El encuentro, organizado por la Facultad de Ciencias Sociales, el Área de Bienestar y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Valencia y numerosas entidades sociales, como es el caso de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), se celebró de manera presencial y telemática los pasados días 26 y 27 de octubre. El congreso ha tenido lugar un año después de la realización del primer recuento de personas sin hogar en la ciudad de Valencia. A lo largo de encuentro, se compartieron las conclusiones obtenidas del análisis de los datos obtenidos en el recuento.

Fotos: Universidad de Valencia

La inauguración fue presidida por la Rectora de la Universidad de Valencia, M.ª Vicenta Mestre; el decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Albert Moncusí, y el director del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Valencia, Fran Ródenas.

Tras la inauguración, se dio paso a la primera ponencia, moderada por Isabel Real, trabajadora social de Fundación Salud y Comunidad, que participó en la organización del congreso desde la Comisión Moderadora. En esta mesa, intervinieron Elena Matamala (Doctora en Trabajo Social y coordinadora de Centro Nocturno de Baja Exigencia “Sueña”) y Diego Pascual López (Doctor en Sociología y coordinador estatal de Área de vivienda y exclusión residencial de la Fundación Cepaim), los cuales realizaron una aproximación al fenómeno del sinhogarismo, a través de la conceptualización y contextualización de esta problemática social.

Durante este espacio, se visionaron diversos vídeos testimoniales de personas sin hogar, narrando sus vivencias, realizados por entidades que trabajan con este colectivo, entre ellas FSC, aportando la necesidad de la intervención con personas en situación sin hogar en consumo activo, desde un enfoque de reducción del daño.

Tras ello, se presentaron los resultados del censo de personas sin hogar que se realizó en octubre de 2019, con la participación de FSC, tanto en la preparación del censo como en el recuento nocturno realizado. Según los datos ofrecidos, esa noche, se recontaron 831 personas en situación sin techo en la ciudad de Valencia, según categoría 1 y 2 de la Clasificación ETHOS, de las cuales 570 eran personas que en esos momentos pernoctaban en la calle, y 261 en centros. De ellas, el 60% eran hombres, y el 40% mujeres, con una edad media de 43 años de edad.

Seguidamente, hubo otro visionado de vídeos, realizados por las diferentes entidades participantes en el encuentro. La Fundación Salud y Comunidad aportó un vídeo en el que nuestra compañera Isabel Salinas, monitora en el Centro de Intervención de Baja Exigencia (CIBE) de Valencia, gestionado y dirigido por FSC, explicaba en qué consiste el trabajo realizado en este servicio, y cómo el COVID-19 ha afectado al funcionamiento del mismo, así como los retos a los que se enfrenta el centro en estos momentos.

Por otra parte, FSC también participó en las actividades dirigidas a profesionales del sector durante el segundo día de encuentro, concretamente en el “Taller sobre emergencia social y gestión del Covid-19 en sinhogarismo”, presentado y moderado por Inma Soriano, trabajadora social y Jefa de la Sección de Atención Social a la Exclusión del Ayuntamiento de Valencia, que se refirió a las medidas tomadas frente al COVID-19, mencionando el albergue de confinamiento que habilitó FSC.

Ese albergue ofreció 15 plazas a personas sin hogar y consumidoras activas, además de atención diaria sanitaria, psicológica y social. El servicio se destinó tanto a las personas confinadas en el CIBE de Valencia, como a las 50 personas que acudían diariamente a recoger comida para llevar, siempre con las medidas de protección necesarias.

Esta estancia proporcionó cierta estabilidad, dentro de las circunstancias de confinamiento, y las condiciones adecuadas para que estas personas pudieran acceder a otros recursos como albergues, comunidades terapéuticas, etc., acordes a su situación y necesidades.

Tanto la universidad, como la administración y entidades sociales participantes han trabajado conjuntamente para poder realizar este congreso, fructífero y enriquecedor, que nos acerca a la realidad del sinhogarismo para detectar necesidades y compartir objetivos comunes. Realidad en la que confluyen múltiples y complejos factores, y cuyo abordaje ha de ser integral.