Musicoterapia para el bienestar emocional de las personas mayores durante el confinamiento

Durante la crisis sanitaria generada por el COVID-19, se ha llevado a cabo un proyecto basado en la musicoterapia en la Residencia y Centro de Día “Els Arcs” de Figueras (Gerona), de titularidad de la Generalitat de Cataluña, gestionada y dirigida por la Fundación Salud y Comunidad (FSC).

Uno de los principales objetivos de este proyecto, enmarcado en la actividad “Ringsistiré”, impulsada por FSC en todos los centros de mayores, está directamente relacionado con los efectos beneficiosos que tiene la música en las personas mayores.

Si bien, antes explicaremos, en líneas generales, en qué consiste la actividad “Ringsistiré. Con la alerta sanitaria, nuestra entidad decidió incrementar la dotación del equipo profesional del Área de Atención Psicosocial, al igual que hizo con otros perfiles profesionales, dentro de las posibilidades y en aquellos centros residenciales que así lo precisaran, y en los que fuera factible. El perfil profesional que se aportó, dadas las circunstancias, fue preferentemente, el de psicólogo/a o el de musicoterapeuta.

Mediante esta figura, se buscó aumentar la comunicación en los distintos servicios entre familiares y residentes. Con este fin, se habilitó un enlace en la web de nuestra entidad para que, desde los diferentes servicios de atención a personas mayores, pudieran intercambiar archivos con los familiares. Estos archivos podían ser tanto imágenes, como en formato de audio y vídeo.

En esta ocasión, vamos a conocer en concreto el proyecto que se ha desarrollado en la Residencia y Centro de Día “Els Arcs” de Figueras, cuya finalidad ha sido acompañar y hacer la vida mejor a los usuarios/as durante el tiempo de confinamiento, dentro de las dificultades por las que se estaba atravesando en nuestro país, tratando de fomentar la comunicación entre ellos/as y sus familiares, a través de las nuevas tecnologías, en la línea de los objetivos específicos de la actividad mencionada.

La directora de este centro, Maleni Cisneros, nos cuenta que "han sido unos meses muy duros, pero gracias a Víctor García, musicoterapeuta, y a este proyecto, las personas mayores han cantado, han bailado... hemos observado reacciones de mayores con la música que nos han sorprendido gratamente, echaremos de menos a Víctor“.

Por su parte, María Blasa, coordinadora del Área Psicosocial del servicio, señala que “la experiencia ha sido muy positiva; sabemos que la música es una buena terapia para trabajar diferentes aspectos cognitivos y emocionales. En la situación de ausencia de visitas de la familia, confinamiento, batas blancas, pantallas, mascarillas… la música ha sido un valor seguro al que aferrarse. A través de ella, hemos conectado con 'todo está bien', 'lo vamos a superar', aportándonos tranquilidad y esperanza”.

Gracias a este proyecto, se han realizado vídeos personalizados de todos y cada uno de los usuarios/as, con algunas excepciones (voluntariamente o por el perfil cognitivo). En estos vídeos, hemos podido ver cómo se emocionaban las personas mayores cantando canciones y dedicándoselas a sus familiares. En otros vídeos, más espontáneos, hemos visto a los usuarios/as disfrutar de momentos musicales, bailando, cantando o tocando instrumentos musicales, creándose un ambiente distendido con la música.

Durante el tiempo que ha durado el confinamiento, se han enviado estos vídeos a los familiares de los mayores, realizando un seguimiento individualizado desde el centro, así como por correo electrónico, WhatsApp, y en el último mes, mostrándolos durante las visitas, ofreciéndose además la posibilidad de tener “5 minutos musicales”, para que el usuario/a pudiera tener un rato agradable con su familiar, algo que está teniendo muy buena acogida en estos momentos.

En este sentido, en algunos casos, sobre todo el de las personas con demencia, la música les ha ayudado a activarse y a estar más despiertos/as para poder compartir un rato con sus familiares, facilitando también la expresión emocional. Las respuestas por parte de los familiares a todo ello, han sido muy emotivas y de agradecimiento, por la comunicación que se ha facilitado y generado.

Algunos usuarios/as que han participado en esta actividad, nos han querido contar sus emociones y experiencias vividas, a través de este proyecto de musicoterapia.

En el caso de J.C., afirma que “cuando escucho la música se me pasan los malos pensamientos. ¡Me quita las penas! Para mí la música es todo, me acompaña. Además, les va muy bien a las personas con enfermedades”.

