Diagnóstico y recomendaciones para trabajar el impacto del COVID-19 y del confinamiento en las mujeres y personas de género no binario usuarias de drogas
Desde la Coordinadora de Comunidades Terapéuticas (CCTT), Pisos de Reinserción (PPRR) y Centros de Día (CCDD) para personas con drogodependencias, plataforma que agrupa los centros residenciales de tratamiento profesionales de Cataluña, de la cual forma parte la Fundación Salud y Comunidad (FSC), se ha realizado un póster, en relación a unos cuestionarios que se hicieron llegar recientemente a las entidades que trabajamos en los ámbitos de drogodependencias y mujeres. El documento se ha elaborado conjuntamente con la Federación Catalana de Drogas.
Este póster incluye información dirigida tanto a administraciones públicas como a entidades. En relación a estas últimas, incluye información que queremos destacar sobre diagnóstico y recomendaciones sobre socialización de género y trabajo emocional; violencia machista; violencia intrafamiliar; prevención y equipos profesionales.
En cuanto a la situación de diagnóstico y recomendaciones dirigidas a las administraciones públicas, el documento aborda aspectos relacionados con el sinhogarismo; ámbito laboral y derechos.
Centrándonos, en primer lugar, en la información sobre diagnóstico y recomendaciones sobre socialización de género y trabajo emocional dirigidas a las entidades, el documento señala que:
- La socialización de género ha hecho que las mujeres se hayan responsabilizado mayoritariamente de los cuidados de hijas e hijos y familiares, recibiendo más presión y carga de tareas.
- También, se ha observado que las mujeres que han sido alejadas de las familias -ya sea por haber sido ingresadas en servicios residenciales, como por ser inmigrantes-, han vivido con mucha preocupación esta distancia y separación.
- En este sentido, se recomienda a las entidades que trabajen más que nunca con las mujeres y personas de género no binario su estado emocional, el acompañamiento en la crianza, sentimientos de culpa, autoestima, y salud mental, en general. Se recomienda además que los equipos profesionales se formen en el abordaje del trauma.
- Se ha observado que el confinamiento también ha generado más angustia y estrés en ellas (lo han expresado más), y que en general, han buscado la ayuda en las entidades de referencia, a través de nuevos canales y herramientas telemáticas, generándose un aumento de la atención telefónica, así como de la atención vía telemática, tanto individual como grupal.
Igualmente, se ha observado que las mujeres y personas de género no binario, se han beneficiado más de este tipo de atención inmediata, más frecuente y por un canal que les permitía conciliar con sus responsabilidades de cuidados.
Dados los buenos resultados, se recomienda que se mantengan estos nuevos canales, siempre que sea posible, para aquellas mujeres y personas de género no binario que les haya resultado útil y práctico.
En relación a la información sobre violencia machista dirigida a las entidades, en este documento, se afirma que:
- El confinamiento ha invisibilizado mucho la violencia machista y que algunas mujeres han preferido confinarse con su maltratador ante el miedo a la soledad.
- Se recomienda hacer un trabajo con las mujeres usuarias de los servicios gestionados por las entidades, para así detectar posibles violencias que hayan recibido, así como coordinación con los servicios de violencia machista.
En cuanto a la violencia intrafamiliar, se mantiene que:
- El confinamiento también ha invisibilizado las violencias intrafamiliares y que se han detectado violencias de hijos adultos hacia las madres ya mayores, entre otras situaciones que se han dado.
- También, se ha observado cómo algunas mujeres y personas de género no binario, sufrían una total desatención por parte de miembros de la familia (pareja, hijos/as mayores) que les ha generado mucha soledad.
- Se recomienda poner en marcha programas para atender familias, a través de los cuales sean atendidas y reciban seguimiento usuarias del servicio.
Respecto a la información sobre prevención que dirige a las entidades, en el documento se sostiene que:
- Muchos programas que eran de ámbito escolar se han cerrado.
- Asimismo, que no se sabe todavía cómo quedará el escenario de fiestas mayores, festivales, etc.
- Se recomienda trabajar con los y las jóvenes la adaptación a los límites que la nueva situación ha impuesto (distancia social, física...).
- Se mantiene que la crisis del COVID-19 hace necesaria una adaptación de los programas de prevención y de sus contenidos para ajustarse a la nueva normalidad, si bien no se deben perder algunas herramientas que estaban funcionando como “los puntos lilas”, al suprimirse ahora las fiestas en la calle.
En este sentido, se afirma que la violencia sexual no desaparecerá y que las entidades deben estar atentas a nuevas expresiones y escenarios, como fiestas privadas en las que se puedan producir aún más situaciones de riesgo.
El documento también contempla información sobre diagnóstico y recomendaciones a los equipos profesionales:
- Los equipos han recibido mucha presión para adaptarse y dar respuesta a la crisis del COVID-19, con jornadas de trabajo más largas, riesgo de contagiar, etc.
- También, hay que destacar que se trata de equipos muy feminizados, ya que las profesiones de los cuidados están feminizadas.
- Se recomienda introducir espacios de cuidado dirigidos a los equipos profesionales, ya que se han visto expuestos a ampliar mucho los horarios de cobertura y a trabajar con urgencias y situaciones complicadas.
- Asimismo, se aconseja realizar formaciones dirigidas a los equipos de profesionales sobre trauma agudo y estrés postraumático; y formaciones en acompañamiento al duelo.
Finalmente, queremos destacar la información referente a derechos que se incluye en el documento, en relación al diagnóstico y recomendaciones a las administraciones públicas.
- Se constata que durante el periodo de confinamiento se han visto interrumpidos procesos judiciales, visitas con hijos/as menores tutelados por los equipos de atención a la infancia y la adolescencia (EAIA); cancelación de los trámites de ayudas económicas y de vivienda, así como suspensión de controles de orina a hombres que han ejercido violencia y tienen una orden de alejamiento en los centros de atención y seguimiento a las drogodependencias (CAS).
- En este sentido, se recomienda dar prioridad lo antes posible a la reactivación de todos estos procesos que forman parte de los derechos de las mujeres, así como facilitar que la información jurídica llegue a las mujeres que en este proceso han sido muy desinformadas sobre qué podían reclamar y hacer y qué no.
"La Crisàlide" vuelve a estar activa, viva y en constante adaptación al cambio, con todas las medidas preventivas frente al COVID-19
El pasado 25 de mayo, iniciábamos la actividad presencial en este servicio situado en Barcelona, gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), con todas las medidas necesarias para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19. Atrás quedaban largas semanas de confinamiento, en las que la atención telefónica constante y las propuestas de actividades diarias, habían sustituido la asistencia de un servicio que acompaña diariamente a las personas y que les ofrece terapia ocupacional en su proceso de rehabilitación de las adicciones; usuarios/as que estaban deseando volver, para reencontrarse en este espacio y que, finalmente, lo han podido hacer.
