Una de las actividades que se realizan con los usuarios/as del Centro de Día de Reinserción “La Crisàlide” de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona es el Taller de Arteterapia. Se trata de una actividad que se inició en septiembre del pasado año en este servicio en el que se realiza tratamiento ambulatorio para la deshabituación del alcohol y otras drogas y que está teniendo muy buenos resultados. Este taller, que se lleva a cabo una vez por semana, pretende trabajar de forma grupal aspectos emocionales, de crecimiento personal y mejora de la autoestima, fomentando la expresión individual para poder liberar aspectos negativos, reconocerlos y luego transformarlos.
En esta ocasión, queremos acercaros a nuestro proyecto “Trencadís” que pusimos en marcha a partir de la donación que recibimos en el mes de marzo por parte de Àbac. Conservació i restauració, empresa especializada en la conservación del patrimonio arqueológico y monumental, que trabaja específicamente en la restauración y conservación de mosaicos antiguos y modernos. Con esta donación económica, pudimos comprar azulejos de colores, tenazas especializadas, madera, mortero y otros materiales.
El proyecto ha durado dos meses y ha constado de varios ejercicios y actividades. “En primer lugar, empezamos con una reflexión personal, escribiendo en un papel aquellos aspectos de nosotros/as mismos que no nos gustan y que queríamos cambiar, relacionados con el carácter, hábitos saludables, cuidado de la imagen personal, etc. Además, reflejamos aquellos aspectos que queríamos conseguir y cambiar que compartimos en grupo, describiendo cómo nos sentíamos expresando todo ello con los compañeros/as”, nos explican desde el servicio.
Seguidamente, “empezamos a serrar una mariposa en madera, teniendo presente que, en sentido comparativo, estamos en una crisálida, donde entra el gusano, y al cabo de un tiempo, protegidos y concienciados, cambiamos internamente y nos preparamos para salir y volar libres. La pieza que realizamos es una mariposa, ya que es el símbolo de nuestro centro y engloba muchos objetivos que pretendíamos trabajar en este taller, como son el cambio y la transformación personal”.
La segunda fase del proyecto consistió en romper los azulejos, algunos contra el suelo, otros con las tenazas de cerámica, “para sacar la rabia y romper todo aquello que ya no nos gustaba, no nos servía, o nos perjudicaba. Y, a partir de los pedazos de varios colores, empezamos a construir algo nuevo y bello, imperfecto pero armonioso, que es la técnica del “trencadís” (término de la lengua catalana que se puede traducir por troceado o “picadillo”).
“Estuvimos durante varias sesiones rompiendo, encajando y pegando pedacitos de mosaicos, cada uno de los participantes, en función de sus gustos y estilo. Pudimos observar diferentes tipos de carácter, cada uno distinto y con sus diferentes aspectos a trabajar: hay personas que son más perfeccionistas y revisan muchas veces qué pieza poner, personas que son impulsivas y les cuesta tener paciencia para esperar a las tenazas, personas inseguras que les cuesta confiar en que el trabajo quedará bien, personas tranquilas que disfrutan del proceso sin preocuparse en el resultado, etc.”, señalan desde el servicio.
Todo ello se fue comunicando al grupo y los participantes de este proyecto fueron haciendo paralelismos entre esta actividad y sus experiencias de vida, siempre desde el profundo respeto y comprensión hacia sus compañeros/as.
Posteriormente, se realizó una salida al Parque Güell, donde se pudo apreciar la obra de Antonio Gaudí, especialista en la técnica del “trencadís” que hizo popular en el marco del movimiento modernista y que les permitió apreciar todo el trabajo artístico que ofrece esta técnica. “Vimos los detalles, los materiales, la paciencia y la dedicación que se requiere para crear algo tan bello e indestructible, aunque llueva, haga frío o pase el tiempo”, nos cuentan.
La salida contó con un buen número de usuarios/as de “La Crisàlide”, teniendo como objetivo también la socialización, conocer a los compañeros/as de otros turnos y fuera del taller, hacer una salida cultural al aire libre y descubrir zonas de Barcelona y sus artistas locales, como es el caso de Gaudí.
“El siguiente paso para seguir avanzando en la pieza que estábamos construyendo en el taller fue obtener el mortero que simboliza la unión; la tierra y el agua que se juntan para unir todo aquello que parecía roto e incoherente. Una vez finalizada la pieza individual, nos pusimos a construir entre todos una mariposa bastante más grande con el objetivo de crear una pieza que se quedase en el taller donde todos/as pudiesen verla y acordarse del trabajo realizado”. En el proceso de creación cada participante pudo aportar sus ideas, así como los trocitos que le habían sobrado de la pieza individual.
Durante el tiempo que se ha desarrollado este proyecto, las conductas educativas que se han podido trabajar han sido especialmente el trabajo en equipo y la resolución de conflictos, ya que los participantes han gestionado cómo querían hacer sus piezas, con qué formas y colores, tamaños, etc.
La valoración de este proyecto es muy positiva, tanto por parte de la arteterapeuta como de los usuarios/as participantes en el proyecto. Valoramos que se hayan conseguido los objetivos iniciales, puesto que los usuarios/as han aprendido una nueva técnica artística, se han conocido mejor a ellos/as mismos, así como al resto de compañeros/as. También, han puesto conciencia en aquello que querían cambiar y mejorar, y han trabajado en equipo. Todo ello con un muy buen resultado, poniendo de su parte y resolviendo en grupo las dudas y contratiempos que iban surgiendo durante el transcurso de la actividad.
En conclusión, estamos muy satisfechos/as con todo el trabajo realizado porque, aunque se haya tratado de un proyecto de pocos meses, hemos observado cambios positivos en el comportamiento de los usuarios/as participantes en este proyecto, en su autoestima y su relación con los demás compañeros/as.