R.P. señala: “la música nos da vida. Es mejor que ir al médico. Para un enfermo, sentir la música es abrirle a la vida. Se le olvidan todos los males que tiene. Yo estaba triste y, desde que he ido a cantar, me ha traído la luz”.

Por su parte, J.M. nos dice: “me pongo muy contenta cuando voy a cantar. Es muy necesaria la música en las residencias de personas mayores”.

Por último, C.J. nos cuenta: “el rato que he estado cantando, no hemos pensado en nada más. Me gustaría seguir haciendo la actividad, al menos una vez a la semana o al mes”.

Según afirma María Blasa, “este proyecto ha sido un acierto, así lo consideran todas las personas usuarias, familiares como trabajadores/as del servicio. En este sentido, que la Fundación Salud y Comunidad haya apostado por introducir la figura del musicoterapeuta en este momento, priorizado el bienestar emocional, ha sido muy bien valorado, ya que el mensaje de la música nos ha llegado a todos los que formamos esta comunidad”.

Como ejemplo de la buena acogida también, os dejamos igualmente algunos testimonios de algunos familiares de usuarios/as sobre este proyecto de musicoterapia:

F.S. explica que "la musicoterapia es muy positiva por las personas mayores, hacen un trabajo de memoria sin demasiado esfuerzo, les sube la autoestima al ver que todavía son útiles, se ponen contentos y se relajan. Si se hiciera más a menudo, creo que serían más felices".

Por su parte, A.T. señala: “quiero agradecer a Víctor todo lo que ha hecho con la música en beneficio de las personas mayores, les ha dado mucha alegría y entretenimiento con su música. Todos sabemos que es una gran terapia para ellos. Me sorprendió el día que fui a ver a mi abuela después de tanto tiempo, ella estaba triste al ver que no podía abrazarla y, gracias a Víctor, pude verla cantar y disfrutar de aquel momento musical; fue capaz de sacarle una sonrisa. Muchas gracias por todo y ojalá vuelva pronto”.

Por último, I.L. afirma que “el trabajo de Víctor ha sido una maravilla. Ha devuelto la alegría y la ilusión de vivir a los mayores. Solo hay que mirar sus caras y cómo bailaban. Las fotos y vídeos de mi madre reflejan alegría en su rostro. Para mí, todo lo resume la palabra amor. Gracias Víctor por tu buen hacer, has hecho un gran trabajo con las personas mayores”.

El equipo de profesionales del servicio en su conjunto, quiere agradecer también al musicoterapeuta Víctor García, su entrega y dedicación, a través de este proyecto. Estas palabras lo dicen todo: “ha puesto color, a través de la música, en nuestras vidas, dejando una huella en todos y cada uno de los profesionales y usuarios/as del centro”.

Os invitamos a ver los vídeos realizados en la actividad “Ringsistiré” que se pueden visionar en el canal de YouTube de la Fundación Salud y Comunidad: https://www.youtube.com/user/FSYC


"Haciendo bondad en el mundo, se sigue hacia adelante"

Honorina, de 87 años, natural de la provincia de León, afincada desde hace 26 años en Barcelona, es usuaria veterana de las Viviendas con Servicios “Concilio de Trento I” del Ayuntamiento de Barcelona, gestionadas y dirigidas por la Fundación Salud y Comunidad (FSC). Hemos estado hablando con ella para saber cómo ha pasado el periodo de confinamiento durante el estado de alarma, motivado por la crisis sanitaria del COVID-19, y cómo están siendo estos primeros días de vuelta a la normalidad, en los que ya sale a la calle y participa en actividades de ocio, organizadas desde el servicio.

- ¿Desde cuándo es usuaria de estas viviendas con servicios y cómo ha sido la experiencia?

Soy usuaria desde hace unos 13 años, estrené estas viviendas cuando se inauguraron. La vivienda la estoy disfrutando muchísimo, vivo sola, ya que soy viuda, pero no me aburro, siempre encuentro algo que hacer.

- ¿Cómo se encuentra de salud?

Bien, aunque tengo mis cositas (artritis, ciática, algo de corazón, hígado…), pero ya con la edad es lo normal. Lo importante es que me puedo valer por mí misma, aunque ahora tardo más en hacer las cosas que antes.

- ¿Cómo ha vivido este confinamiento?

Lo he llevado bien, sabía que el confinamiento era por nuestro bien, a excepción de 3 días, en los que tuve mucho dolor por mis enfermedades, y en los que ya no sabía qué hacer ni qué tomar, pero encontré la solución a través de unas pastillas naturales que escuché recomendar a un doctor en la radio. ¡Bendita la hora en la que lo escuché por la radio!