“Han sido días difíciles los que hemos vivido, en los que la angustia, el miedo, la incertidumbre y la tristeza, han acaparado nuestro día a día. Nos encerramos en nuestras casas y nuestra actividad se limitó a lo que podíamos hacer entre nuestras cuatro paredes y lo tratamos de hacer lo mejor posible”, afirma Sandra Gasca, coordinadora del servicio.
La actividad del Centro de Día de Reinserción "La Crisàlide" pasó de ser presencial y diaria a realizarse durante el confinamiento, también diariamente, pero de forma telemática, a través del teléfono y de las nuevas tecnologías, en los casos en los que era posible.
“Fue un cambio muy grande, realizábamos intervenciones individualizadas, en las que se daba espacio a toda la amalgama de sentimientos y emociones que esta crisis sanitaria había provocado en cada persona atendida. A la vez, a diario, se proponían actividades para guiar al grupo en la ocupación saludable de su tiempo, tratando de ayudar a pasar mejor el tiempo de confinamiento, atendiendo, pues la situación así lo requería, distintos ámbitos de la persona”, señala.
Ante estas nuevas circunstancias, se propusieron actividades físicas, de relajación, culturales, manuales, de ocio, concursos, actividades culinarias, de lectura… dado el mayor tiempo libre que la situación de confinamiento había provocado. Con el paso de los días, se empezó a ofrecer atención presencial a casos más urgentes que de forma individualizada necesitaran una atención puntual, así como a situaciones de recaídas o de duelos de familiares.
Finalmente, el pasado 25 de mayo, con la entrada de Barcelona en la Fase 1, el centro abrió sus puertas para poder empezar a realizar sus actividades de forma presencial, con todas las medidas necesarias, reorganizando horarios, grupos y tareas de ocupación. Desde entonces, el 60% de las personas usuarias se ha ido incorporando de forma gradual, asumiendo la nueva realidad y siguiendo todos los protocolos necesarios, para poder mantener las distancias de seguridad y no ocupar todo el espacio que anteriormente se utilizaba.
“Pasará un tiempo hasta poder volver a reencontrarnos todos/as, pero recuperar parte de las rutinas, supone mucho más de lo que tuvimos durante muchas semanas y eso ya es esperanzador”, expresa Sandra Gasca.
El reencuentro con las tareas que quedaron a medio hacer, la recuperación de las rutinas, volver a ver caras conocidas o amigas y al equipo profesional que ha estado acompañando a los usuarios/as durante todo este tiempo, y con el que tantas conversaciones han tenido, compensan las nuevas rutinas de limpieza y desinfección que ahora forman parte del nuevo día a día del centro.
“A las 11 de la mañana se desinfecta, a las 13:30 se vuelve a hacer y a las 17 horas, de nuevo desinfectamos. Adaptarse o adaptarse, no nos queda otra, pero es más llevadero cuando se hace en un espacio de confianza donde prevalece el respeto y la armonía. Al equipo profesional de 'La Crisàlide', siempre muy próximo a las personas usuarias, poner barreras de metacrilato, mascarillas o pantallas no nos resulta nada fácil, pero recuperar nuestro espacio y lo que aquí hacemos, compartimos… compensa la incomodidad de las barreras de protección y de las desinfecciones constantes. Que hay que limpiar, pues limpiamos, que debemos protegernos todos/as, pues nos protegemos… Lo que haga falta para recuperar nuestro espacio y nuestra rutina”, mantiene la coordinadora del servicio, Sandra Gasca.
“Así que nuestra nueva realidad se verá condicionada por turnos más cortos, tendremos grupos más reducidos, con asiduidad intercalada, y seguiremos haciendo uso de las mascarillas y recurriendo a frecuentes desinfecciones. Eso sí, pondremos todo de nuestra parte para que el servicio siga compensando a nuestros usuarios/as, para que continúen encontrando un espacio amable y próximo, en el que poder poner en práctica todo lo aprendido entre terapias y confinamiento”, explica.
En cuanto a los usuarios/as nuevos que ya están llegando al servicio, esperamos que encuentren un espacio, en el que poder realizar los cambios que necesitan, si bien, ahora, con todas las medidas preventivas frente al COVID-19. Pero la vida sigue, y la buena noticia es que la esencia de “La Crisàlide” sigue siendo la misma de siempre y que vuelve a estar activa, viva y en constante adaptación al cambio, para seguir dándolo todo.
Liderar en tiempos de crisis
El pasado 14 de marzo, día en el que fue declarado el estado de alarma en nuestro país, con motivo de la grave crisis sanitaria en la que estamos inmersos, emergía un estado emocional que generaba incertidumbre, angustia y miedo por lo que iba desarrollándose en todo el territorio. Las cifras de contagios y fallecimientos por el COVID-19 crecían exponencialmente y la sensación de vulnerabilidad se apoderaba de nuestro día a día.
Tres días después de dicha declaración, las entidades que trabajamos en el ámbito penitenciario y de la ejecución penal, cesábamos total o parcialmente nuestra tarea en los centros penitenciarios. Es el caso de algunos de los proyectos que la Fundación Salud y Comunidad (FSC) gestiona desde hace más de 30 años, en colaboración con la Secretaría de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima (Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña).
Los profesionales dejamos de asistir a los centros penitenciarios como medida preventiva, ya que, en ese momento inicial, representábamos un vector importante de contagio del COVID-19 a la población reclusa.
Lo primero que recuerdo de ese momento es el no poder explicar y hablar directamente con las personas que acompañamos día a día, desde el proyecto que gestionamos en el Centro Penitenciario de Jóvenes de Quatre Camins (La Roca del Vallés, Barcelona). La sensación de irte de un sitio, sin poder hacer un cierre con personas con las que tienes un vínculo, no pudiendo dar una explicación en un momento tan delicado como el que vivíamos en esos primeros días y, además, no poder hacerlo en un entorno tan especial, como el que supone un centro penitenciario, eran elementos que generaban una sensación extraña de impotencia y frustración.
El 17 de marzo (primer día de la nueva situación para las entidades que colaboramos en el ámbito penitenciario), el equipo de profesionales de la Fundación Salud y Comunidad tuvimos muy clara la estrategia a seguir, pese a no poder estar en la primera línea de intervención.
Trabajar alejados de los despachos de los módulos residenciales o no poder atender cara a cara a los jóvenes del proyecto y a sus familias, no significaba mantener una posición pasiva y bajar los brazos y esperar desde casa a recibir instrucciones de cómo continuar la tarea que tenemos encomendada. La posición de profesionales activos, responsables e innovadores, permitió poder diseñar un plan estratégico que generó la posibilidad de seguir trabajando desde el confinamiento, y de seguir acompañando directa o indirectamente a las personas que atendemos desde los dispositivos gestionados.
