La familia sigue siendo un referente fundamental del ser humano que adquiere mayor importancia en la vejez. Las personas mayores tiene un sentimiento de pertenencia: son y siguen siendo miembros de una familia determinada, por lo que cuando ingresan en un centro residencial, lo hacen con su particular historia personal y su familia.

gam-fsycEn este sentido, los familiares deben de ser entendidos como una parte fundamental de la atención a las personas mayores, pues son los testigos vivos de lo que ellos eran antes de llegar a nuestros centros, y continúan siendo una de sus principales fuentes de apoyo.

Así, convencidos del papel trascendental e imprescindible que desempeña la familia en la vida de nuestros mayores, se constituyen los Grupos de Ayuda Mutua (GAMS) que, entre otras funciones, proporcionan apoyo emocional entre sus miembros.

Cuidar significa proteger, asistir a alguien que lo necesita y ofrecerle nuestra dedicación. Son justamente estas expresiones el nexo común que reúne a un grupo de familiares de usuarios/as de la Residencia y Centro de Día “Concordia” de Gavà, gestionada por FSC en UTE con el Grupo Lagunduz.

El grupo está funcionando desde el pasado mes de enero y, desde entonces, los familiares que así lo desean, asisten quincenalmente a estas sesiones. El grupo se constituyó con el fin de ofrecer un apoyo a los familiares mediante la creación de un espacio seguro donde éstos pudieran expresarse, un lugar para sentirse comprendido, escuchado y, lo más importante, un espacio donde poder sentirse reconocido.

En este marco grupal se abordan momentos de gran importancia en el proceso de adaptación por parte de los familiares al centro, como pueden ser el ingreso-adaptación y participación-integración. Como señalan desde la Residencia y Centro de Día “Concordia” de Gavà, “se trata de grupos de apoyo para cuidar al que aún cuida”.

El objetivo final del grupo es la configuración de un acompañamiento mutuo que se dirija a disolver todas aquellas emociones que quedaron activas y abiertas, que dificultan el acceso a un estado emocional que permita a sus miembros afrontar mejor esta nueva realidad. En este sentido, se trabaja en el contexto grupal para lograr una mayor comprensión y aceptación de esta nueva situación por parte de los familiares.

“Porque entre el cuidar, el asistir, el dedicarse y el proteger a una persona mayor, ya sea nuestro padre, nuestra hermana o nuestro marido, se dan muchas decisiones y dudas que conllevan en determinados casos una gran carga emocional: desde el miedo ante el ingreso inminente en una residencia, pasando por la tristeza ante la pérdida, desde  la rabia al percibir injusta la situación, hasta el asombro al ver que somos más fuertes de lo que se piensa”, según describe Georgina Caballé Ardid, psicóloga del centro.

Los familiares que asisten al grupo intercambian experiencias, conocimientos e inquietudes diferentes pues sus situaciones de cuidado son siempre diversas. Sin embargo, algo les une, un deseo común: aceptar y comprender.

La familia debe al mayor, no solo agradecimiento en la mayor parte de los casos, sino afecto, saber escucharlo, favorecer las relaciones intergeneracionales, y seguir ofreciéndole seguridad. De ahí la importancia de estos Grupos de Ayuda Mutua (GAMS).