Desde hace más de 22 años, Jordi Morillo, natural de Barcelona y afincado en la comarca del Bages, en Barcelona, Licenciado en Psicología por la Universidad Ramon Llull, es el director de la Comunidad Terapéutica «Can Coll» de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Cataluña. En este servicio, desde su labor de dirección, afirma que aprende cada día, aportando ideas y soluciones a los nuevos retos que se presentan. Esta entrevista nos permite conocerlo mejor, su trayectoria profesional, así como el trabajo que realiza.

– ¿Trabajar en el ámbito de adicciones ha sido algo vocacional, en tu caso?

Sí, al principio de mi trayectoria profesional, y según mis intereses durante la carrera universitaria, ya vi que el tema de las adicciones me llamaba la atención, más que otros ámbitos de intervención en psicología.

– ¿Cómo fueron esos inicios laborales?, ¿qué tareas realizabas?

Empecé haciendo asistencia domiciliaria a personas en procesos de rehabilitación desde una entidad privada, sería algo en la línea de lo que actualmente es el Programa SAVA, servicio de FSC de acompañamiento para la vida autónoma que apoya los procesos de autonomía de personas con conductas adictivas.

Poco tiempo después, entré a formar parte de un equipo que iniciaba un proyecto único de Hogar-Residencia para salud mental, y donde aprendí psicopatología en profundidad, para más adelante dirigir un Taller Ocupacional con población autista y psicosis infantil, con 25 años. En ese momento ya me había instalado en la comarca del Bages, y fue cuando accedí a la oferta de selección para la dirección de la Comunidad Terapéutica «Can Coll». Y hasta hoy.

– ¿Qué destacarías de esos primeros años como director de «Can Coll»?

La comunidad terapéutica, en el momento de mi incorporación, llevaba 10 años abierta (en una ubicación diferente, y con otro nombre, CT «Can Solà de la Vall»). Estaba en un momento de profundo cambio, tanto a nivel de equipo, como de paradigma de atención y relación con la Administración Pública, algo que nos obligó a actualizar, protocolizar, renovar y rediseñar partes del programa, atendiendo a una estructura más formal y desarrollando las herramientas necesarias para poder trabajar en las condiciones que se estaban imponiendo.

Fue una época de mucho trabajo y muchos cambios a todos los niveles de la comunidad terapéutica (estructura, equipo, programa, etc.).

– En las circunstancias actuales del servicio, ¿cómo es un día de trabajo para ti? ¿qué tareas realizas?

No tengo un guión demasiado rígido, en la comunidad realizo las funciones propias de la gestión del centro, tanto respecto al equipo, como de programa, y todo lo que tiene que ver con la estructura formal de relación con el Departamento de Derechos Sociales de la Generalitat de Cataluña, la Coordinadora de Comunidades Terapéuticas (CTT), Pisos de Reinserción (PPR) y Centros de Día (CCD) de Cataluña, la Red de Atención a las Adicciones (UNAD), la Federación Catalana de Drogodependencias (FCD), y todo lo que se deriva de los protocolos comunes y las condiciones que determina la Fundación Salud y Comunidad.

– ¿Qué actividades te gustan más de las que diariamente realizas y por qué?

Me gusta relacionarme con las personas, si bien mi labor se desarrolla principalmente en el despacho de la comunidad terapéutica.

Me gusta especialmente que la comunidad, albergada en una masía, esté en condiciones óptimas, y eso requiere de mucha atención, inversión y conciencia.

 – ¿Qué destacarías del momento actual, en lo que a la Comunidad Terapéutica «Can Coll» se refiere?

Actualmente, sin duda, lo destacable está siendo el proceso de concertación con la Administración Pública, habiendo accedido durante el año 2022 a poder acreditarnos como centro proveedor de servicios de la Generalitat de Cataluña, para posteriormente, formar parte de la Cartera de Servicios de la Generalitat e iniciar una relación, lejos de los antiguos convenios, basada en el concierto económico.

