Recientemente, se ha celebrado la IV Jornada de Xarxa Salut. En el contexto de este encuentro, desarrollado de forma telemática, han tenido lugar diferentes tertulias y ponencias de expertos/as en salud pública y se ha hecho especial hincapié en el papel desempeñado por los ayuntamientos durante la pandemia, con el fin de desarrollar acciones futuras de promoción de la salud.
El concejal de Sanidad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Altea, José Luis León, ha participado en este encuentro, impartiendo la ponencia “Apoyo para mejorar el bienestar emocional durante la pandemia”. El edil ha señalado que “la pandemia, ha puesto en primera línea los municipios, como administración más cercana a la ciudadanía. En Altea, durante este último año, se han puesto en marcha nuevas acciones, que han contribuido a reducir significativamente el impacto entre nuestros vecinos y vecinas, y especialmente entre los grupos más vulnerables”.
El responsable municipal ha hecho especial hincapié “en el nexo que ha supuesto el Departamento de Servicios Sociales con las ONGs locales y otras entidades”. Es el caso del Centro Especializado de Atención a Mayores (CEAM) de Altea, de titularidad municipal, gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) y el Grupo Lagunduz, al que ha hecho alusión, por la labor realizada durante la pandemia, haciendo uso de manera efectiva de las nuevas tecnologías y poniéndolas al servicio de la ciudadanía.
“Gracias a ellas, se podía contactar con todas las personas que necesitaran apoyo. También, los usuarios podían seguir con su rehabilitación desde casa, a través de vídeos en el enlace https://www.fsyc.org/ceam-altea/, o simplemente, ocupar su tiempo de ocio con diferentes alternativas. El CEAM también ayudó con la gestión del albergue temporal para personas sin techo”, ha destacado José Luis León.
Marga Planells, responsable de Administración del Centro Especializado de Atención a Mayores (CEAM) de Altea, nos ha explicado cómo se fue adaptando el servicio durante los primeros meses de pandemia, con el estado de alarma. “Durante este tiempo, no dejamos de estar comunicados con los usuarios/as. Les estuvimos llamando por teléfono para saber cómo iba evolucionando el dolor o patología de cada uno de ellos, y para conocer de primera mano cómo estaban afrontando esta situación, calmar sus miedos y, sobre todo, para saber si estaban solos por no disponer de familiares o personas cercanas a ellos/as, y en tal caso, atender cualquier tipo de asistencia que necesitaran (compras de alimentos, fármacos, llamadas a médicos/as …)
Por otra parte, “como fisioterapeutas, con nuestras llamadas, no solo íbamos conociendo la evolución de cada una de sus dolencias, sino que decidimos ofrecerles unas pautas a seguir: desde indicaciones de ejercicios, hábitos posturales, uso de frío/calor… Y así paliar – en la medida de lo posible – sus patologías”.
Además de estas pautas e indicaciones de ejercicios personalizados, señala Marga Planells, “decidimos realizar una serie de vídeos (enviados vía WhatsApp) como rutina diaria de gimnasia y hacerles pasar, con ello, un confinamiento lo más activo posible. Dividimos los vídeos en zonas del cuerpo: vídeos para fortalecer/estirar/mover las articulaciones del cuello; vídeos de gimnasia de miembros superiores: fortalecer y estirar brazos; vídeos de gimnasia de miembros inferiores: fortalecer y estirar piernas; vídeos para mejorar la circulación de las piernas y vídeos de ejercicios de dedos de la mano y muñeca. A través de los mismos, pretendíamos también estabilizar la evolución de sus patologías crónicas”, matiza la responsable de Administración del Centro Especializado de Atención a Mayores (CEAM) de Altea.
Como dato curioso, recogiendo las palabras del concejal José Luis León, y experiencia que también detallábamos en una noticia anterior, el centro de atención a personas mayores se habilitó como albergue para acoger a personas sin hogar, mientras duró el confinamiento, con un aforo de 10 personas.