La revisión y mejora de los proyectos técnicos, el trabajo de implementación y actualización de los sistemas de calidad de los proyectos, el rediseño de actividades grupales e individuales, la atención de las personas en formato virtual y el trabajo en red, supusieron algunas de las acciones que los profesionales de FSC ejecutábamos desde nuestros domicilios, de manera ordenada y con rigor técnico y profesional.
Tal y comentábamos anteriormente, una herramienta que durante esta crisis ha cobrado una relevancia clave, pese a que ya tenía un lugar importante previa a la aparición del COVID-19, es el trabajo en red. El trabajo colaborativo entre entidades del tercer sector ha supuesto una acción clave en el proceso de confinamiento, pero también de desconfinamiento en este momento.
El trabajo en red ha logrado de forma conjunta poder aglutinar y gestionar, junto con la administración penitenciaria en Cataluña, muchos de los miedos e incertidumbres que han ido emergiendo en las entidades sociales, como consecuencia de la emergencia sanitaria.
FSC ha trabajado intensamente en plataformas del tercer sector, tanto a nivel autonómico como en ECAS (Entidades Catalanas de Acción Social) y la TPS (Mesa de Participación Social) pero también, a nivel estatal, como en el caso de UNAD (Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente). Aunque el objetivo que persigue cada plataforma es diferente, en cada una de ellas se ha trabajado con la misión de establecer colaboraciones y sinergias con las administraciones pertinentes y favorecer la construcción de protocolos, tanto en la fase de contención de la pandemia, como en la creación de procedimientos, para afrontar la desescalada en el ámbito penitenciario y en el de la ejecución penal, como está sucediendo en la actualidad.
A modo de conclusión y también como reconocimiento a mis compañeras y compañeros de FSC, creo importante resaltar que, en momentos como una crisis sanitaria de este nivel, no siempre es fácil estar a la altura de los acontecimientos. Cierto es que desde la entidad se ha procurado (en la medida de los posible) ser rápido y ágil en las respuestas, no dar nada por supuesto en las acciones y medidas que se iban desarrollando, y se ha mantenido una actitud de permanente suma y colaboración, siendo capaces de dar respuesta a las distintas necesidades que nos planteaban desde las administraciones, así como los profesionales y, sobre todo, las personas a las que atendemos.
Sin duda, todo ello ha sido posible gracias a la labor de los profesionales de la Fundación Salud y Comunidad, profesionales capaces de afrontar las crisis desde una posición donde el deseo es el principal motor para seguir inventando y generando proyectos que mejoren la calidad de las personas en tiempos de incertidumbre.
Manu Izquierdo
Coordinador de “Impulso Joven”. Centro Penitenciario de Jóvenes
Fundación Salud y Comunidad
Agradecimiento al esfuerzo y resiliencia del Hogar y Centro de Día "San José", en el apoyo de personal a la Residencia “Las Fuentes” por el COVID-19
El pasado 14 de marzo, se decretó el estado de alarma, comunicándonos la gerencia del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) que tanto el Hogar como el Centro de Día “San José” de Zaragoza, de titularidad del mismo, gestionados y dirigidos por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), permanecerían cerrados al público desde ese mismo día.
No obstante, días después, el 16 de marzo, el personal contratado por FSC, se incorporó a su puesto de trabajo, dado que el IASS iba a seguir manteniendo el precio por el servicio, durante todo el tiempo que durara este cierre.
Según nos explica Carlota Menéndez, directora del servicio, “la situación fue un tanto extraña, nos reorganizamos para sacar partido a esa ausencia de usuarios/as y socios/as, y asumimos labores de limpieza, desinfección, y organización de todo el centro”.
Al mismo tiempo, fueron declarados trabajadores/as esenciales, puesto que “formamos parte de los servicios sociales especializados, si bien al tratarse 'San José' de un servicio no residencial, nuestra labor esencial consistía en el seguimiento de los usuarios/as del centro de día vía telefónica, además de pasar a ser el centro de referencia de nuestra zona, detectando situaciones de vulnerabilidad o de necesidad dentro de nuestro barrio, siempre a través del teléfono”.
De esta forma, mientras la trabajadora social, la terapeuta ocupacional, una recepcionista y la propia directora del centro, realizaban llamadas de seguimiento, el resto del personal se ocupaba de limpiar el centro a fondo, desinfectarlo y de organizar, ante las nuevas circunstancias.
Esta situación duró 10 días, hasta que el 25 de marzo se publicó en el Boletín Oficial de Aragón el decreto-ley 1/2020 del Gobierno de Aragón, por el que se adoptaban medidas urgentes para responder al impacto generado por el COVID-19 en la Comunidad Autónoma de Aragón.
En él, se detallaba que las necesidades de efectivos que en el IASS y en las entidades locales se precisaran para la prestación de los servicios esenciales, como consecuencia de bajas o ausencias de personal que se produjeran con motivo del COVID-19, o para atender las medidas adoptadas relativas al mismo, se cubrirían, en primer lugar, mediante el personal empleado público o personal laboral de entidades contratistas o concertadas que hubieran quedado sin función específica, debido al cierre de los hogares de personas mayores, de los centros de día y de los centros de atención a la discapacidad.
Esto suponía que, en cualquier momento, las trabajadoras de “San José” que habían quedado sin función específica, podían ser llamadas a cubrir plazas vacantes, a causa del COVID-19 en cualquier servicio esencial, social o sanitario, de Zaragoza.
“Entonces, la directora de la Residencia 'Las Fuentes', Carmen Lorente, y yo, tuvimos una conversación, de la cual surgió la idea de pedir desde la residencia al IASS, a todo el personal de 'San Jose', para cubrir las vacantes que, con motivo del coronavirus, se estaban ofreciendo, y para dar ayuda y apoyo a los/as residentes en esos momentos tan difíciles de aislamiento”, señala Carlota Menéndez.
De modo, que el 26 de marzo se incorporaron a la Residencia “Las Fuentes” tres técnicas en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), una enfermera, la terapeuta ocupacional, la fisioterapeuta, y una camarera. Posteriormente, se incorporó otra TCAE y una camarera, todas ellas procedentes del centro de “San José”.
Una vez ya ubicadas en su nuevo destino, y pasado el período inicial de adaptación, pudieron comprobar que la organización en cuanto al trabajo, medidas de higiene y seguridad en la residencia eran excelentes. El trato que recibían de sus nuevos compañeros/as y residentes era de cariño, apoyo y agradecimiento, de modo que se fueron integrando en la vida de la residencia como unas trabajadoras más.