- ¿Es oyente habitual de radio?

Sí, especialmente de dos emisoras que me han acompañado mucho durante este tiempo de confinamiento. Me levantaba y lo primero que hacía era poner la radio, una de ellas es una emisora musical, y a menudo ponían sevillanas a primera hora que me animaban mucho.

- ¿Y usted bailaba?

Sí, claro. Me ponía a bailar sevillanas con el bastón y me valía para hacer ejercicio en casa (ríe).

- ¿Qué tipo de programas le gustan?

Además de los programas musicales, me gusta escuchar programas en los que se habla de salud y sobre cómo mejorar, en los que intervienen personas expertas que dan recomendaciones. Como te decía, gracias a ese doctor que escuché por la radio, pude mejorar cuando ya no sabía qué hacer. Tomo tanto medicación tradicional como alternativa para complementar.

- ¿Y qué más actividades ha realizado durante el confinamiento para entretenerse, además de escuchar la radio?

Pues me inventé un “amigo imaginario” para jugar al parchís con él (ríe), hacía “sopa de letras”, leía… También, me gusta cocinar, ahora he podido retomar la cocina, pero entonces me traían la comida mis hijas, he estado todo el tiempo sin salir de la vivienda.

- ¿Y se comunicaba de alguna otra forma con la familia?

Sí, a través del móvil podía ver vídeos que me enviaba la familia y recibir videollamadas. Tengo una gran familia de la que estoy orgullosa: 4 hijas, 9 nietos y 4 bisnietos, con la que he estado muy comunicada todo el tiempo.

- ¿Y cómo ha sido la atención por parte del equipo profesional del servicio, durante el tiempo de confinamiento?

No tengo queja de nada, me han atendido muy bien, tanto desde la dirección del centro, igualmente el equipo de trabajadoras, hasta el conserje…

- ¿Tiene alguna anécdota curiosa de este periodo de confinamiento?

Sí. Durante el momento en el que salíamos a aplaudir a los sanitarios/as en los balcones. Unas chicas jóvenes, de unos 18 años, siempre me preguntaban “¿está bien?, ¿le vamos a comprar algo”? y si -por lo que fuera- no salía (a veces era tan sencillo como no salir por el frío que hacía en el balcón), cuando me volvían a ver, me decían “¿ha estado mala?, no la hemos visto salir a aplaudir estos días”.

- Bonito gesto de solidaridad.

Sí, emocionante todo ello. Se preocupaban por mí y me sentía más acompañada, cuando salía al balcón y las veía. Haciendo bondad en el mundo, se sigue hacia adelante.

- En general, me parece que ha tenido buen estado de ánimo.

Sí, lo he llevado bien, como comentaba. Sabía que el confinamiento era por nuestro bien, especialmente pensando en las personas mayores que estamos más delicadas de salud. Había que quedarse en casa, no había otra.

- Y, con la vuelta a la normalidad, se han retomado las actividades de ocio, organizadas desde el servicio, con todas las medidas de seguridad.

Así es.

- ¿En qué actividades está participando?

He hecho antifaces que me he inventado, 9 para mis nietos y 4 para mis bisnietos, además de uno que me he quedado yo de recuerdo. Me ha entretenido mucho esta actividad.

También, he participado en una actividad de lectura en grupo, guiada por una voluntaria, con otras usuarias del servicio. También me ha gustado mucho. Hemos leído libros de cuentos, uno de los cuales ha escrito ella.

- ¿Y cómo es la relación con los vecinos/as de las viviendas “Concilio de Trento I”?

El trato es bueno. En las actividades, y en la vida del servicio en general, estamos empezando a coincidir, tras este tiempo de confinamiento.

- Y ya ha podido salir a la calle, ¿verdad?

Sí, al supermercado van mis hijas. Yo voy al mercado de “El Clot” por las mañanas, cada día para no cargar cojo una cosa, así siempre tengo la excusa para volver a salir (ríe).

Ahora ya es otra cosa, pueden volver a venir mis nietos a merendar a casa, como venían haciendo antes del confinamiento, y les puedo preparar empanadas, tortilla de patata, pizza... A ellos les encanta venir y que les prepare estas meriendas.

- Para finalizar, me gustaría que nos diera algunos consejos para el buen envejecimiento, a pesar de las enfermedades que se puedan tener, como es en su caso.

Pues tener muy buen ánimo, de poco sirve quejarse (recurriendo al refranero español, “mal de muchos, consuelo de todos”), hacer ejercicio (lo que se pueda, según el estado de cada cual) y alimentarse bien. En mi casa, nunca falta la fruta y la verdura. Y, por supuesto, no tomar drogas; alejarse de todo ese mundo.

