Honorina, de 87 años, natural de la provincia de León, afincada desde hace 26 años en Barcelona, es usuaria veterana de las Viviendas con Servicios “Concilio de Trento I” del Ayuntamiento de Barcelona, gestionadas y dirigidas por la Fundación Salud y Comunidad (FSC). Hemos estado hablando con ella para saber cómo ha pasado el periodo de confinamiento durante el estado de alarma, motivado por la crisis sanitaria del COVID-19, y cómo están siendo estos primeros días de vuelta a la normalidad, en los que ya sale a la calle y participa en actividades de ocio, organizadas desde el servicio.
– ¿Desde cuándo es usuaria de estas viviendas con servicios y cómo ha sido la experiencia?
Soy usuaria desde hace unos 13 años, estrené estas viviendas cuando se inauguraron. La vivienda la estoy disfrutando muchísimo, vivo sola, ya que soy viuda, pero no me aburro, siempre encuentro algo que hacer.
– ¿Cómo se encuentra de salud?
Bien, aunque tengo mis cositas (artritis, ciática, algo de corazón, hígado…), pero ya con la edad es lo normal. Lo importante es que me puedo valer por mí misma, aunque ahora tardo más en hacer las cosas que antes.
– ¿Cómo ha vivido este confinamiento?
Lo he llevado bien, sabía que el confinamiento era por nuestro bien, a excepción de 3 días, en los que tuve mucho dolor por mis enfermedades, y en los que ya no sabía qué hacer ni qué tomar, pero encontré la solución a través de unas pastillas naturales que escuché recomendar a un doctor en la radio. ¡Bendita la hora en la que lo escuché por la radio!
– ¿Es oyente habitual de radio?
Sí, especialmente de dos emisoras que me han acompañado mucho durante este tiempo de confinamiento. Me levantaba y lo primero que hacía era poner la radio, una de ellas es una emisora musical, y a menudo ponían sevillanas a primera hora que me animaban mucho.
– ¿Y usted bailaba?
Sí, claro. Me ponía a bailar sevillanas con el bastón y me valía para hacer ejercicio en casa (ríe).
– ¿Qué tipo de programas le gustan?
Además de los programas musicales, me gusta escuchar programas en los que se habla de salud y sobre cómo mejorar, en los que intervienen personas expertas que dan recomendaciones. Como te decía, gracias a ese doctor que escuché por la radio, pude mejorar cuando ya no sabía qué hacer. Tomo tanto medicación tradicional como alternativa para complementar.
– ¿Y qué más actividades ha realizado durante el confinamiento para entretenerse, además de escuchar la radio?
Pues me inventé un “amigo imaginario” para jugar al parchís con él (ríe), hacía “sopa de letras”, leía… También, me gusta cocinar, ahora he podido retomar la cocina, pero entonces me traían la comida mis hijas, he estado todo el tiempo sin salir de la vivienda.
– ¿Y se comunicaba de alguna otra forma con la familia?
Sí, a través del móvil podía ver vídeos que me enviaba la familia y recibir videollamadas. Tengo una gran familia de la que estoy orgullosa: 4 hijas, 9 nietos y 4 bisnietos, con la que he estado muy comunicada todo el tiempo.
– ¿Y cómo ha sido la atención por parte del equipo profesional del servicio, durante el tiempo de confinamiento?
No tengo queja de nada, me han atendido muy bien, tanto desde la dirección del centro, igualmente el equipo de trabajadoras, hasta el conserje…
– ¿Tiene alguna anécdota curiosa de este periodo de confinamiento?
Sí. Durante el momento en el que salíamos a aplaudir a los sanitarios/as en los balcones. Unas chicas jóvenes, de unos 18 años, siempre me preguntaban “¿está bien?, ¿le vamos a comprar algo”? y si -por lo que fuera- no salía (a veces era tan sencillo como no salir por el frío que hacía en el balcón), cuando me volvían a ver, me decían “¿ha estado mala?, no la hemos visto salir a aplaudir estos días”.
– Bonito gesto de solidaridad.
Sí, emocionante todo ello. Se preocupaban por mí y me sentía más acompañada, cuando salía al balcón y las veía. Haciendo bondad en el mundo, se sigue hacia adelante.
– En general, me parece que ha tenido buen estado de ánimo.
Sí, lo he llevado bien, como comentaba. Sabía que el confinamiento era por nuestro bien, especialmente pensando en las personas mayores que estamos más delicadas de salud. Había que quedarse en casa, no había otra.
– Y, con la vuelta a la normalidad, se han retomado las actividades de ocio, organizadas desde el servicio, con todas las medidas de seguridad.
Así es.
– ¿En qué actividades está participando?
He hecho antifaces que me he inventado, 9 para mis nietos y 4 para mis bisnietos, además de uno que me he quedado yo de recuerdo. Me ha entretenido mucho esta actividad.
También, he participado en una actividad de lectura en grupo, guiada por una voluntaria, con otras usuarias del servicio. También me ha gustado mucho. Hemos leído libros de cuentos, uno de los cuales ha escrito ella.
– ¿Y cómo es la relación con los vecinos/as de las viviendas “Concilio de Trento I”?
El trato es bueno. En las actividades, y en la vida del servicio en general, estamos empezando a coincidir, tras este tiempo de confinamiento.
– Y ya ha podido salir a la calle, ¿verdad?
Sí, al supermercado van mis hijas. Yo voy al mercado de “El Clot” por las mañanas, cada día para no cargar cojo una cosa, así siempre tengo la excusa para volver a salir (ríe).
Ahora ya es otra cosa, pueden volver a venir mis nietos a merendar a casa, como venían haciendo antes del confinamiento, y les puedo preparar empanadas, tortilla de patata, pizza… A ellos les encanta venir y que les prepare estas meriendas.
– Para finalizar, me gustaría que nos diera algunos consejos para el buen envejecimiento, a pesar de las enfermedades que se puedan tener, como es en su caso.
Pues tener muy buen ánimo, de poco sirve quejarse (recurriendo al refranero español, “mal de muchos, consuelo de todos”), hacer ejercicio (lo que se pueda, según el estado de cada cual) y alimentarse bien. En mi casa, nunca falta la fruta y la verdura. Y, por supuesto, no tomar drogas; alejarse de todo ese mundo.
– Esto último también es muy importante.
Sí.
– ¿Y algún deseo que le quede por cumplir?
Sí, llegar al menos a los 90 años. Cada 5 años, además, a mí me gusta celebrarlo en un buen restaurante con la familia, ya me queda poco (ríe).
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