Una experiencia inesperada, debido a las circunstancias de la pandemia, que aportó un gran aprendizaje y bagaje a los/as profesionales del servicio, que han querido compartir su vivencia con nosotros/as, a propósito de esta noticia.
– Coordinación:
“Fue un momento muy especial, con situaciones delicadas, con los sentimientos a flor de piel por varios motivos: por un lado, debido al sector de atención (no era el que trabajábamos, y además transeúntes) y, por otro lado, por parte de los compañeros/as, ante una situación nueva”.
“Todos aprendimos, unos de otros, y crecimos personalmente, comprendimos que somos privilegiados, que todos podríamos llegar, con las vueltas que da la vida, a estos extremos”.
“Finalmente trabajamos, no solo como albergue de transeúntes de paso, sino que atendimos las necesidades personales de cada caso. Reubicamos a uno de ellos en una residencia de la tercera edad. Los sacamos de la calle y se consiguió dotar de tranquilidad a su futuro. Esto fue muy gratificante”.
“Además, pensamos en organizar tareas para que pudieran ocupar su tiempo y estimularles: pintaron la sala en la que estaban y aumentaron su autoestima con ello”.
– Recepcionista:
“Reconozco que, al principio, cuando nos informaron de que teníamos que hacernos cargo del alberge, dada la situación que estábamos atravesando por la pandemia, no me gustó. Al contrario, me pareció una tarea en la que no estaba preparada, ni profesional ni mentalmente”.
“Me preocupaba mucho la idea de salir de casa y encargarme de personas que venían de la calle, si bien para mí fue una experiencia muy gratificante, a nivel personal y de la que me llevo muy buenos recuerdos”.
– Limpieza:
“Fue una experiencia positiva trabajar con personas sin recursos y a la vez, satisfactoria, ya que te hace crecer como persona y valorar lo que tienes, cuando ves los problemas de los demás”.
– Fisioterapeuta 1:
“Me adapté fácilmente a las circunstancias, no soy miedosa, y lo acepté con agrado. Otra cosa es que al principio el ambiente fue fácil y acabó regular, con ciertas tensiones, porque a los usuarios/as se les hizo largo. Hubo que poner límites para que no sobrepasaran la confianza que por empatía les ofrecí, en mi caso, al principio”.
– Fisioterapeuta 2:
“Mi experiencia durante la pandemia en el albergue fue todo un desafío hacia mí misma, teniendo en cuenta el miedo que suponía el peligro de contagio al virus. Este trabajo, planteado como desafío y reto importante hacia mi persona, pudo conducirme al crecimiento personal”.
– Trabajadora social:
“El equipo del CEAM demostró una gran responsabilidad frente a la labor de atender un servicio de albergue, un recurso muy diferente al que tenemos normalmente en este centro de atención a personas mayores”.
“Los nervios del inicio, dieron paso a la normalidad, al conocer a las personas usuarias, las historias que habían vivido para llegar a esa situación sin techo. Y echarles una mano, para, por ejemplo, reescribir un currículum o gestionar sus citas médicas. Esta experiencia hizo que recordara, que aún con virus en el mundo, soy muy afortunada”.
– Mantenimiento:
“La experiencia del albergue fue grata, distinta a todo lo vivido por mí, tanto en lo personal como en lo laboral. Hasta ahora ningún trabajo o labor realizada, me ha supuesto tanta satisfacción. No me importaría repetirlo cuando fuera necesario”.
Con estas palabras de satisfacción por el trabajo bien hecho, nos quedamos. Unas vivencias que recogen muy bien el aprendizaje y enriquecimiento personal y profesional que supuso esta experiencia durante la pandemia.
1 Comments
Comments are closed.
Esperemos que los nuevos brotes que se están produciendo no nos lleven, de nuevo, a tener que adaptar la actividad cotidiana del ECAM y se pueda, tras el verando, volver a la dinámica habitual del servicio.