A pesar de las condiciones de pandemia que seguimos viviendo, la ocupación de las plazas en convenio en la Comunidad Terapéutica “Can Coll” de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) ha sido superior al 90%, adaptando los planes de contingencia del centro a la realidad del COVID-19 en cada momento. Can Coll es un centro de tratamiento residencial para la deshabituación y rehabilitación de personas usuarias con dependencia a sustancias y/o adicciones sin sustancia, con o sin patología dual, en entorno semi-rural. El programa tiene una duración aproximada de siete meses y consta de cuatro fases, en las que se trabaja por objetivos psicoterapéuticos y ocupacionales individuales en entorno comunitario, con el objetivo de reinsertar al usuario en su medio habitual.
Además de adaptar los planes de contingencia del centro a la realidad del COVID-19, se han cumplido los protocolos consensuados con el Departamento de Prevención de Riesgos Laborales de la Fundación Salud y Comunidad, manteniéndose a buen ritmo las derivaciones de la Red de atención a las drogodependencias de Catalunya (XADC). Asimismo, se ha adaptado la lista de espera, para minimizar el impacto de las condiciones y limitaciones sociales y sanitarias planteadas por el Govern.
Según nos traslada Jordi Morillo, director de la Comunidad Terapéutica “Can Coll”, “estamos muy satisfechos con la ocupación de las plazas en convenio, por tan buenos resultados durante 2021 y 2022, a pesar de las condiciones de pandemia que vive el país. Se ha hecho un importante esfuerzo por parte del centro para que esto fuera así”.
En la Comunidad Terapéutica “Can Coll”, se ha continuado trabajando en un contexto normativo rígido, con rutinas y estructuras estables y continuas, que han dotado a la persona en tratamiento de las competencias básicas, para llevar a cabo una vida comprometida , ordenada y organizada en su salida. «Durante el tratamiento, y especialmente durante este difícil tiempo, se ha hecho incidencia en todos aquellos aspectos que permitan a la persona usuaria aumentar las probabilidades de mantener la abstinencia, de forma segura, en su entorno habitual», asegura Jordi Morillo .
El proceso de tratamiento incluye distintos programas que dan respuesta a las necesidades de la persona, programa de prevención de recaídas, programa de habilidades sociales, gestión emocional, perspectiva de género y nuevas masculinidades, introspección, creación artística, etc. Esto se combina en todo momento con un programa ocupacional, que permite a la persona desarrollar habilidades en diferentes ámbitos, para reeducar la capacidad para programar objetivos, desarrollarlos y evaluarlos, así como la recuperación de rutinas y responsabilidades que el dotarán de la experiencia necesaria de cara a su reinserción, tanto sea en el ámbito laboral, como en las alternativas del tiempo libre y espacios de ocio.
“Durante la pandemia, se han continuado trabajando de forma continuada los procesos de readaptación de las relaciones familiares, las condiciones de regreso al domicilio habitual y las terapias familiares, para poder trabajar conjuntamente con ésta el proceso de rehabilitación y reinserción. La salida del centro se ha seguido realizando de forma progresiva para que la persona pueda ir introduciendo los cambios realizados en su entorno habitual”, explica el director de “Can Coll” de la Fundación Salud y Comunidad.
Cabe destacar que el equipo de la comunidad terapéutica es multidisciplinar y está formado por profesionales de la educación social, psicología, medicina y psiquiatría, enfermería, monitores, administración, mantenimiento y cocina. El centro tiene capacidad para atender a 34 personas de ambos sexos.