Amaneció como cualquier otro día del mes de marzo, pero enseguida, ese viernes 13, empezó a dar pistas de que todo iba a ser diferente en el piso terapéutico Teodor Llorente, servicio de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona. Lo que no sabíamos por aquel entonces es que, a partir de ese momento, iniciábamos un camino que nos iba a tocar construir poco a poco, juntos/as, por separado, conectados/as, distanciados/as compartiendo, silenciando…
Entrábamos, sin ser muy conscientes de ello, en un momento de vida individual, grupal, familiar y social diferente. “Ahora no podemos hacer esto”, “ahora no podemos hacer lo otro”, “ahora podemos hacer menos”. Mucho tiempo después (seguramente más del que esperábamos), empezamos a poder hacer algo más, unas semanas después conseguiríamos recuperar alguna que otra actividad perdida, y posteriormente, algunas otras más…
Pensábamos que íbamos a ir recuperando nuestra vida poco a poco, pero no. Apenas unas semanas nos han servido para aprender una nueva lección; esto no va solo del COVID-19, esta es la historia de un grupo de personas que un buen día llegaron a nuestro piso terapéutico Teodor Llorente para continuar con un tratamiento por su adicción a sustancias.
Esta es la historia de un grupo de personas que, como a muchas otras, les ha tocado vivir y sentir un momento vital incierto, inseguro, acompañado de temores, miedos, angustia… Pero también una oportunidad de aprendizaje, de adaptación, de resiliencia, de más aprendizajes…
Un camino que nos ha obligado a desengrasar los músculos oculares de corto recorrido, de mirar y construir el hoy, de sentir el ahora y aprender del mismo. Los pequeños pasos, las miradas cortas, el trabajo individual, la colaboración grupal, la implicación familiar… todo ello ha ido adquiriendo su particular significado durante este tiempo.
Todas y cada una de las personas que realizan tratamiento y conviven en nuestro piso ya dieron un paso hacia adelante hace muchos meses cuando decidieron que querían tener una vida mejor, que debían frenar el consumo de sustancias y empezar a tomar las riendas de sus vidas.
Ahora, tiempo después, continúan cuidando y alimentando esa decisión. El impacto del COVID-19 ha sido y está siendo seguramente devastador; pero a pesar de todo, siguen construyendo su proyecto de vida en abstinencia.
Cada día, enfocados en “el aquí y en el ahora”, renuevan esa decisión y les toca lidiar con las dificultades inherentes a todo tratamiento por adicción, pero también con el tener que construir un proyecto de futuro en un momento tan incierto, tan cambiante… construir hacia delante sin poder mirar más allá del hoy o del mañana. Caminar sin saber qué puede pasar o cómo puede que estemos dentro de una semana…
Esta es una historia que va sobre caminar juntos/as y con un mensaje común: “a pesar de todo, continuamos escribiéndola”. Durante estos meses, hemos tenido la oportunidad de poder seguir compartiendo y creciendo, a pesar de la distancia física entre todas las personas que estábamos trabajando en un mismo tratamiento; hemos podido crear un relato colaborativo sin estar todos/as juntos, hemos compartido deporte, concurso de repostería, grupos, confidencias, temores, tutorías, incertidumbres, cansancio, muchas emociones, retos, risas…
Hemos aprendido a vernos todos/as (residentes y profesionales) de un modo diferente, más humano, más cercano, a pesar de la distancia. Hemos podido sentir en muchos momentos que navegábamos juntos/as, con momentos de grandes dudas, de mucha tensión, pero en la misma dirección. Colaboración y confianza han sido ingredientes básicos en este recorrido.
Todos/as juntos, hemos ido construyendo poco a poco una historia conjunta, un camino que, a pesar de la fuerte tempestad, nos ha hecho a todas y a cada una de las personas que han pasado por el piso y ya han finalizado su tratamiento, y también a las que todavía continúan o que han llegado después, mucho más grandes como personas. Ahí reside el verdadero valor de esta, que es nuestra historia.
Ahora nos toca seguir escribiéndola en el día a día. Debemos seguir construyendo, cuidándonos, protegiéndonos y protegiendo a las personas que son importantes para nosotros/as, ya que esta historia no ha acabado; es un “seguimos hacia adelante, a pesar de todo”, pero lo importante es que el ánimo sigue en pie para tratar de seguir construyendo el mejor relato y el mejor final posible para esta historia.