La relación entre la violencia de género y las adicciones en las mujeres es un tema que ha ido emergiendo en las últimas décadas. Las mujeres que sufren violencia de género a menudo recurren a conductas adictivas, como una estrategia para sobrellevar el dolor, el miedo y la angustia emocional, derivados de esa situación. Sin embargo, las intervenciones para tratar estas adicciones deben comprender y abordar tanto el sufrimiento físico como el emocional, al mismo tiempo que son conscientes de las estructuras de opresión que subyacen en la experiencia de las mujeres.
A partir del testimonio de A, este artículo pretende ser una muestra del proceso de recuperación de las mujeres supervivientes de violencias con un problema de adicción en el Espai Ariadna, servicio de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona, que se distingue por su enfoque integrador y que presta atención a las mujeres solas o con sus hijos e hijas que requieren de un lugar, en el que se aborde la situación de violencia machista y adicciones en un entorno seguro. Además, se busca ilustrar cómo este enfoque fortalece la autonomía de las mujeres en recuperación.
Según explica A respecto a su evolución, “tras revisar mis Programas de Trabajo Individual (PTI) de primera y segunda fase y autoevaluarme, veo cumplidos mis objetivos marcados, además de haber mantenido los primeros. Llevo 7 meses abstinente y veo la vida de diferente manera. Ahora soy una mejor versión de mí, serena, capaz, con menos culpa, menos miedo y me veo y miro desde la compasión y la gratitud. Me escucho, me siento y me cuido, dándome tiempos de placer y ocio. Me siento satisfecha, feliz y orgullosa y agradezco mis momentos de estar conmigo misma. Estoy sacando mi esencia como ser, persona y mujer. Celebro cada uno de mis cambios, logros y capacidades. Los reconozco y los recompenso. Reflexionando, llego a la conclusión de sentirme y estar preparada para pasar a la tercera fase y fijar nuevos objetivos que ya tengo presentes. Sé que tengo que seguir trabajando, no olvidar lo que me trajo aquí, lo que hago aquí, y lo que quiero. Espero que, igual que yo lo hago, se valoren mis cambios y avances, se me reconozcan y se valore mi pase a autonomía. Gracias por escuchar mi petición».
Este testimonio no solo refleja la evolución de la mujer en términos de abstinencia, sino también una transformación interna que es el núcleo del proceso de recuperación. En este sentido, describe cómo, a lo largo de su tratamiento, está superando sentimientos de culpa, miedo y desesperanza. A través del proceso terapéutico en el Espai Ariadna, ha logrado reconocerse a sí misma con compasión y gratitud, lo que resalta la importancia de un enfoque que no solo se centra en la eliminación de la adicción, sino en la reconstrucción del yo.
Desde una perspectiva feminista, se entiende que las adicciones no surgen únicamente por factores individuales, sino que son la consecuencia de una serie de dinámicas sociales y personales. La violencia de género y la opresión estructural juegan un papel central en el desarrollo de conductas adictivas entre las mujeres. La experiencia de abuso y violencia genera, entre otros, un estado emocional de desesperanza, ansiedad y dolor, condiciones que muchas veces se intentan mitigar, a través del consumo de sustancias.
Su visión refleja esta realidad, donde la adicción aparece como una forma de evadir el dolor derivado de las violencias sufridas. A través del enfoque psicológico feminista, se tiene en cuenta tanto el sufrimiento emocional como las dinámicas de poder y es posible comenzar a desmantelar estas conductas adictivas para reconstruir la identidad de la mujer.
El enfoque terapéutico del Espai Ariadna es integral, lo que significa que se trabaja tanto en el tratamiento de las adicciones como en el acompañamiento emocional necesario para superar el trauma de la violencia sufrida. La Psicología Feminista se encuentra en el núcleo de este enfoque, al comprender que las mujeres no son solo receptores pasivos de los tratamientos, sino agentes activos en su proceso de recuperación. El tratamiento, por tanto, no se limita a la desintoxicación, sino que busca una transformación personal profunda, que permita a las mujeres recuperar su autonomía, autoestima y confianza en sí mismas.
Los programas de trabajo individual (PTI), que en su testimonio señala A, son herramientas fundamentales para medir el progreso personal, emocional y psicológico. La autoevaluación permite a las mujeres observar sus avances y reflexionar sobre sus emociones y comportamientos, lo que favorece un proceso de conciencia y transformación. Además, la terapia de grupo se presenta como un espacio de seguridad y confianza donde las mujeres pueden compartir sus experiencias y recibir el apoyo mutuo necesario para seguir adelante.
El proceso de recuperación en el Espai Ariadna va más allá de la abstinencia; se centra en el reconocimiento de sus logros. Este proceso es fundamental, ya que muchas mujeres que han sufrido violencia de género y adicciones han sido despojadas de su voz, su autonomía y su poder personal. En este sentido, uno de los elementos del enfoque del servicio es el trabajo de autoafirmación y la celebración de cada paso en el proceso de sanación.
El testimonio de A refleja claramente cómo la autoafirmación y la gratitud son componentes esenciales de su proceso de recuperación. Al aprender a reconocer sus logros y capacidades, la mujer puede empezar a verse a sí misma, no solo como una víctima de la violencia y la adicción, sino como una persona capaz de transformar su vida. Este tipo de reconocimiento es crucial para que pueda avanzar hacia la autonomía, un paso vital en su recuperación.
En este sentido, la Psicología Feminista proporciona una comprensión de las adicciones que va más allá de los enfoques médicos tradicionales, que suelen centrarse en la patología individual. En lugar de tratar a la mujer como un objeto de intervención, reconoce que es un sujeto activo en su proceso de sanación. Esta perspectiva es clave para abordar las causas subyacentes de la adicción, tales como el trauma emocional y la violencia, al mismo tiempo que promueve un proceso de recuperación que sea verdaderamente integral.
Desde esta perspectiva, el Espai Ariadna ofrece un espacio de intervención que no solo trata la adicción, sino que también se enfoca en la reparación del daño psicológico y emocional causado por la violencia. En este sentido, la Psicología Feminista contribuye a que las mujeres puedan tomar control de sus vidas y reconocer las estructuras de poder que las han oprimido.
Este testimonio es un reflejo claro de cómo el tratamiento en este servicio de la Fundación Salud y Comunidad va más allá de la desintoxicación, abriendo el camino a una recuperación profunda que permite a las mujeres recobrar su voz, su autonomía y su dignidad.
A llegó al recurso a finales de mayo de 2024 con una situación de violencia y consumo activos y con la intención de lograr la abstinencia y poder recuperarse de las violencias vividas. Durante su estancia en el mismo, ha podido identificar que las violencias vividas han estado presentes desde la infancia y esto ha tenido unas secuelas que ha enfrentado a lo largo de su proceso vital. Su buena disposición y motivación al cambio la han llevado a que se encuentre a punto de terminar su proceso en el mes de mayo.