La Comisión de Salud del Parlament aprobará el próximo jueves una regulación de mínimos de los clubes de cannabis a través de una resolución acordada tras meses de reuniones entre el Departament de Salut, los grupos parlamentarios y las asociaciones del sector.

regulacion-cannabis-catalunyaFuentes cercanas al proceso han concretado que la intención inicial era elaborar una regulación “ambiciosa” que ahondara en el cultivo y el transporte de la marihuana, pero finalmente se ha llegado a un acuerdo basado en aspectos sanitarios.

La resolución se centrará apenas en cuestiones de salud pública: no podrán acceder a los clubes los menores de 21 años, todos deberán contar con la licencia municipal pertinente y no se podrán hacer nuevas aperturas cerca de centros escolares. Tampoco se podrá administrar marihuana a los clientes de los clubes hasta pasados 15 días después de la inscripción, una medida que persigue evitar el turismo cannábico, cada vez más en auge en Cataluña.

Además, prevé que los centros no puedan tener carteles con reclamos que inciten al consumo de la marihuana, pero que en cambio deban disponer de paneles informativos que expliquen a los usuarios los peligros sanitarios que entraña.

Salud trasladó a los grupos parlamentarios su propuesta de borrador en julio, en el marco de una reunión en la que se evidenciaron numerosas diferencias: las entidades y algunos grupos querían que también se regulara el transporte y el cultivo, pero la Generalitat abogaba por una normativa sanitaria. Así que acordaron desplegar una regulación “de mínimos” basada en el ámbito sanitario.

Catalunya inició los primeros pasos para regular el cannabis de uso terapéutico en el 2005, cuando la Generalitat financió un estudio pionero con 207 pacientes para evaluar la eficacia de un medicamento derivado del cannabis contra las náuseas y vómitos provocados por la quimioterapia, comercializado como ‘Sativex’.

Los datos recopilados durante tres años demostraron que la sustancia no sólo disminuía significativamente estos síntomas, sino que también reducía el dolor neuropático en pacientes con esclerosis múltiple y los espasmos en pacientes con esclerosis múltiple, mientras que también aumentaba el hambre en pacientes con sida y cáncer terminal. La entonces ‘consellera’ de Salud, Marina Geli, aseguró que con los resultados del estudio se abría «una puerta a la esperanza» para pacientes que no respondían al tratamiento convencional, aunque desde entonces han habido pocos avances en esta dirección.

Fuente: Europa Press