A destacar que las personas usuarias de “Las Fuentes”, pudieron estar igual de bien atendidas que siempre porque la predisposición del personal de “San José” compensó las necesidades derivadas de la nueva situación originada, tanto a nivel organizativo, como de cuidados, así como la falta de personal, especialmente, sanitario y de servicios auxiliares.
Si bien no se trata de la única vez, en la que ha ocurrido algo similar durante el estado de alarma, ya que en otros centros gestionados y dirigidos por FSC, como el Centro de Día de Bizia en Vitoria y el Centro Especializados de Atención a Mayores (CEAM) de Alicante, también se puso a disposición de otros dispositivos, en los que hubiera necesidad, al personal de estos servicios.
Respecto a este apoyo de personal de “San José”, la directora de la Residencia y Centro de Día “Las Fuentes”, Carmen Lorente, afirma sentirse “inmensamente agradecida al personal de 'San José', ya que, mientras 'otras personas huían', ellas en todo momento, estuvieron trabajando, y se esforzaron muchísimo, ya que el trabajo en 'San José' requiere menos esfuerzo que el de una residencia. Así pues, como decía Lina Morgan, agradecida y emocionada, solo puedo decir: gracias por venir”.
Por su parte, Isabel Ortega, trabajadora social del servicio, explica que, cuando apenas sabían nada sobre la palabra “coronavirus”, el miedo sirvió de impulso para fortalecerles, para trabajar en equipo, para emplear recursos y habilidades aletargadas dentro de ellos/as y para la ayuda mutua.
"La ayuda es un tipo de conducta prosocial en favor de una persona o personas, como el altruismo y la cooperación. Cuando es mutua, se produce una interrelación, un 'feedback' entre quien recibe la ayuda y quien la da, intercambiándose continuamente los roles en una cooperación recíproca y solidaria. Esto ha ocurrido en 'Las Fuentes', gracias a la ayuda de nuestros compañeros/as del Hogar y Centro de Día 'San José'", afirma Isabel Ortega.
"Recordamos que una mañana Carmen, directora del centro, nos informó a todo el equipo interdisciplinar que iban a venir a ayudarnos desde este centro. Al principio, todo fue algo extraño, nos invadieron dudas y los temores sobre cómo nos podíamos organizar…pero, a la vez, sentimos 'alivio' de ver que 'no estábamos solos'. A nuestro gran equipo, se unieron Mapi, Elena, Susana, Inna, Pili Silvia, Rosa, Francisca y Mª Jesús y, gracias a ellas, nos convertimos en un equipazo. Con su ayuda y su gran corazón, se han ganado la confianza de todos nuestros usuarios/as y de todos nosotros/as. Un gesto y una palabra que lo dice todo: gracias”, reconoce. Por todo ello, desde “Las Fuentes”, quieren agradecer el esfuerzo, resiliencia y adaptación al cambio por parte de “San José”, en este apoyo de personal.
Mientras tanto, en “San José”, la trabajadora social; la persona responsable de recepción y la propia directora, continuaban realizando un seguimiento telefónico, tanto a usuarios/as del centro de día como a socios/as del hogar, llegando a contactar con casi 4.000 socios a través del teléfono, “socios que han agradecido tanto nuestra compañía que, cada vez que colgábamos el teléfono, se nos dibujaba una sonrisa”, afirma la directora del Hogar y Centro de Día “San José” de Zaragoza.
Por otra parte, desde el 18 de marzo, la cocinera del servicio ha seguido trabajando en el hogar, realizando menús para que los socios/as y usuarios/as del centro de día que quisieran, los fueran a buscar para degustarlos en sus domicilios. Desde esa fecha, se han servido 939 menús.
Igualmente, a día de hoy, y desde el pasado 4 de junio, hemos reanudado en el hogar los servicios de peluquería de señoras y caballeros, y el servicio de podología para los socios/as del mismo, siempre a través de cita previa, permaneciendo cerrado el resto del edificio, incluyendo el centro de día, para el que actualmente no tenemos fecha prevista de apertura.
Otro tema que merece nuestra atención es la prestación de material al IASS (mobiliario, menaje, equipamiento, televisiones, etc…) por parte del centro “San José”, para ser llevado a servicios que se iban a abrir en Zaragoza (Miralbueno, Casetas, Parque Goya, Valdespartera). “Así lo hicimos, y unos días más tarde, el director de la Residencia 'Los Maizales de Casetas', habilitada para atender a mayores con COVID-19, nos solicitó únicamente los carros de las comidas, y se los prestamos. A día de hoy todavía disponen de ellos”.
Para finalizar, nos quedamos con un detalle entrañable, y otro gesto de solidaridad entre los que hemos ido viendo entre los centros del Área de atención a la dependencia y de atención a la infancia y la adolescencia durante estos meses, y es que el día de San Jorge (“Sant Jordi”), el pasado 23 de abril, se recibieron unas cartas en la Residencia y Centro de Día “Las Fuentes”, procedentes de los/as menores del centro de Atención a Menores de Ateca, también gestionado y dirigido por FSC, acompañadas por unas mascarillas que habían decorado estos/as menores.
"Las mascarillas las expusimos en la entrada del centro, para que toda persona que pasase andando por allí, las pudiese ver a través de la cristalera. Las cartas fueron muy emotivas, en cada una de ellas se relataba incluso las experiencias de los/as menores, y nos llegaron al alma, sabiendo además que se habían portado estupendamente y no había habido incidencias con el COVID-19 en este servicio. Estas cartas se entregaron a los usuarios/as para que se las guardaran de recuerdo, e hicimos un vídeo de agradecimiento a todos los chicos/as, que se puede ver en la página de Facebook del IASS”, explica Isabel Ortega, trabajadora social del servicio.
Como decíamos en una noticia previa, no dejemos de creer que al final todo saldrá bien, y así nos lo van demostrando cada día los hechos, y si no sale bien, es que aún no es el final y debemos seguir manteniendo viva la esperanza.
El proyecto Street Support, reconocido como Buena Práctica Europea por la Agencia Nacional Erasmus +
Ello ha sido posible, dada la elevada puntuación alcanzada por este proyecto (84 puntos), tras la evaluación de todos los informes, pasando a formar parte de los proyectos que conforman las Buenas Prácticas Europeas Erasmus+. Tras este buen resultado y reconocimiento, está el arduo trabajo realizado por el proyecto durante 3 años, concretamente desde finales de 2016 hasta finales de 2019. La Fundación Salud y Comunidad (FSC) participa, junto a otras entidades europeas, en este proyecto, financiado por la línea Erasmus+ de la Unión Europea.
El proyecto Street Support tiene como objetivo facilitar herramientas y modelos de buenas prácticas, dirigidas a formadores de profesionales de organizaciones y gobiernos locales. Esta formación facilita una mejora de la intervención con personas sin hogar y en ella se contemplan aspectos relacionados con el consumo de alcohol y otras drogas que, en muchos casos, padecen las personas sin techo.
