Como siempre, Sant Jordi es el día grande de “La Crisàlide”, servicio gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona. Salimos a la calle todos juntos y trasladamos el buen ambiente que tanto cuidamos dentro de las cuatro paredes del centro a las calles. Pero este año, tristemente para nosotros/as, nuestras rosas de madera, nuestros puzles infantiles de la leyenda de Sant Jordi y nuestros puntos de libro elaborados en el Taller de Arteterapia, se han quedado inacabados sin poder salir a la calle…

Este ha sido, sin duda, un Sant Jordi bien diferente de lo que teníamos pensado, por la situación en la que nos encontramos de crisis sanitaria debida al COVID-19. A todos los meses de preparación, las gestiones para conseguir el sitio adecuado y el trabajo del voluntariado con las piezas de madera, les ha podido esta situación de confinamiento, y mal nos sabe por ese espíritu positivo que nos define y con el que afrontamos nuestra actividad diaria.  De alguna forma, nuestras ilusiones se han visto truncadas…

Nuestro día de compartir con los transeúntes, con las familias, con los/as profesionales, con las personas usuarias y con el equipo terapéutico, no ha sido posible. Aun así, hemos compartido juntos la experiencia de la creación a distancia y, a falta de madera, hemos realizado rosas de papel y de tela que después hemos compartido con el resto de compañeros/as.

El objetivo, sentirnos más cerca todos/as mientras realizábamos la misma actividad, aunque desde la distancia física del hogar de cada uno/a. Este es el sentido que Sant Jordi tiene para todas las personas que formamos el centro: es nuestro día, lo preparamos juntos, lo organizamos juntos, lo vivimos juntos y eso intentamos también al proponer la realización de rosas de papel o tela desde casa.

La distancia puede ser física, pero al menos durante ese tiempo de creatividad, nuestros pensamientos y corazones estuvieron unidos en la realización de esas rosas. El resultado, un collage de fotos de rosas desde distintos rincones de nuestras casas para compartir y regalarnos entre todos/as que logró animarnos.

Eso sí, la promesa es la siguiente: cuando recuperemos nuestras rutinas, nuestro día a día, nuestras vidas en lo que ha venido siendo la normalidad, seguiremos trabajando las piezas que quedaron pendientes para que, dentro de un año, todo esté preparado para el gran día.

Este ha sido un Sant Jordi diferente, con la vista puesta ya en la celebración del próximo año….