Lo que ocurre en el cerebro de las personas adictas a las drogas que vuelven a consumir tras haberlo superado es un misterio. Científicos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) han descubierto que, en el caso de las ratas, la recaída a la cocaína parece estar influida por factores biológicos. Así, las ratas que recaían tenían niveles más altos del neurotransmisor glutamato, mientras que los animales que no volvían a consumir registraban niveles más altos de otro neurotransmisor, el GABA.

“En la recaída al consumo de cocaína puede haber una cierta susceptibilidad biológica”, afirma Emilio Ambrosio, catedrático del departamento de Psicobiología de la UNED e investigador principal del estudio que se publica en la revista Adiction Biology.

Para llegar a esta conclusión, los expertos han analizado de qué forma vuelven a consumir esta sustancia dos tipos de ratas. Como ocurre con las personas, los científicos estudiaron una especie de rata más vulnerable a la adicción: la rata Lewis. Este animal se autoadministró más cocaína que la otra especie analizada, la rata Fischer 344.

Midiendo los niveles de dos neurotransmisores, los investigadores descubrieron que las ratas que recaían tenían niveles más altos del neurotransmisor glutamato, mientras que los animales que no volvían a consumir registraban niveles más altos de otro neurotransmisor, el GABA.

“Basándonos en estos estudios, podemos pensar que el glutamato está implicado en las recaídas de la cocaína, mientras que el GABA está implicado en la resistencia a  volver a consumir”, explica Ambrosio.

Para imitar el comportamiento humano, los investigadores colocaron en las ratas un dispositivo que les permitía la autoadministración. A través de un catéter, el animal recibía la dosis de cocaína cuando pulsaba una palanca. Después de 21 días, la bomba dejó de tener droga, para que las ratas estuvieran 10 días en fase de abstinencia.

Tras la abstinencia vuelve la adicción

Tras este período, los científicos inyectaron una pequeña dosis de cocaína a los animales y extrajeron líquido cefalorraquídeo justo en el momento en el que las ratas volvían a pulsar la palanca para intentar conseguir más droga. Al analizar ese líquido pudieron medir los niveles de los neurotransmisores.

“La investigación animal nos ayuda a entender los mecanismos psicobiológicos que sustentan la dependencia a la cocaína y a otras drogas”, asegura el investigador. “Cuando se entienden, puedes contrarrestar sus efectos, bien con fármacos o bien con terapias psicosociales adecuadas”, añade.  Además, Ambrosio se muestra optimista en cuanto a las similitudes de este proceso con el ser humano: “lo que en una rata funciona nos permite valorar que existe una alta probabilidad de que también sirva en humanos”.

Desde su punto de vista, contar con fármacos que contrarresten el efecto del glutamato (implicado en la recaída) podría disminuir el riesgo de volver a consumir cocaína. De igual forma, diseñar un producto que imite la función inhibidora del GABA podría ayudar a resistir la recaída.

No todo tiene cura

Las drogas modifican el funcionamiento del sistema nervioso central, afectando a los sistemas de neurotransmisores. Poco a poco, estas sustancias consiguen que las neuronas se adapten a su presencia y se crea la dependencia. En el caso de la cocaína, todavía no existe ningún fármaco que ayude a tratar la adicción.

Esta es la razón que ha llevado a Ambrosio y a su equipo a investigar con esta droga. “Se necesita con urgencia alguna ayuda de tipo farmacológico para las personas que quieran dejar de consumir cocaína”, subraya.

Los investigadores también han trabajado con morfina y cannabis, y ahora van a empezar a estudiar la dependencia al consumo de alcohol. En todos los casos estudian qué ocurre en el cerebro en dos fases críticas: el inicio y la recaída. “La drogadicción hoy día puede tratarse. El gran problema es que la persona recaiga”, concluye el experto.

Fuente: SINC