En este sentido, a través de este proyecto, se trata de generar un espacio de intercambio y reflexión sobre la realidad de exclusión residencial, vinculada al consumo o abuso de drogas, las consecuencias derivadas del mismo, y la falta de vivienda, que inciden en la convivencia comunitaria.
Aprovechamos esta buena noticia, habiendo sido elegido este proyecto como Buena Práctica Europea por parte de la Agencia Nacional Erasmus +, para recordar que el Centro de recursos del proyecto ha sido actualizado con todas las publicaciones e información disponible para su consulta.
Una de las últimas novedades ha sido la incorporación de la documentación de seguimiento del evento europeo, celebrado en junio de 2019 en Bruselas, en el que se reunieron expertos/as de toda Europa para debatir sobre la temática de la exclusión residencial y el impacto comunitario del consumo de drogas. La documentación está disponible en el sitio web del evento, incluido el informe del evento (en inglés), así como las diversas presentaciones e imágenes del mismo.
Todas las personas y entidades que participan en el proyecto Street Support y el grupo de salud FEANTSA, anfitrión del evento, se muestran satisfechas por esta buena noticia, así como por el interés y participación activa que hubo durante los dos días del evento de intercambio de prácticas y conocimientos. Se destaca que este intercambio fue útil e inspirador de los diferentes contextos locales en Europa para la mejora de la intervención con personas sin hogar.
FSC participa en la elaboración de la Declaración Institucional de UNAD ante la crisis de la COVID-19
El texto ha sido presentado recientemente en la Asamblea anual de la Red de Atención a las Adicciones (UNAD) y cuenta con el respaldo y las aportaciones de las entidades de la UNAD, entre ellas la Fundación Salud y Comunidad (FSC), concretamente desde el Área de Adicciones, Género y Familia, y el Área de Inclusión Social y Reducción del Daño en Drogodependencias. La declaración recoge, tanto las diferentes realidades de las entidades de adicciones tras el impacto de la crisis sociosanitaria, como las principales reivindicaciones de UNAD ante los organismos públicos y la sociedad en general.
Desde la Red de Atención a las Adicciones, UNAD, queremos poner en valor nuestro modelo de atención integral y comunitario próximo a las personas y sus realidades cambiantes, un modelo que defiende la igualdad y los derechos de las personas.
Es imprescindible no solo mantener nuestro modelo, sino también contar con una red de atención potente y estable para llevarlo a cabo, una red que tendrá que fortalecerse y ampliarse. Hemos podido cubrir la emergencia en la crisis de la COVID-19 porque tenemos una red de atención detrás.
Ahora más que nunca, las entidades hemos demostrado que somos imprescindibles en las problemáticas sociales más extremas, que somos la comunidad que acoge y acompaña y da servicios a las personas siempre en los momentos de mayores dificultades, con compromiso, profesionalidad y solidaridad.
Las Administraciones deben de contar con nosotras para abordar la realidad que tenemos y las que están por venir. Necesitamos el compromiso de las políticas sociales para que las necesidades básicas de los colectivos más vulnerables puedan atenderse con más garantías que las que ofrecen la beneficencia y la caridad.
Muchas de las personas con adicciones que ya estaban en los márgenes de la sociedad son las que actualmente han recibido y van a recibir un mayor impacto de exclusión social. Porque las adicciones son un problema acuciante que requiere una atención sociosanitaria continua para atajar el impacto que tiene en todas las dimensiones de la vida de las personas usuarias y de sus familias. Se trata de una realidad de gran magnitud que no puede permanecer en un segundo plano en la agenda política, mediática y social.
Durante el confinamiento hemos observado cómo el aumento de las demandas de ayuda debido a problemas con el juego online pone de manifiesto que la situación de las personas con otras adicciones sin sustancia/comportamentales también se está agravando. Desde la red estamos trabajando por no dejar a nadie atrás y hacer lo posible para garantizar que las personas con problemas de adicciones sigan estando atendidas.
En este escenario que está dejando la COVID-19, es necesario establecer protocolos humanitarios que tengan en cuenta a una población que ya se encontraba en extrema vulnerabilidad antes de extenderse la pandemia.
Una parte de nuestras personas usuarias está pasando el confinamiento en sus domicilios y han vivido episodios de miedo, estrés, ansiedad, angustia, problemas de relación familiar o violencia; situaciones que muchas veces han podido contenerse de forma telemática, pero en otras ocasiones han acabado en recaídas, principalmente en el consumo de alcohol y psicofármacos. Son muchas las llamadas de personas usuarias y familiares pidiendo ayuda. Para que puedan retomar y continuar con sus tratamientos necesitan, no solo atención telemática de manera individual y grupal, sino el restablecimiento de los tratamientos presenciales en la red, pero, eso sí, contando con todas las medidas de prevención necesarias.
Por otro lado, muchas personas con las que trabajamos han permanecido en los servicios residenciales donde se encontraban al declararse el estado de alarma. En este caso hablamos de las comunidades terapéuticas, pisos de inserción, servicios que continuarán siendo esenciales en el escenario poscovid. Los centros residenciales que han podido mantenerse abiertos durante la crisis lo han conseguido gracias al esfuerzo enorme de los equipos de profesionales, que han tenido que enfrentarse a la situación sin que muchas de las Administraciones ofrecieran equipos de protección y protocolos para enfrentarse a los posibles casos positivos en COVID-19.
Para restablecer los servicios presenciales de toda la red de atención es imprescindible que puedan contar, tanto para profesionales como para las personas usuarias, con test, Equipos de Protección Individual y protocolos claros de cara al desconfinamiento para prevenir posibles contagios. Solo de esta manera podrán reorganizarse los procesos asistenciales y reactivar el circuito de entradas, y salidas
Las personas con consumo activo y en situación de calle, son uno de los grupos más vulnerables y de gran complejidad en la atención. Es una población con problemas orgánicos y psiquiátricos graves. Si bien desde muchas administraciones se han articulado respuestas rápidas y eficaces en colaboración con las organizaciones sociales, estos meses han puesto de manifiesto la necesidad de abordar el sinhogarismo de forma estructural. Serán indispensables recursos más normalizados que garanticen no solo la pernocta sino también el mantenimiento de rutinas de alimentación, higiene y ocupación de tiempo que refuercen realmente los procesos de incorporación social.
Cuando termine el estado de alarma, la nueva normalidad no puede condenar a estas personas de nuevo a la calle para que retrocedan varias casillas en su día a día ahora que hemos logrado su estabilización en muchos casos.
