Conforme van pasando los años, observamos que las características de los usuarios y usuarias que recibimos en las comunidades terapéuticas de la Fundación Salud y Comunidad van variando. La Comunidad Terapéutica “Riera Major” es un servicio de asistencia profesional cuyo objetivo principal es la deshabituación, tratamiento y reinserción de personas con dependencia del alcohol, cocaína y de otras sustancias (cannabis, drogas de síntesis…) mediante un tratamiento residencial intensivo de tres meses y medio, con un posterior seguimiento ambulatorio en un contexto urbano de tres meses más.

RieraMajor14Durante años, los tratamientos de adicciones fueron rígidos y partían del punto de vista de los y las profesionales, que pensaban y decidían cuáles eran las necesidades de las personas adictas que llegaban a los servicios. El acento no se ponía en ver qué es lo que necesitaban; parecía que los recursos estaban dirigidos únicamente a quienes se adaptaban y encajaban en la estructura de programa marcada.

Afortunadamente, desde hace tiempo, esto ha ido cambiando considerablemente. Los recursos se han adaptado, unos más que otros; los tratamientos, aunque grupales, están mucho más individualizados. La rigidez y la inmovilidad de los enfoques profesionales y de los recursos han ido también modificándose.

De esta manera, profesionales dispuestos a adaptarse y usuarios y usuarias con unas necesidades diferentes, han generado muchos cambios en los programas. Entre los cambios más significativos en la población destacamos:

Por un lado, el aumento de jóvenes, entre 28 y 35 años, con comportamientos poco o muy poco adaptados a la sociedad, con conductas agresivas y desafiantes, a menudo llegando a la violencia hacia los familiares y hacia la sociedad en general, que consumen drogas por la propia marginalidad a la que les lleva su manera de actuar. Por otra parte, se trata de personas que han desarrollado una adicción, pero que presentan un trasfondo de problemas aún mayor, y que inician los tratamientos por las fuertes presiones familiares que reciben, y por tanto, muy poco motivadas y con nula conciencia de problemática.

Por otro lado, el aumento de la patología mental que las personas usuarias y su entorno sufren de forma cotidiana, patologías que en algunos casos son generadas por los consumos de diferentes sustancias, y en otros han sido previas, y en las que el consumo ha sido en sí mismo un intento de solución de los síntomas o de reducción del malestar que ello conllevaba.

Desde el centro, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a través de la subvención del IRPF para fines sociales, nos planteamos empezar el tratamiento por cuestiones mucho más básicas:

  • Permanecer sentado/a en una dinámica grupal durante dos horas, lo cual parece un logro insuperable al principio.
  • Necesidad de más tiempo dedicado al ejercicio físico para poder descargar energía.
  • Estar más de una hora sin encender un cigarrillo o esperar un tiempo después de acabar la actividad física para hacerlo.
  • Mantener la atención haciendo un trabajo mental, analítico, de deducción, reflexivo o más introspectivo.
  • Cuidado e higiene personal y de sus propias pertenencias, que se extiende además a los espacios comunitarios.
  • Ver cómo les afecta la toma de medicación de la que no pueden prescindir.

Ante esta situación, ha habido que hacer bastantes reajustes:

  • Los horarios de las actividades grupales se han reducido. Las actividades y los grupos se hacen de una hora máxima de duración. En algún caso, se ha adelantado la actividad facilitando así a las personas más tiempo de descanso.
  • También los contenidos grupales se han modificado, haciendo hincapié en las cuestiones más básicas y haciéndolas más dinámicas y amenas: grupos como el de Cooperación, el Taller de Cuentos, la Estimulación cognitiva, o las manualidades facilitan que el aprendizaje se lleve a cabo de forma más distendida.
  • Las actividades deportivas se han adaptado a las individualidades, pudiendo hacer cada persona el ejercicio que desee (gimnasio, caminar, correr, estiramientos, yoga…).
  • La atención individualizada ha ido aumentando de forma exponencial, ofreciendo mucho más tiempo de atención personalizada que les permita ir avanzando.
  • Tiempo dedicado a los trabajos personales que permita, en colaboración con los educadores, aclarar dudas o plantear otros puntos de vista que facilite poder avanzar en sus reflexiones.
  • Ampliar los espacios de tiempo libre, y especialmente en fines de semana, lo cual conlleva un trabajo en dos direcciones: una, ser más conscientes de las emociones que se generan ante el tiempo libre y otra, reducir el nivel de estrés que supone estar en una comunidad terapéutica.

Muchas otras cuestiones se han mantenido: aprender a prevenir las recaídas, manejarse mejor en las relaciones sociales, poder analizar anteriores recaídas para obtener conclusiones, valorar personalmente aquellos cambios que cada cual va haciendo; revisar las propias vivencias anteriores para aumentar el conocimiento de uno/a mismo/a, ver cuáles son las disfunciones familiares y poderlas modificar… Todos estos aspectos siguen siendo claves y absolutamente imprescindibles en el proceso de recuperación cuando el usuario o la usuaria han decidido dejar de consumir.