Lola Sánchez reside en la Residencia y Centro de Día “Las Fuentes” de Zaragoza, un servicio del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) gestionado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) desde marzo de 2015. A Lola le encanta pintar mandalas y dibujar, pero sobre todo le gusta dialogar en un ambiente tranquilo y de confianza. Según hemos podido saber, ha encontrado una gran compañía en Mª Luz que lleva ocho años como voluntaria y nos confiesa que desea seguir muchos más para poder disfrutar de tantas cosas, como es el caso de las tertulias con Lola. En esta entrevista, hemos podido contar con la compañía de ambas, gracias a la complicidad de Isabel Ortega, trabajadora social del centro.

Mª Luz, ¿cuánto tiempo llevas haciendo esta labor de voluntariado y cómo supiste de esta necesidad por parte del servicio?

Comencé como voluntaria en marzo del año 2010. Mi madre había sido usuaria del centro de día desde abril de 2009. Al año de estar ella en el servicio, decidí hacerme voluntaria porque me llenaba y me llena ayudar a las personas. He de decir que ya se contaba conmigo como familiar en numerosas actividades…pero quería ayudar más. En el año 2012 le concedieron la plaza residencial, si bien falleció el 2 de marzo de 2014. En resumen, llevo ocho años ya como voluntaria y deseo seguir muchos más.

¿Qué te motivó a hacer este voluntariado?

La verdadera motivación fue mi madre. Si ella no hubiera estado aquí, creo que no me hubiese atrevido a ser voluntaria en otro lugar. Aquí me siento muy a gusto, muy querida y muy cercana a todos los/las profesionales, residentes y familias, por lo que me resultó muy fácil iniciar esta nueva experiencia. Recuerdo preguntar a Isabel, trabajadora social del centro, qué debía hacer para ayudar, y ella en un periquete hizo el trámite.

¿Qué tipo de tareas realizas y cuáles te gustan más?

Jesús, educador social, me informa a través de WhatsApp de las actividades que se van a realizar en el mes en curso, así como cualquier otra que pueda surgir de forma puntual y esporádica. Procuro ir a todas, salvo cuando tengo citaciones médicas.

Ayudo en el Bingo, donde aprovecho para decir que me lo paso fenomenal. Realizo apoyo en paseos pautados en el centro de día. También, me gusta pasar ratos de “charradas”, y ayudo en salidas grupales, llevando del brazo a los residentes, dado que no puedo llevar sillas de ruedas debido a mis problemas de columna.

¿Cuánto tiempo le dedicas a esta actividad de voluntariado a la semana?

Voy todos los jueves por las tardes, y los días que hay “jarana” para la celebración de los cumpleaños del mes. Hay semanas que, si no se realiza actividad de apoyo con voluntariado, voy a tomarme un café con los compañeros/as, y de paso les llevo bizcocho, que me lo agradecen mucho.

¿Cómo es el ambiente de colaboración con los/as profesionales de la entidad que te ayudan a desempeñar esta labor de voluntariado?

El ambiente es de matrícula de honor. Además de profesionales, los considero amigos de verdad, con los que me “wasapeo”, llamo y sé que están para cualquier cosa. De hecho, al despacho de Isabel entro “como Pedro por su casa”, y hay días que me dice: “ahora no Mari Luz”, que estoy con un ingreso” y se ríe. La quiero mucho a ella y a Jesús, educador social.

Desde luego que Isabel se hace de querer. ¿Y qué te aporta a ti esta experiencia de voluntariado?

Hemos hablado de profesionales y de usuarios/as, pero no puedo dejar de acordarme de  lo que me aportan todas las familias con las que mantengo relación. Alguna de ellas ha tenido a su familiar también en este servicio. Es el caso de mi amiga y voluntaria Carmen Roldán, que también tuvo a su esposo en el centro de día. Además, con Pedro Dolado, voluntario, también mantengo una especial relación.

El voluntariado me ha hecho conocer a muchísima gente. Debo decir que tanto con voluntarios/as como con familiares que han pasado a lo largo de estos años, tomo café todos los viernes, y una vez al año hacemos una comida con voluntarios/as.

¿Cuál ha sido el mejor momento que has vivido como voluntaria o con qué recuerdo te quedas de tu experiencia de voluntariado hasta el momento?

No puedo decantarme por uno en especial porque son tantos… Bueno sí, el que llegó al corazón fue el reconocimiento tan especial que se nos hizo a los voluntarios en el 20º aniversario del centro. Las salidas a la piscina también me encantan, porque aprovechamos siempre para llevar picoteo entre todos los que asistimos.

Como persona y como abuela que soy, me enorgullece el que mi nieta Leyre Ortín, forme parte de esta pequeña, pero a su vez gran familia de voluntarios/as. Aunque actualmente viene menos al centro por motivos laborales, le enorgullece muchísimo el poder colaborar.

… durante estas fiestas del Pilar, me han dicho que te has vestido de baturra junto a una de las residentes, Lola Sánchez, que la tenemos también ahora con nosotras.

Sí, Lola lleva en el centro unos tres años. Ahora (antes desde luego que no) le está gustando mucho la jota aragonesa; uno de sus hijos, bisnieta y sobrina-nieta cantan y bailan en una rondalla y, en cuanto me vio vestida, vino a saludarme rápidamente.

 

Lola, estamos muy contentas de que hayas querido compartir este momento con nosotras, ¿qué te parece la labor de Mª Luz y del voluntariado del centro?

Me parece una labor estupenda porque ayudan mucho, son muy amables y siempre están pendientes de todos nosotros, de preguntarnos cómo estamos, si nos hace falta algo…etc. Cuando celebramos festividades, siempre están presentes, ayudan a salir a la calle, a subir y bajar sillas en actos, a ir a tomar el café-tertulia, actividades de manualidades…

¿Cuál ha sido la mejor experiencia que recuerdas con las personas voluntarias?

Recuerdo que un año, en Semana Santa, fuimos a ver una exposición fotográfica, y luego, para variar, a tomar un vermut. ¡Cual fue nuestra sorpresa, así como la de los voluntarios, cuando una compañera pidió “calamares salvajes” para todos, y nos quedamos “ojipláticos” cuando vimos la cuenta!. Menos mal que los voluntarios y profesionales se lo tomaron a risa, pero tuvimos que volver andando a la residencia… ¡menuda paliza!

Me quedo con todos los momentos que paso con ellos, y sobre todo, me gusta ser muy agradecida y respetuosa por la labor que desempeñan.

Lola, como usuaria del centro, ¿quieres destacar algo más de la labor del voluntariado de nuestra entidad en este servicio de Zaragoza en concreto?

Sí, destacaría la gran bondad que encuentro en cada uno de los voluntarios. Realizan esta labor de forma altruista, y se merecen el mejor trato posible.

Por tu parte Mª Luz, para finalizar ya la entrevista, ¿quieres añadir algo más?

Sí, me gustaría hacer un llamamiento a todas las familias que formamos parte de este centro, y decirles que además de que ayuden como familiares, se hagan voluntarios/as.

Por otra parte, debo nombrar a Carmen Lorente, directora del servicio, por hacer que aquí nos sintamos como en nuestra segunda casa. En general, no tengo palabras para describir lo bien que está este centro, lo alabo siempre y lo recomiendo a todas las personas que me preguntan.

Muchas gracias a las tres, Lola, Mª Luz e Isabel, por este bonito encuentro para hablar del voluntariado.

También lo ha sido para nosotras. Hasta la próxima.