«Sonríe, motívate, diviértete, aprende y, sobre todo, disfruta». Éste es el lema que preside la recientemente inaugurada sala de psicoestimulación sensorial-cognitiva de la Residencia y Centro de Día para personas dependientes de la Tercera Edad El Catí, de Elda (Alicante), un recurso de titularidad pública de la Conselleria de Bienestar Social y Justicia de la Generalitat Valenciana.
La sala está integrada por dos módulos de estimulación táctil, una cabina olfativa, dos unidades de estimulación global, y un espacio destinado a la orientación de la realidad grupal. La utilización de pantallas táctiles, así como consolas tipo Nintendo, Wii, sistemas de proyección con conexión wifi y un sistema domótico que prepara los diferentes ambientes de trabajo pone a las nuevas tecnologías al servicio de la estimulación cognitiva, anticipándose a los nuevos métodos de trabajo.
Los usuarios son mayores dependientes que tienen un deterioro cognitivo y funcional leve-moderado, en los que es posible retrasar la pérdida de funcionalidad o, incluso, recuperar ciertas capacidades; también se entrenan los sentidos, especialmente el visual, el táctil y el olfativo. «La finalidad de este programa es mejorar las capacidades físicas y cognitivas-conductuales de los usuarios, a través de un abordaje multidisciplinar y valiéndonos de las últimas técnicas en psicoestimulación avaladas científicamente», afirma Ismael José Estevan González, subdirector del Área de Atención a la Dependencia de la Fundación Salud y Comunidad.
La luz preside esta nueva sala y, sin duda, este es uno de sus rasgos distintivos, una luz suave pero directa y adaptada a cada ejercicio y con reguladores de intensidad que permiten la adaptación progresiva de los ancianos a los cambios de luz.
Otra peculiaridad es que «resulta de fácil accesibilidad, con espacios diáfanos y módulos integrados en las paredes, dejando un espacio central para las terapias grupales de orientación de la realidad. Por su parte, el sistema modular facilita el trabajo grupal e individual, lo que hace posible trabajar varios sentidos sin necesidad de desplazar al anciano. »
Pero, sin duda, «la principal novedad de esta sala es que ha logrado integrar las nuevas tecnologías en beneficio del usuario, ofreciendo la posibilidad de crear sesiones de estimulación utilizando Internet, videojuegos, videoconferencias, proyecciones o imágenes seleccionadas», indica Ismael J. Estevan. De hecho, apostilla, «a la hora de diseñar la sala, se han tenido en cuenta todos los posibles déficits cognitivos, sensoriales y de movilidad de nuestros ancianos, ajustando la tecnología a sus situaciones particulares».
Esta sala de psicoestimulación sensorial-cognitiva está compuesta por cuatro módulos: táctil, olfativo, de estimulación global y de orientación a la realidad.
El módulo de estimulación táctil posee un diseño ergonómico específico para mejorar habilidades táctiles en las extremidades superiores (con diferentes paneles que permiten tocar y manejar instrumentos de uso común) e inferiores (con rodillos de diferentes formas y densidades).
Para la estimulación olfativa se ha habilitado una cabina cerrada desde la que se emiten y eliminan aromas con una frecuencia periódica. También se realiza una sesión olfativa específica para estimular el apetito y otra para ayudar a los mayores a reconocer ciertos olores que pueden indicar peligro, como humo, gas, comida en mal estado…
El módulo de estimulación global está diseñado para la implementación de habilidades cognitivas, auditivas y visuales a través de ordenadores. Gracias a auriculares integrados, se evita la pérdida de atención, mientras que la pantalla táctil asegura una mayor facilidad de uso. Estos módulos ofrecen también la posibilidad de incorporar Internet y una webcam para que la persona mayor pueda ponerse en contacto con sus seres queridos. Según destaca la trabajadora social María Salud Monzó, el software que utiliza este módulo está dotado de más de 14.000 ejercicios, permitiendo series personalizadas y adaptadas al nivel cognitivo. El programa trabaja de forma activa la memoria, el cálculo, la orientación, el lenguaje, el reconocimiento y las funciones ejecutivas. Una sugerente posibilidad es que el sistema informático instalado permite, como explica esta experta, «la evaluación personal y continuada de cada usuario, de forma que podemos evaluar sus aciertos y errores y, por lo tanto, cuantificar su evolución a lo largo del tiempo.»
Respecto al módulo de orientación a la realidad, aclara Ismael J. Estevan, presenta información que trata de promover, de forma individual y grupal, una mayor comprensión de aquello que rodea al anciano, facilitando su orientación (tiempo, espacio, persona). Así, mediante un proyector con acceso a Internet, el terapeuta puede crear sesiones en base a imágenes de actualidad y/o próximas a los usuarios.
A pesar de las reticencias iniciales, los resultados que se han obtenido por el momento con este proyecto son muy positivos. «Nuestros usuarios han aceptado muy bien el planteamiento y los recursos que se emplean en esta sala», indica Ismael J. Estevan. Y es que, subraya, «a diferencia de la creencia generalizada, el anciano no es tonto, tan sólo es mayor; por eso, con un mínimo aprendizaje y los recursos técnicos adecuados es capaz de hacer muchas más cosas de las que creemos. En definitiva, son como niños: con gran capacidad para aprender, para explorar y para entusiasmarse».
Fuente: Paco Romero (Siete Días Médicos)
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