Alicia Clotet es la responsable de una de las Residencias urbanas de inserción para personas dependientes de drogas de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona, el Piso Terapéutico “Teodoro Llorente”. Actualmente, combina este trabajo con el de psicóloga en el Servicio de Atención Psicológica (SAP) en Barcelona. Esta entrevista, nos permite conocer su trayectoria laboral en la entidad y sus funciones actuales, de las que nos habla ampliamente. También, algunos detalles que nos han sorprendido, como su deseo vocacional por ser periodista durante su juventud. Desde luego que, con esta entrevista, nos ha demostrado ser una buena narradora…

– ¿Por qué decidiste estudiar Psicología?

Pues la verdad es que mi buena relación con la psicología en general y la profesión en particular, no fue algo elegido por mí, sino que acabé entrando por otros motivos que poco tenían que ver con mi deseo vocacional.

Yo quería ser periodista, pero por aquel entonces, entrar en la carrera de Ciencias de la Información no era sencillo, y yo me quedé fuera. Mi segunda opción fue Psicología, como podía haber sido cualquier otra de las tres opciones más que puse en el papelito de elección de carreras.

Por tanto, ahí estaba. Con 18 años, en una universidad y en una carrera que no era la elegida y con un único elemento a mi favor: una de mis amigas estudiaba Psicología y hablaba muy bien de ella.

El inicio del camino tampoco fue fácil, pues al finalizar la primera semana de clases, llegué a casa y le comuniqué a mi madre que el lunes no iba a regresar a la universidad; que había estado durante una hora y media escuchando, sin enterarme de nada, a un profesor hablando sobre paradigmas. Por suerte, ella me ayudó a ver que no podía tirar la toalla la primera semana y, con las semanas, o más bien con los meses, me di cuenta de que esto no estaba tan mal. Poco a poco, se fue convirtiendo en una oportunidad para aprender más, en relación con el magnífico y sorprendente mundo de las personas, las relaciones y la salud o enfermedad mental.

Una vez finalizada la carrera, y teniendo claro que ya no quería ser periodista, decidí buscar fortuna en el campo de las drogodependencias y, poco después, en la Terapia Familiar Sistémica (realizando el Máster de Terapia Familiar en el Hospital Sant Pau de Barcelona).

– ¿Cómo fueron tus inicios en FSC y tu recorrido laboral en la entidad?

Cuando acabé mis estudios de Psicología, me encontré ante el complicado dilema de por dónde empezar a introducirme en el contexto laboral. Antes, no era como ahora. En la carrera, no ofrecían posibilidad de hacer prácticas en ningún lugar, si querías hacerlas debías buscártelas tú.

Así que empecé a buscar lugares donde pudiera empezar a aprender y comprobar si me gustaba este ámbito y, lo más importante, si me veía trabajando en este sector. De modo que, fui centro por centro entregando mi currículum vitae. Fue el Centro de Atención y Seguimiento (CAS) de Sarriá, en Barcelona, en aquel momento ABS, donde me brindaron la oportunidad de hacer mis prácticas durante un curso escolar, acompañando a Teresa Martí.

Una vez finalizadas, me ofrecieron la posibilidad de poder continuar en algún otro recurso del ámbito y de la misma entidad. Concretamente, en el Centro de Día de L’Hospitalet del Llobregat, en Barcelona.

Fue allí, en 1996, de la mano de Toni Garín, donde tuve mi primera oportunidad laboral como educadora de fines de semana. Allí empecé a crecer profesionalmente y a aprender de esta intensa profesión de la que, todavía hoy, tanto disfruto.

En 2001, se me brindó la oportunidad de poder cumplir uno de mis sueños, trabajar dentro de un centro penitenciario, e inicié mi trayectoria en el Programa PID del Centro Penitenciario de Hombres (CPHB) “La Modelo” de Barcelona, que estaba gestionado por la Fundación Salud y Comunidad.

En estos momentos, estaba realizando el Máster en Terapia Familiar Sistémica y, cuando lo finalicé, inicié mi trayectoria en el Servicio de Atención Psicológica (SAP) en Barcelona, acompañada y supervisada por Laura Sangüesa. Servicio en el que continúo trabajando a día de hoy, compaginándolo con la dirección del piso terapéutico.

Estuve trabajando hasta el 2009, cuando – aprovechando el parón de la baja de maternidad de mi segundo hijo-, entendí que era el momento de hacer un pequeño giro profesional y fue entonces cuando pasé al Área de Adicciones, Género y Familia de la Fundación Salud y Comunidad. Concretamente, a la Comunidad Terapéutica “Riera Major”, concretamente trabajé hasta el 2015, año en el que dejé la comunidad para dirigir una de las Residencias urbanas de inserción para personas dependientes de drogas de FSC, el Piso Terapéutico “Teodoro Llorente”. Actualmente, combino el trabajo en este piso y en el SAP.

– ¿En qué consiste tu trabajo en estos servicios?

