- Un estudio canadiense muestra que la terapia con diacetilmorfina es rentable.
- Además de mejorar la salud física y mental, reduce las actividades delictivas.
Para que un tratamiento médico sea aprobado por las autoridades sanitarias debe demostrar su eficacia y seguridad en un ensayo clínico. Además, si es más económico que otra terapia con la misma finalidad, seguramente el gobierno opte por financiar el primero. La heroína prescrita por un médico cumple estos requisitos. Varios estudios realizados en diferentes países (Holanda, Inglaterra, Alemania, Suiza…) han venido demostrando que ésta es la mejor solución para un 15-25% de las personas toxicómanas que fracasan en su intento de superar su adicción con otros tratamientos.
«En todos los ensayos clínicos realizados hasta la fecha con diacetilmorfina habrán participado unas 5.000 personas y todos los resultados van en la misma línea: Este tratamiento es eficaz, mejora la salud física y mental y reduce la actividades delictivas de las personas tratadas», afirma Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y principal investigador del Programa Andaluz de Prescripción de Estupefacientes (PEPSA), el único estudio que se ha llevado a cabo en nuestro país con esta terapia.
El estudio PEPSA, en el que participaron 62 personas adictas a la heroína, mostró que esta terapia, administrada y controlada por personal sanitario, resulta más eficaz a la hora de controlar la adicción, mejorar el cumplimiento de tratamientos para otras enfermedades como el VIH o la hepatitis C y para lograr una vida normalizada. «Nosotros no hicimos un análisis de coste-eficacia, sin embargo, los parámetros que observamos fueron muy similares a los obtenidos en el estudio canadiense», señala March.
Un gasto menor
Esos parámetros son una mejor calidad de vida y una reducción en la actividad criminal. Según este trabajo, cuyos datos recoge la revista ‘Canadian Medical Association Journal’, los pacientes que recibieron diacetilmorfina (115 personas) ganaron 7,92 años, ajustados por calidad de vida, y generaron un gasto social de 1,10 millones de dólares (unos 836.000 euros) frente a los 7,42 años y los 1,14 millones de dólares (unos 867.000 euros) del grupo de la metadona (formado por 111 personas).
Resultados similares se han observado en otros estudios. Por ejemplo, el realizado por investigadores holandeses que, tras analizar los datos de 430 adictos a la heroína sometidos la mitad a metadona y el resto a terapia con heroína, detectaron que el tratamiento con esta última suponía un ahorro por paciente y año de 12.793 euros.
Para el investigador español, no hacen falta más estudios con esta terapia. «Hay suficiente evidencia científica que demuestra que esta terapia es eficaz y segura para pacientes que han fracasado con otros tratamientos. Ahora habría que empezar a darla bajo supervisión médica, algo que se está haciendo en Granada, en el Hospital Virgen de las Nieves, pero como uso compasivo [restrigido a casos excepcionales] con unas 20 personas adictas a la heroína. Sin embargo, creo que sería mucho más útil en otras ciudades como Barcelona, Madrid o en Baleares, donde puede haber más personas con este problema. Cuando hay evidencias científicas lo que hay que hacer es extender su empleo», explica March.
No obstante, este investigador augura que no se trata de una falta de evidencia científica sino de recelo por parte de los gobiernos. «Cuando se habla de heroína como medicamento se piensa en ella como la droga de hace 20 años, que mató a muchos jóvenes. Desde las autoridades políticas se cree que estamos minimizando los riesgos y yo lo que les digo es que no hablo de una droga sino de un medicamento. Con él hemos conseguido que muchas de las personas que lo han recibido se hayan rehabilitado, pasando en algunos casos de 11 días al mes con actividades delictivas a menos de un día y, en estos casos, los delitos realizados se trataban de delitos de mucha menor importancia. En cinco años hemos visto una franca mejoría».
Tal y como afirma el doctor Martin Schechter, coautor del estudio canadiense y profesor de Salud Pública y Poblacional en la University British Columbia, «la pregunta que me hace la mayoría es si podemos permitirnos el aumento del coste directo del tratamiento con heroína [su precio es por lo menos 10 veces superior al de la metadona]. Lo que este estudio muestra es que la pregunta más apropiada es si podemos no permitírnoslo».
Fuente: El Mundo
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