J. M. C., de 57 años, exusuario de la Comunidad Terapéutica “Can Coll”, gestionada y dirigida por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), ha querido compartir en esta entrevista su experiencia en esta comunidad durante 6 meses para recuperarse de su adicción a las drogas. Este servicio de asistencia profesional tiene como objetivo la deshabituación, tratamiento y reinserción de personas con dependencia al alcohol, cocaína y a nuevos patrones de consumo (drogas de síntesis, etc.), mediante un programa de actividades terapéuticas y ocupacionales. La mayor parte de las plazas están parcialmente becadas por el Departamento de Bienestar Social y Familia de la Generalitat de Cataluña.
– ¿En qué momento de tu vida decidiste ingresar en la comunidad terapéutica y por qué?
Fue en un momento en el que me encontraba absolutamente perdido, destrozado, solo y sin ganas de vivir. Toda mi vida me he dedicado a la seguridad privada.
Entonces, desde el Centro de Atención y Seguimiento a las Drogodependencias (CAS), al que acudía regularmente, me plantearon qué podían significar para mí seis meses de mi vida y ello me dio que pensar.
– ¿Conocías las comunidades terapéuticas antes de entrar en “Can Coll”, en relación a su funcionamiento, finalidad… etc.?
No, no tenía información sobre este tipo de servicio. Desde el CAS llevaban tiempo ofreciéndome este recurso, pero yo no les escuchaba. Fuera de este contexto, nunca había oído hablar de ellas ni tenía ninguna información previa sobre la adicción y lo que significa y conlleva.
– ¿Qué ha significado para ti el paso por esta comunidad terapéutica?
En “Can Coll” me han dado todas las herramientas para poder pulir esa persona que soy ahora. Estoy muy satisfecho. Encontré mucho más de lo que esperaba.
– ¿Cómo ha cambiado tu vida tras pasar por “Can Coll”?
En el ámbito familiar, poco a poco voy recuperando la confianza de los míos. Económicamente, estoy contento; ya no necesito lo mismo que en el pasado, así que no me falta nada. Ahora, el tiempo libre lo ocupo con paseos, lectura… llevo una vida más tranquila. Mi vida ha cambiado totalmente. Ahora siento que soy una persona nueva.
– Sabemos que te gusta mucho la cocina. Si tuvieras que comparar tu vida con un menú, ¿qué menú sería?
Como entrante, sería un plato de berberechos y patatas porque recuerdo que de pequeño me gustaban mucho y al pensar en ello, vuelvo a mi infancia.
Como primer plato, mi vida sería una mariscada porque siempre he vivido a lo grande, con lujos y gastos innecesarios.
El segundo plato sería pollo del día anterior, comido frío. Antes de llegar a la comunidad terapéutica, mi vida era así: o no comía o comía las sobras que quedaban. No disfrutaba con nada.
El postre sería un pudin. Este postre es muy simbólico para mí, ya que en “Can Coll” me ofrecieron la posibilidad de hacer un postre. Con ese pudin, me di cuenta de que, en la vida, normalmente he hecho las cosas a mi manera, disfrazando el resultado si hacía falta. Así aprendí que ya es hora de recuperarse y de vivir de otra forma.
– ¿Cuál dirías que ha sido el mejor momento de tu estancia en comunidad terapéutica?
El mejor día para mí, que representó un antes y un después, fue un día que estuve en cocina e hice un salmorejo. Nunca antes lo había hecho, sin consumo previo de drogas. Ese día descubrí que estaba vivo. Me salió bueno y eso me hizo sentir orgulloso, feliz, lo cual fue una sensación nueva para mí.
Estoy muy agradecido por la labor realizada por el equipo de profesionales del servicio, tanto que quiero dedicarles una poesía que he escrito. ¿La podríais publicar?
– Claro que sí.
La poesía es esta:
RENACER
A una gran masía he llegado
donde hay un gran equipo
“Can Coll” se llama
La masía no. El equipo.
Con el corazón encogido
Con las lágrimas a flor de llanto
Con mi cuerpo destrozado
Me entregué a vosotros
para poder repararlo.
Días de sombra y luz
Luz de presente
Sombras del pasado
Recuerdos y llanto.
Lágrimas de alegría
Luz del nuevo día
De ese futuro
que me llegará.
Gente que va y viene
Gente que no soporta
Gente que no entiende
Gente que no se comporta.
De Mantenimiento a Cocina
Pasando por los despachos
Todo es medicina mental,
de la buena.
Días de género
De prevención
De gimnasia, paseos y terapias.
El más esperado,
el martes de devolución.
Muy terapéuticos
Pero de mi nombre
ni mención.
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