El consumo de drogas, los comportamientos de riesgo asociados y los problemas de conducta entre los adolescentes y jóvenes son algunas de las mayores preocupaciones de las familias, educadores e instituciones.
La última encuesta ESTUDES de 2010 sobre el consumo de drogas entre estudiantes de 14 a 18 años revela que el 63% son consumidores habituales de alcohol, el 26% de tabaco, y el 17% de cannabis. La edad media de inicio del consumo es muy temprana, sobre los 13 años, pero se ha mantenido estable en los últimos años. Más preocupante aún es la prevalencia de borracheras y el consumo intensivo de alcohol (binge drinking), que para el 35% de los estudiantes encuestados son habituales. Esta tasa es incluso algo superior en las chicas.
Cuando hablamos de comportamientos de riesgo asociados al consumo de tóxicos, nos referimos a relaciones sexuales precoces y desprotegidas, a comportamientos de riesgo relacionados con la seguridad vial, a conductas vinculadas con la violencia, a comportamientos emocionales de riesgo, etc. Respecto a los problemas de conducta, entre los que incluimos los trastornos de conducta propiamente dichos, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Trastorno Negativista Desafiante y otros, son objeto de preocupación en las escuelas y de atención en todas las consultas infanto-juveniles.
La atención integral de estas problemáticas implica un abordaje biopsicosocial y educativo especializado, por parte de profesionales formados, tanto en el tratamiento de las drogodependencias como en salud mental, y el trabajo con adolescentes y jóvenes. El SAP, Servicio de Atención Psicosocial de la Fundación Salud y Comunidad, es un servicio ambulatorio especializado en el tratamiento de adicciones a tóxicos (alcohol, cocaína, cannabis, psicofármacos y otras drogas), adicciones comportamentales y otros trastornos mentales. Contamos con un equipo multidisciplinar de 15 profesionales, compuesto por psicólogos, psiquiatra, y educadores sociales. En el SAP venimos atendiendo cada vez más demandas de adolescentes y jóvenes, a raíz de la preocupación de los padres por conductas de riesgo y consumo de tóxicos. En el último año un 14% de los usuarios, más de 60 personas, tenían menos de 25 años.
Hasta ahora hemos atendido estos casos desde una intervención individual con el joven y su familia, pero la alta afluencia de demandas nos ha permitido crear un programa grupal específico para adolescentes y jóvenes que presenten consumo de tóxicos y conductas de riesgo, y sus familias. Nos encontramos con que estos jóvenes tienen una baja percepción del riesgo y de las consecuencias negativas del consumo. En general, todos los jóvenes que consumen creen que para que este consumo tenga consecuencias negativas tienen que pasar muchos años y se centran en el momento actual y en el poder reforzador inmediato de las drogas.
Es por ello que no están preparados para incorporarse a un programa que exija una abstinencia total de todo tipo de drogas y cambios radicales en su estilo de vida. El programa que hemos diseñado acompaña al joven en el proceso de maduración necesario para que se produzca un cambio en la percepción de la peligrosidad del consumo de tóxicos. Es un programa estructurado pero al mismo tiempo flexible, que tiene en cuenta que se alarga cada vez más el ciclo de la adolescencia y, por tanto, nos encontramos con un gran número de realidades, tanto en edades como características evolutivas y sociales.
En este sentido, el programa contempla una franja de edad amplia, desde los 14 hasta los 25 años, pues entendemos la intervención como un proceso que implica una serie de etapas por las que avanza el adolescente y que respetamos su ritmo en la toma de conciencia del problema. Es importante priorizar la vinculación del joven y que se sienta partícipe de su proceso, reconociendo dificultades, identificando puntos fuertes, estableciendo objetivos a alcanzar y asumiendo responsabilidades. A mayor implicación en el tratamiento, mayor probabilidad de éxito.
Los objetivos del programa son: reducir o eliminar el uso/abuso de sustancias; aumentar la percepción del riesgo y daños asociados; acompañar al adolescente o joven en su proceso de maduración, individualización y socialización; desarrollar un estilo de vida más saludable; orientar a los padres y mejorar la comunicación familiar.
El programa se compone, por un lado, de la atención e intervención con los jóvenes desde contextos individuales, con psicoterapia individual, asesoramiento psiquiátrico si fuera necesario, y, por otra parte, de acompañamientos terapéuticos en el propio domicilio del joven o en actividades programadas.
Asimismo, intervenimos con la terapia grupal, que nace de la necesidad de que los jóvenes puedan compartir con sus iguales la ambivalencia, las dificultades, las resistencias que presentan para dejar el consumo, a pesar de contar con la información necesaria de los riesgos y consecuencias del mismo. Se trata de lograr un espacio de reflexión donde vayan apareciendo nuevas pautas de comportamiento, nuevos valores, diferentes y más adaptativos, para la toma de conciencia de los problemas y el afrontamiento de los mismos. Los jóvenes encuentran en el grupo un espacio de comunicación de emociones, sentimientos y pensamientos, de establecimiento de límites y normas de funcionamiento y de búsqueda de soluciones comunes.
Contamos con dos grupos:
- Un primer grupo para jóvenes consumidores de sustancias al que hemos llamado “Hablemos de consumo”, espacio grupal en el que se favorece la reflexión crítica sobre el consumo de sustancias.
- Un segundo grupo llamado “Hablemos de cambios”, espacio grupal al que se incorporan los usuarios que se plantean la reducción o abandono del consumo y que ofrece el intercambio de experiencias para llevar a cabo los cambios necesarios y estrategias para conseguirlos.
Por otro lado, atendemos a las familias con sesiones psicoterapéuticas con los padres y sesiones de psicoterapia familiar con padres e hijos, entendiendo a la familia como sistema relacional fundamental en la intervención con el adolescente o joven. Las familias se incorporan paralelamente a los grupos psicoeducativos, un conjunto de seis sesiones estructuradas, con un contenido teórico que favorece la comprensión de la conducta del consumo de sustancias desde una perspectiva biopsicosocial, la adquisición de nuevas herramientas en la dinámica familiar para favorecer el cambio del joven y el intercambio de experiencias entre familias.
El compromiso del proyecto es ayudar a las familias a crear una nueva dinámica de relaciones familiares más sanas para todos sus miembros y acompañar a los jóvenes en su proceso de capacitación para afrontar con más recursos su vida como adultos.
Laura Sangüesa, Directora del SAP