Este hecho, nos ha obligado a generar muchos cambios, a nivel de protocolos, comprensión del sistema, herramientas digitales y relación con la Administración. Este proceso, cada vez más normalizado, nos va a permitir una garantía de continuidad del dispositivo para los próximos años, con la tranquilidad y seguridad de trabajar mano a mano con la Administración Pública, formando parte de su catálogo de servicios.

El programa de la comunidad terapéutica se ha ido adaptando a lo largo de los años a las diferentes necesidades y realidades que se han ido detectando para aumentar la eficiencia del tratamiento y los buenos resultados, en cuanto a pronóstico positivo de rehabilitación de las personas usuarias del centro.

Estas adaptaciones empezaron hacia el 2008 con la introducción de un programa específico en patología dual, incorporando más adelante la intervención basada en la Atención Centrada en la Persona (ACP), la introducción de la perspectiva de género transversal en todo el tratamiento e intervención, para, actualmente empezar a desarrollar un programa específico, llamado Preserva, donde poder trabajar con las personas mayores adictas, sus características y necesidades específicas, así como  el acceso a herramientas de rehabilitación propias del perfil de personas consumidoras mayores de 50 años.

– Recientemente, hemos celebrado el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. En la comunidad siempre hacéis algún tipo de actividad…

Así es. Nos parece fundamental visibilizar la importancia de este día, a través de diferentes actividades, en las que participan usuarias y usuarios.

– Siguiendo con la mujer, anteriormente has hecho referencia a la introducción de la perspectiva de género transversal en todo el tratamiento e intervención. ¿Qué destacarías sobre la presencia y participación de las mujeres en el centro?

En ese sentido, cada vez atendemos a más mujeres en el recurso, y cada vez están más tiempo. Este es un dato importante fruto de un gran esfuerzo y conciencia para ofrecer un tratamiento adecuado, así como actividades más adaptadas, al perfil femenino y, también, a los perfiles no-binarios.

Por otra parte, cabe señalar que las derivaciones nos llegan principalmente de la Red de Atención a las Drogodependencias de Cataluña (XADC), siendo las drogas que motivan el ingreso, principalmente, alcohol y cocaína.

– Por otra parte, sobre los datos de Memoria del último año, ¿qué resaltarías?

Los resultados anuales suelen mantenerse bastante estables, las personas que finalizan el tratamiento están alrededor del 50% de las que ingresan. La otra mitad, finaliza de forma anticipada su tratamiento, por decisión propia causando un abandono voluntario del centro, o por decisión del equipo (las menos), por incumplimiento reiterado de la normativa y contrato terapéutico del centro.

– ¿Cuáles son los mayores retos a los que se enfrenta el centro en este año 2025?

Durante el año 2025, pretendemos consolidar un funcionamiento estable, conocido y normalizado respecto al modelo de concierto económico, que permita estabilizar las funciones del equipo, conocer las condiciones cambiantes con la Administración Pública y protocolizar procesos de nueva implementación. Todo ello, sin perder de vista que nuestra tarea, más allá de la administrativa, recae en ofrecer un tratamiento de calidad y eficiente a la persona usuaria de drogas en tratamiento en la Comunidad Terapéutica «Can Coll».

– Para finalizar la entrevista, dime un recuerdo bonito que tengas…

Sí, la celebración del 20 aniversario de la comunidad terapéutica. Guardo en mi memoria una imagen a la que le tengo un gran cariño, con Francisco González Sedeño, presidente de la Fundación Salud y Comunidad, voluntario durante muchos años de las comunidades terapéuticas de FSC.

– ¿Alguna otra cuestión de la que nos quieras hablar?

Sí, me gustaría destacar de forma especial, que el éxito y la continuidad del proyecto de este servicio es fruto, principalmente, de la calidad del equipo que día a día se enfrenta al reto de acompañar, formar, vincular y comprender las necesidades de personas con un altísimo sufrimiento, en un momento muy delicado de sus vidas, con lo que conlleva a nivel de carga emocional y sufrimiento del profesional.

Tenemos la suerte de contar con un equipo altamente experimentado y consolidado, con nuevas incorporaciones de mucha calidad y con la mejor de las actitudes, que consigue hacer “fácil” lo muchas veces “imposible”. Este es realmente el valor de «Can Coll».