El 100% de las mujeres en situación de calle sufre diversas violencias, pero sobre todo violencia sexual. Es prioritario para UNAD garantizar plazas suficientes para mujeres en los distintos espacios habilitados durante esta crisis, así como garantizar la seguridad de las mujeres con problemas de adicciones en los espacios residenciales. Necesitan espacios seguros donde les sea posible seguir con sus tratamientos a salvo de violencias machistas.
En el ámbito penal y penitenciario, UNAD demanda a la Administración Penitenciaria y al sistema judicial que se prioricen los tratamientos y que se garantice el derecho a la salud de las personas penadas y/o presas. Hay que recordar que casi el 70% de la población penitenciaria tiene problemas de adicciones y un estado de salud muy frágil.
Desde el primer día UNAD ha reclamado que se fomenten los cumplimientos extrapenitenciarios (suspensiones de la pena de prisión y cumplimientos de condena en el hogar a través de las distintas modalidades que ofrece nuestra legislación penitenciaria), petición que la OMS ha lanzado a nivel global. En la desescalada, creemos necesario seguir potenciando estos cumplimientos en el hogar con los controles oportunos pues siguen estando presas muchas personas con perfiles de escasa peligrosidad como por ejemplo personas mayores, enfermas, mujeres y, en general, personas con delitos no violentos.
Por otro lado, las entidades de UNAD hemos estado durante todo el estado de alarma acogiendo a personas penadas en nuestros recursos y atendiendo telefónica y telemáticamente tanto a las que pudieron irse a casa a cumplir de esta forma su condena como a aquellas que permanecían en los centros penitenciarios. Ahora nos ofrecemos para colaborar con la administración penitenciaria en el reto de devolver a las prisiones las actividades y programas de tratamiento que son tan necesarios.
No podemos olvidar tampoco el papel de la prevención en este escenario. Durante la crisis, muchos de los programas preventivos se han visto afectados por las circunstancias marcadas por el estado de alarma y también han tenido que reinventarse para seguir llegando a la población a través de canales telemáticos. Ahora mas que nunca será necesario fortalecer la prevención.
Reclamamos para nuestras organizaciones el pago íntegro de los contratos, convenios y subvenciones para el mantenimiento completo de la red de atención.
UNAD, junto a otras organizaciones asesoras del Plan Nacional sobre el SIDA, se pone a disposición del Gobierno para colaborar en el desarrollo de recomendaciones para prevenir el VIH y otras ITG en la fase de desescalada para evitar que se apliquen medidas de carácter restrictivo, estigmatizante y punitivo que puedan aumentar las barreras sociales para las personas que viven con VIH.
El porcentaje de paro en el colectivo de adicciones es muy superior a la media de la población, es de suponer que después de esta crisis va a quedar mucho más afectado y con mayor dificultad para lograr una incorporación laboral. Solicitamos programas sociolaborales específicos para poder lograr una autonomía real.
La Red UNAD se pone a disposición de las administraciones autonómicas y locales y del Plan Nacional sobre Drogas. Una vez más, reiteramos nuestra voluntad de colaborar y garantizar la atención a miles de personas a las que no podemos olvidar en estos momentos.
La pandemia sanitaria se ha vuelto pandemia social y UNAD, hoy más que nunca, necesita el respaldo inequívoco de las Administraciones. Desde UNAD, queremos seguir mejorando el modelo de intervención que consideramos es el más eficaz, pero, sobre todo, más digno para las personas que atendemos.
Ningún virus puede acabar con los derechos sociales conquistados durante décadas, muy al contrario, ha de aumentarlos Por una atención integral y comunitaria. ¡No puede haber marcha atrás!
El “Albergue 24 horas en estado de alarma NITS AL CALIU” de FSC en Castellón obtiene una ayuda económica de CaixaBank y la Fundación la Caixa
El programa “Albergue 24 horas en estado de alarma NITS AL CALIU” del Centro de Baja Exigencia (CIBE) de Castellón de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), ha sido reconocido por CaixaBank, a través de su línea de Acción Social, en colaboración con la Fundación la Caixa, en sus acciones de apoyo a los colectivos más desfavorecidos de la Comunidad Valenciana. Este programa de FSC ofrece un servicio de descanso nocturno, en régimen residencial o de albergue, a personas sin hogar.
La posibilidad de contar con un espacio durante las 24 horas, con atención residencial y ambulatoria, ha permitido el confinamiento de las personas que así lo han requerido, y que se están beneficiando de este programa durante el estado de alarma. También, ofrece un servicio a otras muchas personas que han quedado fuera de los dispositivos de emergencia, y que se han visto obligadas a vivir en la calle o en condiciones de infravivienda.
Se trata de un programa sociosanitario que incluye la cobertura de necesidades básicas y, en concreto, la alimentación mediante un comedor social que se ha adaptado, abierto para desayunos, comidas, meriendas y cenas, y que, gracias a la ayuda, puede ofrecer un mayor servicio, según explica la directora del recurso, Belén Sánchez.
Esta adaptación del comedor ha facilitado que personas que viven en condiciones de infravivienda, pudieran beneficiarse durante la pandemia, reduciendo sus viajes al mismo para realizar las diferentes comidas, en atención a las pautas de restricción del movimiento.
El programa ofrece también los servicios de ducha, lavandería y ropero, así como apoyo en la administración de la medicación de las personas beneficiarias del mismo, en tratamientos de salud mental, VIH, y otras patologías.
El Centro de Baja Exigencia (CIBE) de Castellón de FSC atiende a alrededor de 350 personas al año. “Más o menos a unas 50 cada día, de las cuales aproximadamente el 75% son hombres y el resto mujeres, por lo que valoramos de forma positiva esta ayuda”, señala Belén Sánchez.
Sin duda, ello supone un claro reconocimiento al trabajo desarrollado por el CIBE de Castellón en la mejora de la calidad de vida de las personas usuarias del mismo que, en esta ocasión, se han visto beneficiado por esta ayuda económica para paliar parte de los efectos de la pandemia. Esta ayuda se ha destinado a los colectivos más desfavorecidos de la Comunidad Valenciana. Entre ellos, las personas sin hogar.
Charlas de orientación laboral, acompañamiento psicológico y otras actividades en el dispositivo de emergencia que FSC gestiona en Fira de Barcelona
Desde el inicio de la crisis sanitaria generada por el COVID-19, se han puesto en marcha siete dispositivos de emergencia en Barcelona que, en total, gracias a la colaboración de diferentes entidades sociales e instituciones, suman más de 750 plazas adicionales para acoger personas sin hogar en condiciones dignas y seguras. Estas plazas se han añadido a las 2.200 que ya estaban operativas antes del estado de alarma. La Fundación Salud y Comunidad (FSC) gestiona uno de estos dispositivos de emergencia, que ofrece 225 plazas dirigidas a personas sinhogar en Fira de Barcelona.
