Cada año, a mediados de la Cuaresma, se celebra en Elche una tradición ancestral que consiste en exponer unos muñecos burlescos en los balcones y puertas de las casas que satirizan diversos aspectos de la política local. Elaboramos los muñecos con ropa vieja de los residentes y, junto con ellos, elegimos el tema y construimos la escena.
Casi todos los años, venimos participando en el concurso desde el año 2000, recibimos algún premio. Este año nos han otorgado el cuarto, lo cual nos llena de satisfacción. La crítica de este año se ha centrado en la próxima construcción de una escuela de golf en las inmediaciones del nuevo hospital.
Antiguamente, la Cuaresma era un momento de penitencias y abstinencias. Sólo había un día para el respiro espiritual: la media Cuaresma, el cuarto miércoles después de su inicio. Este día los jóvenes salían por las calles y casas aisladas a hacer una “captura”. Provistos de una cesta, un tronco o un muñeco que simbolizaba la vieja Cuaresma y una sierra, pasaban casa por casa a recoger lo que la gente les daba. Una vez finalizada la“captura, serraban a la vieja o el tronco.
El día de media Cuaresma es una jornada que conserva, en muchos pueblos de Europa, costumbres y tradiciones propias. En Elche, el respiro espiritual de la media Cuaresma era aprovechado por sus habitantes para construir unos muñecos de paja vestidos con ropa vieja que eran suspendidos en una cuerda que atravesaba de parte a parte la calle. Los llamaban «Les Velles de Serra”y estaban colgados hasta la tarde.
Hay quien cree que el serrar a la vieja tiene que ver con antiguas prácticas de magia pues a través de la destrucción o quema de un ser imaginario, se quería destruir también a los espíritus malévolos, en este caso, a los genios del invierno.
Con la llegada del Cristianismo, serrar a la vieja adquiere un nuevo significado: se convierte en un símbolo de la llegada de la mitad del tiempo de abstinencia y de las estrictas privaciones con la comida. Actualmente parte en dos la Cuaresma, señalando así que se ha llegado a la mitad.
Estos extraños muñecos elaborados de forma rudimentaria también se colocaban en las puertas y en los balcones de las casas, con el objetivo de gastar una broma, hacer crítica social, o sencillamente, para que jugasen los niños.
Este día, de buena mañana, se construyen unos muñecos satíricos, hechos con ropas viejas, que se colocan en los balcones y puertas, y que critican, mediante carteles alusivos, diferentes aspectos de la vida política local. Los muñecos participan en un concurso en el que se premia la originalidad y se mantienen hasta la tarde para que la gente pueda verlos. No se queman. Antiguamente, los niños apedreaban los muñecos que no eran retirados con el fin de destruirlos.
La tradición se perdió en el año 1940 y se volvió a recuperar en 1981. En la actualidad, se mantiene viva y cuenta con la participación de particulares y colegios de Elche.
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