El Hogar y Centro de Día “San José” de Zaragoza, servicio perteneciente al Instituto Aragonés de Servicios Sociales, gestionado por FSC y Valoriza Servicios a la Dependencia, realizó el pasado mes de marzo una actividad muy novedosa, basada en un programa de aplicación práctica de inteligencia emocional.
Se trata de un proyecto concebido por tres hermanas: Lluvia, estudiante de Psicología y técnica en Educación Infantil; Marta, enfermera y coach, e Irene, trabajadora de la Unión Europea e ilustradora. El programa tiene como objetivo activar el desarrollo de la inteligencia emocional en niños/as y mayores, a través de un libro-taller que ellas mismas han escrito, ilustrado y publicado en modo cuatrilingüe. Su título, “Alicia y la libreta de las emociones”. El argumento se basa en una niña que, por no expresar sus emociones, acaba hinchándose de aire y, por tanto, flotando en las nubes.
La idea de realizar la actividad surgió a raíz de una entrevista que Marta Bustos, realizó en su blog, “El rincón del Cuidador”, al equipo técnico del Hogar y Centro de Día “San José”. La entrada abordó el Curso para Cuidadores, que se imparte en este servicio anualmente, y derivó en una segunda que tituló “Un Hogar y un Centro de Día muy dinámicos”.
Fue en esa entrevista cuando la directora del centro, Carlota Menéndez, le propuso realizar este programa que las hermanas Bustos habían creado con los niños/as del colegio público Calixto Ariño y un grupo de socios del hogar.
La primera sesión se realizó en un aula del colegio, en la que Lluvia, a través de un cuentacuentos, situó al niño/a y al mayor en un entorno físico que simboliza la nube y que le permite, como a la niña del cuento “Alicia y la libreta de las emociones”, reconocer y expresar sus emociones. En esta primera sesión, se trabajaron dos de las emociones básicas cálidas (alegría y rabia) desde un punto de vista kinestésico (referido a la necesidad de tocarlo todo, percibir a través del tacto) y cognitivo: ¿Qué cuerpo me deja la alegría y la rabia? ¿Qué puedo hacer con estas emociones, cómo las puedo gestionar?
Antes de hacer la actividad, se hizo un test para ver qué entendían tanto niños/as como mayores por emociones; hay emociones positivas y negativas, buenas y malas…
Con esta primera sesión, se pretendía trabajar la inteligencia intrapersonal, definida por la capacidad para formarse un modelo ajustado, verídico de uno mismo y ser capaz de usarlo para desenvolverse en la vida. También, ayudar a los participantes de las sesiones a auto-observarse cuando interaccionan con su mundo emocional, y que compartieran esta experiencia con los demás.
Se comprobó que no se enfadan de igual manera niños/as y mayores, aunque a veces lo hacen por las mismas cosas. Los mayores presentaron las herramientas de inteligencia emocional que han aprendido a utilizar por el hecho de tener más experiencias vitales.
En esta sesión, todos ellos lanzaron por la ventana aviones de papel en los que habían pintado su rabia, despidiéndose así de ella, y acabaron bailando y saltando entre lazos de colores celebrando su alegría.
La segunda sesión la realizaron en el salón de actos del hogar, y se trabajaron dos emociones básicas frías (miedo y tristeza) manteniendo siempre la doble vertiente, cognitiva-corporal de las emociones. Se realizaron dos dinámicas: “El camino de la tristeza” para aprender a gestionar la tristeza, en el que niños/as y mayores hicieron de su tristeza un sendero por el que andar juntos. Y “La voz que minimiza el miedo”, para aprender a gestionar el miedo.
También se trabajó la sorpresa como última emoción, como precursora del miedo o de la alegría, entendiendo que es una emoción que se puede trabajar con facilidad.
La sesión finalizó con la realización de un test final por parte de cada participante para que pudiera darse cuenta de lo que había aprendido en las dos sesiones.
Estas sesiones contaron con la presencia y colaboración de Pablo Antonio Barredo, cuidador de su madre enferma de Alzheimer que en 2009 creó un blog, “Diario de un cuidador”, para compartir sus experiencias y conocimientos como cuidador no profesional, que participará este año en el Curso para Cuidadores del Hogar “San José” con una intervención en una de las sesiones.
En resumen, esta experiencia fue, además de “emocionalmente inteligente”, muy gratificante.
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