En el SAP, en acompañar a las personas que solicitan ayuda profesional para que puedan abordar sus dificultades, sus objetivos, sus preocupaciones… de un modo más saludable para ellas y para su entorno, reflexionar en torno a sus dificultades, preocupaciones, sus temores y aprendan a gestionarlas de un modo más saludable. Estar a su lado mientras persiguen sus objetivos, sus deseos y ayudándoles a que no desistan, que continúen luchando. Realizo tanto sesiones terapéuticas a nivel individual, como familiar como también grupal.

En cuanto al trabajo y funciones como psicóloga y coordinadora del recurso en el piso, mi función implica poder gestionar el mismo y al equipo de profesionales, y en acompañar emocionalmente a las personas que se encuentran realizando un tratamiento por su adicción a sustancias u otro tipo de adicciones comportamentales. Además de la coordinación con los diferentes servicios de la red de adicciones y la supervisión de las diferentes estrategias de intervención.

– Además, en estos servicios trabajan otros profesionales del ámbito de la psicología. Nos gustaría que nos ampliaras un poco más para conocer mejor su trabajo.

Sí, en el SAP, las funciones principales guardan relación con la realización de las terapias individuales y familiares, con el grupo de familias de personas que tienen un problema de adicción y se encuentran en tratamiento.

Respecto a la intervención en el piso terapéutico, se realiza la entrevista de valoración de ingreso, las acogidas, atención en crisis, algún espacio grupal, entre otras. Además, es importante la transmisión de contenidos teóricos e informativos, de orientación y acompañamiento en los procesos de adicciones.

– En tu caso, ¿qué tareas te gustan más?

Disfruto cuando acompaño en el crecimiento, tanto de las personas usuarias como del equipo de piso. Me gusta seguir aprendiendo cada día, continuar sorprendiéndome de las pequeñas-grandes cosas que ocurren en un recurso tan dinámico y plural como es el piso terapéutico. Me encanta el último día de todas aquellas personas que obtienen el alta terapéutica, cuando, junto con sus referentes familiares, hacemos un balance de todo lo luchado, todo lo aprendido y los cambios realizados.

Pero esta profesión también tiene momentos muy duros, situaciones muy complicadas de observar, de gestionar y de digerir con posterioridad, tanto para ti como para tus compañeras de trabajo y de profesión. Son difíciles todos aquellos momentos acompañando a personas con un gran sufrimiento personal, transitando con el duelo de las pérdidas, con el dolor del trauma… También son difíciles los momentos, en los que debes comunicar el final imprevisto de su tratamiento residencial por adicción, a una persona y a sus familiares.

– ¿Cómo es el ambiente de trabajo en estos servicios de FSC?

Tengo la gran suerte de poder convivir con profesionales que disfrutan de su profesión, que se responsabilizan de sus funciones y que ponen muy fácil la tarea de gestión de equipo.

Tanto en el piso terapéutico como en el SAP, tenemos un lenguaje compartido, el del sentido del humor. Este nos permite continuar disfrutando de nuestra profesión, de nuestra compañía, reírnos entre pasillos, en los espacios informales y continuar hacia delante, con la misma mirada constructiva y positiva de siempre.

Destacar que este sentido del humor, en muchas ocasiones, es compartido con las personas que atendemos, a pesar de los momentos complicados, de las situaciones difíciles… El sentido del humor continúa siendo uno de los principales vehículos de comunicación, tanto en mi vida personal como profesional.

– ¿Te gustaría aprovechar esta entrevista para hacer algún otro comentario o comentarios?

Sí, decir que he tenido la gran suerte de estar rodeada siempre de magníficas profesionales. Hay muchas personas que continúan a mi lado, después de muchos años trabajando juntas y que continúan ayudándome a crecer personal y profesionalmente, y a las que estoy y estaré muy agradecida siempre. Podría daros sus nombres, pero son muchas y no me gustaría correr el riesgo de olvidarme de alguien.

Pero como todo en la vida, siempre hay personas que, por algún motivo, marcan más y no querría finalizar esta entrevista sin poderles dedicar unas palabras. Gracias Toni Garín porque tú confiaste en mí por primera vez, me brindaste mi primera oportunidad en el Centro de Día y me facilitaste poder cumplir mi sueño de trabajar en una Centro Penitenciario. Siempre presente también está mi compañera de penurias y de lucha Andrea Valls, en un contexto laboral tan apasionante como hostil, como es “La Modelo”.

¡Cómo no!, una mención especial a quien, en un momento vital muy delicado para mí, de necesidad de cambio, estuvo ahí para tenderme la mano y me acompañó a seguir creciendo y disfrutando de mi profesión: Maite Tudela. Sin olvidarme de la incombustible Gemma Maudes, hemos crecido juntas, al principio desde la distancia, poco a poco más cercanas… Ahora, en estos momentos, junto con Dolors Comasòlivas, mis mayores puntos de apoyo.

Y, para acabar, alguien que ha estado siempre, desde 1997 a mi lado, ayudándome a crecer como persona, como profesional, siendo mi guía, mi mentora, mi mejor aliada y la más crítica, mi compañera, mi amiga… Nieves Fernández. GRACIAS MAESTRA.