El primer contacto de David C. con la Fundación Salud y Comunidad (FSC) se remonta a mayo de 2017, cuando fue derivado por su centro de atención y seguimiento de las drogodependencias (CAS) de referencia para poder ingresar en una de las comunidades terapéuticas gestionadas y dirigidas por FSC. En aquel momento, se decidió conjuntamente, y de forma voluntaria por su parte, el ingreso en la comunidad terapéutica “Can Coll”. Estuvo en este servicio durante 8 meses y medio. Posteriormente, 13 meses en el Piso Terapéutico “Cosmos”, y ha sido usuario del Servicio de Acompañamiento en la Vida Autónoma (SAVA) durante 2 años. En la actualidad, es usuario del Servicio de Atención Psicosocial (SAP) en Barcelona, realizando tratamiento con un psicólogo, profesional de este servicio, al tiempo que forma parte del grupo de usuarios veteranos de FSC.
– ¿Cómo ha sido tu experiencia en general con los recursos para la atención de las adicciones de FSC?
Ha sido y está siendo muy buena.
– ¿Qué destacarías de tu paso por estos servicios?, ¿qué has aprendido en cada uno de ellos?
En la Comunidad Terapéutica “Can Coll” aprendí qué es la adicción y en el Piso Terapéutico “Cosmos”, a hacer mi vida solo, aunque controlado por los educadores/as. De modo que salí de estos servicios con más experiencia. En el grupo de veteranos del SAP, aprendí mucho de mis compañeros.
– ¿Qué ha sido lo más importante que te ha pasado en estos años en tu proceso de deshabituación de la adicción?
En la comunidad terapéutica y en el piso terapéutico, a aguantar todos los límites e indicaciones de los/las educadoras, ya que son muchas y duras. Al principio, fue difícil, pero conforme iba avanzando, cambié de hábitos e hice las cosas bien, me sentía recompensado y me daba ánimos para continuar.Tampoco me habría imaginado nunca que podría aguantar la convivencia con tantas personas. En la comunidad terapéutica convivía con unas 33, y cada cual tenía su carácter y con hábitos diversos…
Y en la actualidad, el hecho de poder vivir yo solo tranquilamente en un piso, encontrar a una compañera que entiende mi adicción, o conseguir un trabajo cuando empezó la pandemia por el COVID-19. Todo ello ha sido importante.
También me sigue impactando cuando compañeros de tratamiento que no están bien, se ponen en contacto conmigo, porque yo no lo hago.
– Hace un mes que has recibido el alta terapéutica en el servicio del SAVA. ¿Cómo te sientes?
Me siento muy bien. Echo de menos los acompañamientos y a Joan, mi educador del servicio. Pactamos que podría escribirle un correo electrónico de vez en cuando para que él supiera cómo estaba, y eso me ha dejado más tranquilo.
Estoy contento de haber recibido el alta terapéutica. He sentido que hemos aguantado juntos en el SAVA durante 2 años. A Joan lo conozco desde hace casi 4 años, ya que él era educador de piso terapéutico en el que yo estaba. Ha sido la primera vez que he recibido una alta terapéutica como tal. Las veces anteriores había salido con altas “cogidas con pinzas”.
Por ello, me emociona haber cumplido con los objetivos pactados en el Servicio de Acompañamiento en la Vida Autónoma (SAVA) de FSC, con mi educador Joan. Ha sido importante.
– ¿Para qué crees que te ha servido el paso por este servicio?
Me ha servido muchísimo para abrirme y explicar más mis problemas y no quedarme tanto las cosas dentro. Esto me ha ayudado a tener un mayor control sobre mí mismo. Creo que, si no hubiese pasado por el SAVA, estaría consumiendo porque me lo callaría todo. También me ha ayudado a ser más independiente y hacer las cosas yo solo.
– Concretamente, ¿qué es lo que más te ha ayudado?
El hecho de que los acompañamientos hayan sido en casa y le haya podido explicar todos mis problemas. La disponibilidad que tenía el educador de buscar un día, acercarse y escucharme. Para mí lo más importante ha sido el acompañamiento en sí que hacía el educador.
La verdad que me han ido muy bien los acompañamientos; los controles de orina, pasar cuentas, repasar la planificación de la semana… Todo esto lo echo de menos.
– ¿Cómo valoras que el educador de referencia haya ido a tu casa durante este tiempo?
Muy bien, por la proximidad que genera esta situación. Al final lo he visto como a un “compañero” muy cercano, aunque siempre sabes que es un educador. Pero la confianza es muy grande porque hay mucha intimidad estando en casa.
– Actualmente mantienes la atención psicoterapéutica del servicio de atención psicológica (SAP), también de FSC… ¿En qué se basa el tratamiento que haces allí?
Se basa en explicar mis problemas durante la semana; problemas familiares, laborales, de adicción… No solamente se centra en la adicción, algo que encuentro muy útil.
– ¿Qué significa para ti seguir vinculado a este servicio?
Saber que no estoy desprotegido y poder pedir ayuda y solventar el problema que sea.
– ¿Qué idea tienes sobre tu futuro?, ¿cómo te imaginas?
Por un lado, me imagino estando como ahora, sin consumir, así que bien. Pero también pienso que el futuro será complicado, porque la vida no es fácil.
– ¿Cuáles son tus ilusiones?
Tener una buena relación con mis hijas. Y poder hacer escapadas fuera de Barcelona, porque lo he probado y me sienta muy bien.
– ¿Y tienes miedos?
Sí.
– ¿Cuáles son tus miedos?
La incertidumbre de no saber si podré aguantar en abstinencia. Ese es mi mayor miedo.
También, temo por la salud, ya que si no estoy bien, me puede llevar al consumo. Ya me pasó en una recaída que tuve, aunque pude comentarla y remontarla.
El resto de cosas creo que es bastante asumible… Si por ejemplo pierdo el trabajo, ya buscaré otro.
– ¿Qué dificultades dirías que has superado?
Han sido varias las dificultades que he superado… El miedo a no decir la verdad. Poder decir las cosas y no guardármelas. O la mejor relación con mi madre, la cual es muy buena ahora… Creo que son las tres cosas más importantes para mí.
– Para finalizar la entrevista, ¿te gustaría añadir algo?
Sí, que estoy muy orgulloso del servicio recibido en el SAVA, porque me ha ido muy bien. En pocos sitios tienen este servicio, y las personas usuarias del mismo, tenemos que aprovecharlo, como ha sido mi caso.