Los adolescentes que fuman son más propensos a morir por cardiopatías décadas más tarde, aunque dejen de fumar con el paso del tiempo, según estudio publicado en The Journal of the American College of Cardiology.

Los participantes con peor pronóstico fueron los que habían comenzado a fumar en la adolescencia y mantuvieron la adicción de por vida. Ese grupo tenía el doble de riesgo de morir más precozmente que los no fumadores.

«El riesgo es acumulativo», ha señalado el coautor del estudio del University College de Londres, David Batty, quien ha asegurado que «si se fuma toda la vida, el riesgo será mucho más alto que si la adicción dura solo los años universitarios».

Más jóvenes

Estudios previos habían asociado el tabaquismo adolescente con la aparición de cardiopatías y cáncer. Sin embargo, en ellos, los investigadores confiaron en el recuerdo de cuánto fumaban los participantes cuando eran más jóvenes.

En cambio, el equipo de Batty analizó la información de controles médicos universitarios utilizada en un estudio en curso sobre los varones que habían ingresado a la Universidad de Harvard (EE.UU.) entre 1916 y 1950. Después, los participantes respondieron cuestionarios de seguimiento en las décadas de 1960, 1970 y 1980.

Reducción

El estudio incluyó a unos 28.000 hombres de los que 10.000 habían informado de que fumaban en el pregrado. Casi la mitad murió en los 53 años que duró el seguimiento. Los hombres que fumaban al ingresar a la universidad y siguieron haciéndolo las décadas siguientes eran dos veces más propensos a morir que los no fumadores. En cambio, los universitarios que fumaban en la adolescencia y luego abandonaron la adicción tenían un 29 por ciento más riesgo de morir tempranamente. Los riesgos más altos estuvieron asociados con la aparición de cánceres asociados al tabaquismo y las cardiopatías.

« El riesgo de morir de los participantes que dejaron de fumar durante el seguimiento bajó enormemente. No volvió (al nivel de riesgo de los no fumadores), pero disminuyó significativamente señala Michael Siegel, investigador especializado en control del tabaco de la Facultad de Salud Pública de Boston University (EE.UU.).

Fuente: ABC