundación Maresme para Personas con Disminución Psíquica la gestión de los centros “Valle del Roncal” de Pamplona y del centro “Infanta Elena”, ubicado en Cordovilla (Galar). La gestión se ha iniciado recientemente y tendrá una duración de un periodo de 17 meses, susceptible de prorrogarse hasta alcanzar un máximo de 4 años.
¡Ya está, por fin llegó el día! ¡Se abren las puertas del primero de los centros que vamos a empezar a gestionar en Navarra! Nos abre la puerta una de las cuidadoras del turno de noche. El centro: “Valle del Roncal”.
Hace casi un año que nuestra entidad tuvo conocimiento de que estos centros, junto a otros tres de la Agencia Navarra de Autonomía y Desarrollo de las Personas del Gobierno de Navarra, iban a salir a concurso. Un buen amigo navarro, junto a otros profesionales del sector, confiaba en nuestra experiencia, en nuestro buen hacer y nos animó a que nos presentáramos a estos concursos. Desde ese momento fuimos preparando una propuesta ajustada a la realidad de estos colectivos en esta tipología de centros; solicitamos la colaboración de expertos locales para conseguir ajustar más nuestra propuesta –esta colaboración resultó clave en el resultado final-; buscamos los importantes avales que se solicitaban para poder concursar; se hicieron sacrificios personales importantes para preparar una propuesta ganadora y se estableció la mejor de las alianzas posibles para conseguir que la estrategia diseñada consiguiera alcanzar el objetivo que nos habíamos propuesto: obtener la adjudicación de estos dos centros y… ¡Se consiguió!.
El “Valle del Roncal” es un recurso asistencial en el que residen 104 personas y donde en el espacio de día se atiende a otras 10. Esta cuidadora, una profesional con contrato eventual, es una de los casi 210 profesionales que trabajan en este centro. Desde un primer momento se presta a enseñarnos las instalaciones y a presentarnos a otros 4 profesionales de este turno. Nos cuenta su experiencia personal, nos dice que lo mejor del centro son sus profesionales pues se desviven por las personas que atienden. Todas ellas personas que presentan como rasgo común el tener una discapacidad intelectual. Una discapacidad que puede ser moderada, severa, grave, profunda o con pluridiscapacidad, incluyendo también la atención a personas que presentan problemas graves de conducta.
¿Las edades? Pues varían, hay jóvenes de 16 y otros que ya no son tan jóvenes, que son octogenarios. Todo esto nos lo comentan en un encuentro distendido en el que evitamos alzar la voz para no “romper” el silencio que se respira. Un silencio que solo se trunca porque un usuario con insomnio se acerca al punto de control en el que nos hayamos para reclamar su cuota de atención ¡Y lo consigue! Después de acabar la ronda, nos despedimos de nuestras nuevas compañeras. Sí, compañeras pues en este turno, como es habitual en este sector, los hombres brillan por su ausencia. Por el contrario, en este centro el porcentaje de hombres atendidos supera ampliamente al de las mujeres.
Tras dejar atrás este equipamiento, ya estamos deseando volver a él y respirar su vida diaria. ¡Y cómo no! También tenemos ganas de ir conociendo a los compañeros que trabajan en otros turnos, tanto en los programas de atención médica y de enfermería, como en los tratamientos de rehabilitación ocupacional orientados a la “normalización” o en otros ámbitos tanto de atención directa como indirecta. Y también de volver a ver y escuchar un poco más a su directora, Basi, que nos “ha soportado” en las horas previas y nos ha demostrado su gran capacidad de trabajo y competencia.
Y del “Valle del Roncal”, ubicado en la misma ciudad de Pamplona, nos vamos a Cordovilla, un municipio que linda con Pamplona. Por suerte, a estas horas de la madrugada el trayecto dura escasos minutos y, sin darnos casi cuenta, ya estamos en otro centro. El silencio, muy parecido al que habíamos dejado atrás. Por el contrario, nos encontramos con un centro más moderno. Con instalaciones totalmente adaptadas al colectivo de personas que atiende: personas que presentan una discapacidad física importante. Un total de 70 personas residentes y 12 en el espacio de centro de día conviven en él. La gran mayoría de ellas precisa de silla de ruedas eléctrica u otra ayuda técnica para desplazarse. Pero esta modernidad tecnológica del equipamiento no actúa como árbol que no deja ver el bosque, pues tal y como nos reciben en el amplio vestíbulo la enfermera de guardia y una cuidadora, nos damos cuenta de que en este centro la atención profesional es también muy cercana.
A diferencia con el “Valle del Roncal”, la uniformidad es más sanitaria pues pijamas y batas blancas visten a estos profesionales en lugar de los polos y pantalones oscuros que habíamos visto hacía escasos minutos. Estas profesionales también nos muestran todo el recurso y nos presentan a otras dos cuidadoras con las que comparten el turno. Un turno de trabajo en el que se mezclan armoniosamente la veteranía y la juventud. ¡Seguro, por lo que apreciamos en la visita que hicimos al día siguiente, que ambas son del agrado de los usuarios! Nos vamos del “Infanta Elena” con el mismo sentimiento con el que habíamos abandonado el “Valle del Roncal”, pues ya teníamos ganas de sentirnos uno más en su funcionamiento diario y de empezar a trabajar con su directora, Ana –otra gran profesional con mucha experiencia en la gestión de equipos- y con el resto de trabajadores/as. En total, casi 170 profesionales de diferentes perfiles (enfermería, terapia ocupacional, animación, profesional cuidador, auxiliares de servicios, administración, mantenimiento, fisioterapia, psicología…) que tienen como único objetivo el que estas personas estén bien atendidas y sus familiares se sientan tranquilos por saber que los suyos están en buenas manos.
Ahora, en esta nueva etapa que iniciamos con una gran ilusión, no nos queda más que esperar que sepamos estar a la altura de lo que se espera de nosotros, tanto por parte de las personas usuarias, sus familiares y los trabajadores como por la Agencia Navarra de Autonomía y Desarrollo de las Personas del Gobierno de Navarra (ANADP) con su directora gerente, Inés Francés, al frente, que ya nos ha acompañado en la presentación en estos centros. Un hecho remarcable que le agradecemos profundamente.
Una Administración, la ANADP, a la que no nos queda más que agradecer la confianza que ha depositado en nosotros con estas recientes adjudicaciones y en el modelo de gestión que propone nuestro proyecto de atención, basado en nuestra experiencia acumulada tras años de trabajo y que seguirá apostando por el modelo de atención centrada en la persona con el que tan identificados estamos. Un modelo que se sustenta sobre los pilares de la autonomía personal y la mejora de la calidad de vida de los usuarios/as, ofreciéndoles una atención personalizada, de acuerdo a sus necesidades específicas.
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