Según explica Judit Deprez, codirectora de este servicio gestionado por FSC, en un principio, la actividad del dispositivo se centró en organizar actividades preventivas sobre el COVID-19 y en explicar con detalle las medidas de seguridad e higiene que había que seguir dentro, así como la normativa de convivencia. Desde entonces, los usuarios/as han interiorizado la información y en estos momentos, las actividades incluyen competiciones de tenis mesa o ajedrez, entre otras.
Además, también se realizan charlas de orientación laboral, acompañamiento psicológico o actividades sobre "dilemas éticos o culturales". E incluso, explica Judit Deprez, algunos usuarios/as han puesto de forma generosa a disposición del resto sus conocimientos. Es el caso de un usuario que es entrenador y está entrenando a otros chicos o el de tres personas que son peluqueros y se han ofrecido a los demás a cortarles el pelo.
Por otra parte, según fuentes del Ayuntamiento de Barcelona, cabe señalar que este año se destinarán 9 millones de euros adicionales para garantizar la atención de las personas sin hogar, a raíz de la crisis sanitaria generada por el COVID-19. Esta cifra se suma a los 35 millones de euros que ya había previstos este año para la atención de este colectivo, de forma que el presupuesto total llegará a los 44 millones de euros.
Gracias a ello, se podrán sufragar los siete dispositivos de alojamiento que se han puesto en marcha en la ciudad desde que se declaró el estado de alarma y que han atendido a 1.025 personas. De estas personas, el 30% procede de otros municipios y el 33% no vivía en la calle anteriormente. Otro dato relevante lo ofrece el porcentaje de hombres que están en situación de irregularidad administrativa, un 36%.
Tres de los dispositivos - el exclusivo para mujeres; el equipamiento para jóvenes en situación de calle, y el equipamiento destinado a personas con adicciones - seguirán funcionando como mínimo hasta el 31 de diciembre y amplían su capacidad. Esto permite sumar 160 plazas fijas en las 2.200 plazas que había en la ciudad antes del confinamiento.
En cuanto a los pabellones cedidos por Fira de Barcelona, con capacidad para acoger hasta 450 personas, seguirán operativos hasta el 30 de septiembre, con la colaboración de Cruz Roja y la Fundación Salud y Comunidad (FSC), en régimen de acogida nocturna con servicio de almuerzo y cena, higiene, lavandería y ropero.
Según informa el Ayuntamiento de Barcelona, el resto de dispositivos extraordinarios de alimentación e higiene se irán reorganizando uno por uno, con el objetivo que ninguna persona que lo necesite, deje de recibir los servicios que ha estado recibiendo durante el confinamiento. El compromiso del Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS) y de las entidades sociales implicadas, entre las cuales se encuentra la Fundación Salud y Comunidad, es adaptar los diferentes dispositivos a las situaciones que se puedan generar por la pandemia y en ello, seguiremos poniendo todos nuestros esfuerzos.
Foto: Sílvia Barroso
Eficacia y efectividad de las TIC's en la atención profesional a personas con drogodependencias durante el confinamiento
Desde la Coordinadora de Comunidades Terapéuticas (CCTT), Pisos de Reinserción (PPRR) y Centros de Día (CCDD) para personas con drogodependencias, plataforma que agrupa los centros residenciales de tratamiento profesionales de Cataluña, de la cual forma parte la Fundación Salud y Comunidad (FSC), queremos poner en valor el estado actual en que se encuentran los centros, así como resaltar las buenas prácticas que han facilitado poder seguir dando una atención de calidad, durante la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.
Los centros de tratamiento para personas drogodependientes, más concretamente los servicios residenciales, considerados servicios esenciales para la atención integral de la persona con adicción, hemos transformado nuestro estilo de trabajo para adaptarnos a la situación que nos está tocando vivir. En estos recursos, atendemos a personas que, por motivación propia, requieren un distanciamiento temporal de su lugar habitual de residencia, para evitar situaciones de riesgo relacionadas con el consumo de sustancias.
Este periodo ha servido para hacer un análisis sobre qué función cumple el consumo de drogas en su vida y qué cambios tienen que hacer para recuperar una vida llena y reintegrarse en la vida social y comunitaria.
Los equipos de intervención somos equipos altamente profesionalizados y especializados en el ámbito de las drogodependencias. Disponemos de protocolos creados y validados por las autoridades sanitarias competentes, estandarizados, donde nos marcamos nuestras propias directrices, la manera de hacer, de ser y de reinventarnos ante las necesidades emergentes. El trabajo realizado a lo largo de más de 25 años por parte de nuestras entidades, permitió que, previo en el estado de alarma y confinamiento, se actuara de manera rápida y eficaz, constatando la rapidez de respuesta de las entidades sociales y la agilidad para crear nuevos modelos de manera coordinada.
Como resultado de todo esto, los datos nos confirman que nuestras actuaciones fueron las adecuadas, puesto que de las 560 personas atendidas en estos momentos, solo un 9,7% las tuvimos que aislar por sospecha o confirmación de COVID-19. Los ingresos hospitalarios han estado mínimos (solo un 0,2%), el que demuestra el acierto de cómo nuestros servicios adaptaron los protocolos con rapidez, contundencia, seguridad, seriedad y rigor.
Las crisis nos permiten poner a prueba nuestra capacidad de adaptación a los cambios. Vivimos momentos difíciles, pero, justamente, son estos momentos los que aportan oportunidades de cambio y maneras de reciclarnos e incluso de reinventarnos.
Las entidades nos hemos adaptado a esta situación ofreciendo una serie de recursos alternativos dirigidos a minimizar el impacto de esta crisis. Nos tuvimos que posar hilo a la aguja muy rápido, necesitábamos dar respuesta y sobre todo, dar mensajes de tranquilidad y apoyo a las personas que atendemos, que ya de por sí, se encuentran en un momento muy vulnerable de sus vidas. Hemos intensificado el apoyo emocional a las familias, proporcionando herramientas adecuadas para los momentos de confinamiento, dando información veraz y útil para todas ellas y sobre todo, ayudando a las personas que más sufren: personas que no han podido sostener su abstinencia, o personas que viven en situaciones de alta conflictividad familiar y/o de violencia.
Hemos incorporado las tecnologías de la información y la comunicación (TIC's) convirtiéndolas en nuestras aliadas como una herramienta terapéutica. Ya hay una amplía evidencia científica que apoya el uso de las TIC’s para trabajar en el ámbito de las adicciones, a pesar de que hasta ahora no las habíamos incorporado de forma masiva. No se trata de suplir la intervención presencial por la virtual, sino de complementarla.
El confinamiento, para muchas personas, ha provocado que se encuentren en un lugar que no es el suyo, no es su hogar, y el grupo de apoyo se convierte, ahora más que nunca, en su familia. Por nuestra parte, los y las profesionales que trabajamos con estas personas, las TIC’s también nos han permitido ofrecer una proximidad que de otro modo era difícil de conseguir.
Nos hemos tenido que reinventar, como decíamos antes, continuando dando la atención de forma virtual. Los equipos profesionales han hecho y siguen haciendo grandes esfuerzos para adaptar sus disponibilidades a las nuevas necesidades: tratando de permanecer menos tiempo en el centro para evitar el riesgo de contagio, y seguir trabajando desde casa o intensificando los turnos presenciales.
Lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo hasta el final del confinamiento, atender estas personas que requieren nuestro apoyo. Y el más importante, es que no se están produciendo abandonos en el tratamiento, el que confirma que las TIC’s, además de los cambios a la propia logística de los centros, la adaptación a los constantes cambios de protocolos... están siendo una herramienta con el mismo poder de eficacia y efectividad que el resto de comunicaciones, son un complemento a nuestra actividad "presencial".
Se ha demostrado que las comunidades terapéuticas y los pisos de reinserción han estado espacios seguros y valorados por las personas que hacen tratamiento. Tenemos que tener en cuenta, que aparte de todo este trabajo que implica la incorporación de las TIC’s en nuestros centros, tenemos que seguir haciendo una actualización continúa de todos los protocolos, normativas, medidas de prevención... porque no es solo el hecho de vivir en confinamiento, sino también el hecho de proteger y protegernos, ante esta pandemia general que estamos sufrimos.
Así pues, como sector, posamos en valor el alto nivel de especialización y profesionalidad de los centros y equipos de trabajo, que ha permitido actuar de manera ágil y eficaz, ante las nuevas necesidades y realidades de la población atendida durante el COVID-19. Sin duda, algunas de estas prácticas se quedarán ya incorporadas en nuestros centros, como buenas prácticas.
Ahora, el reto es volver a incorporar nuestras herramientas básicas de trabajo a la nueva normalidad: salidas, visitas familiares, actividades en grupo, nuevos ingresos, participación del voluntariado, etc.
Estamos seguro/se que, con la fuerza de todo el mundo, lo conseguiremos.
CERCLESCAT durante el confinamiento: un buen ejemplo de cómo las nuevas tecnologías han permitido un óptimo funcionamiento
La situación actual que estamos viviendo, debido a la crisis sanitaria del COVID-19, nos obliga a muchas personas a cambiar nuestra modalidad de trabajo, a sabernos organizar para llevar a cabo un teletrabajo exitoso, y a gestionar adecuadamente la incertidumbre a la que nos vemos abocados/as.
"CerclesCat: Círculos de Apoyo y Responsabilidad" es un programa de integración social dirigido a personas que han cometido un delito sexual (miembros centrales de los círculos), impulsado por la Secretaría de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña, gestionado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC). Se dirige a las personas que se encuentran en régimen abierto y en libertad condicional, y tiene como objetivo facilitar su reinserción y prevenir la reincidencia.
Para poder cumplir su objetivo, “CerclesCat” cuenta con un grupo de voluntarios/as que, bajo la supervisión de un/a profesional, ofrece apoyo a la persona que cometió el delito sexual. En el seno del proyecto, a la persona que cometió el delito sexual, se le denomina miembro central.
El punto clave del proyecto es que su éxito pivota en la participación ciudadana. A partir de la implicación altruista, genuina y desinteresada de personas, que quieren contribuir en la consecución de una sociedad más segura, se constituye "CerclesCat". Es el soporte cercano, que ofrece la oportunidad al miembro central, de contar con unos recursos que le ayuden a gestionar sus emociones, en este tránsito de la salida de la prisión a la vuelta a la comunidad, en aras de evitar el aislamiento, y reducir así la probabilidad de volver a cometer un delito sexual.
Pues bien, si el apoyo y la participación ciudadana son elementos clave del proyecto, nos preguntamos: ¿cómo se ha funcionado en momentos de confinamiento?, ¿se ha dado respuesta a las necesidades de los miembros centrales?
En aras de seguir ofreciendo apoyo a los miembros centrales, nos hemos adaptado a este momento de cambio, brindando el máximo apoyo y poniéndonos a disposición, de aquellos que más lo necesitan.
Las personas con las que trabajamos, pueden sentirse asustadas, angustiadas, más solas e incomprendidas que nunca, y esto, puede acentuar su sensación de aislamiento. Como comentábamos, el aislamiento es uno de los factores que contribuye a aumentar el riesgo de reincidencia. Por tanto, ahora más que nunca, las personas voluntarias que configuran los círculos de apoyo y responsabilidad, siempre bajo la supervisión del/ de la profesional que coordina el círculo, han seguido ofreciendo apoyo. En estos momentos, el malestar de los miembros centrales, se ha podido ver acentuado por esta incertidumbre, que todos/as compartimos.
Es por ello, que, en la atención directa, desde “CerclesCat”, hemos seguido manteniendo los encuentros de los círculos en modalidad online, garantizando la confidencialidad de los datos de las personas voluntarias. Hemos mantenido las entrevistas de seguimiento entre el/la coordinador/a y el miembro central, y el apoyo a voluntarios/as, también en modalidad online.
A nivel de organización de equipo, gracias a las nuevas tecnologías, también hemos podido mantener los espacios de reunión, de formaciones internas, de evaluaciones del riesgo, y de supervisiones grupales. Y la coordinación telefónica con el círculo externo, se ha cuidado al máximo. Hemos contactado con otros países europeos, que también implementan el proyecto, para poner en común las acciones emprendidas, en estos momentos de complejidad.
Y todos/as hemos llegado a la misma conclusión: las nuevas tecnologías nos han permitido mantener el apoyo a los miembros centrales, ofrecer la supervisión a los coordinadores/as, y brindar el apoyo a las personas voluntarias. Y lo más importante, y en este caso no es algo nuevo, nos permite año tras año, mantener el contacto entre los diferentes países para seguir tejiendo sinergias, compartir buenas prácticas y pensar en nuevas metodologías que mejoren el proyecto de círculos.
Este es un buen ejemplo de cómo las nuevas tecnologías han permitido que un proyecto que pivota en la participación social y comunitaria, pueda seguir funcionando, facilitando las sinergias y el establecimiento de vínculos entre las personas, y, sobre todo, entre aquellas que más lo necesitan, en aras de conseguir una sociedad más segura.
Hemos podido seguir trabajando juntos/as en la consecución del objetivo no más víctimas, llevando una adecuada gestión del riesgo, ofreciendo el apoyo adecuado a las personas participantes en los círculos, porque a pesar de la delicadeza del momento que nos ha tocado vivir, la vida no se detiene, y “CerclesCat” tampoco.