-  Esto último también es muy importante.

Sí.

- ¿Y algún deseo que le quede por cumplir?

Sí, llegar al menos a los 90 años. Cada 5 años, además, a mí me gusta celebrarlo en un buen restaurante con la familia, ya me queda poco (ríe).


Volviendo a la normalidad con responsabilidad en el Centro de Acogida de Menores “El Verdader”

Cuando se declaró el estado de alarma y oímos la palabra “confinamiento”, surgieron en el equipo profesional dudas, miedos… No sabíamos cómo iban a reaccionar los niños/as y adolescentes acogidos en este servicio de la Generalitat Valenciana, dirigido y gestionado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC). Sobre todo, en esos primeros momentos de incertidumbre, desconocíamos cómo íbamos a organizar nuestro día a día. De pronto, todo había cambiado. Pero conforme fueron pasando los días y las semanas, esos miedos se fueron atenuando, dando paso a un día a día diferente, que se iba sobrellevando de la mejor manera.

“Y así fueron pasando los meses... Ahora, ante las nuevas circunstancias, pasado el estado de alarma, poco a poco estamos tratando de volver a la normalidad… Por fin, los/as menores pueden salir fuera del centro con mayor libertad horaria, disfrutar también de nuevo de la playa y, sobre todo, de las visitas y salidas con sus familiares”, señala Sonia Felipe, coordinadora de este servicio, situado en la provincia de Alicante.

“Esta experiencia nos ha enseñado valores que, en ocasiones, caen en el olvido, como compartir, ayudar, así como la importancia de la cohesión en la convivencia. Valores que, de ahora en adelante, tendremos muy presentes, tanto el equipo profesional del servicio, como nuestros valientes residentes”, afirma.

Pero no ha sido fácil llegar hasta aquí, ante el temor de posible contagio por el COVID-19. Por ello, según explica Sonia Felipe, la primera prioridad del servicio fue proteger a los/as menores y al equipo profesional, a través del establecimiento de todas las medidas de seguridad indicadas desde la entidad, que, cabe destacar, los/as menores cumplieron, y siguen cumpliendo, de forma muy responsable.

“A nivel de higiene personal, así fue desde el primer instante, a través del lavado de manos frecuente, manteniendo la distancia de seguridad entre ellos/as y con sus educadores/as, ordenando y limpiando frecuentemente sus habitaciones, mediante la toma frecuente de temperatura, etc.”, explica Sonia Felipe.

Igualmente, “con la orientación y protocolos remitidos por nuestros/as responsables, pudimos establecer medidas de control, como reorganizar los turnos, en los que siempre trabajaran las mismas personas juntas o hacer jornadas intensivas para minimizar los viajes al servicio. Fueron muy valiosos sobre todo los protocolos frente al coronavirus, facilitados por el Departamento de Prevención de FSC, ya que nos brindaron las herramientas para protegernos y saber cómo actuar en caso de posible contagio”, mantiene la coordinadora del Centro de Acogida de Menores “El Verdader”.

Por otra parte, otro de los grandes retos del servicio fue cómo organizarse para seguir con el curso académico de los/as menores, “tarea nada sencilla de organizar con tantos niños/as con sus profesores de forma concurrente; con metodologías de trabajo diferentes y muchas videoconferencias a la vez. Si bien el caos inicial se disipó, llegando, ahora, al final de curso, habiendo cumplido las expectativas esperadas por alumnos/as y profesores/as. El profesorado ha sido muy comprensivo con nuestra situación y pudimos tener en la mayoría de los casos, su apoyo. La nueva situación exigía el uso de las nuevas tecnologías, apoyo académico del personal educador y trasladar las pautas del colegio al centro, y así lo hicimos. Aunque se echaba de menos el contacto social con los amigos/as, los momentos de juegos; en definitiva… compartir vivencias”, explica.

Otro de los momentos más difíciles para los/as menores y adolescentes, fue aceptar que ya no iban a poder ver a sus familiares durante un tiempo indefinido. Pero se pudieron compensar las visitas y salidas con videollamadas en tiempo real, que en esos momentos también aportaban calidez, trasladando todo el cariño de forma virtual.

Durante el confinamiento, señala Sonia Felipe que a los/as menores, también les ayudó mucho contar con un espacio exterior donde podían salir a jugar fuera, organizar sesiones de deporte, talleres al aire libre y todo tipo de actividades lúdicas.

Asimismo, los retos planteados desde el área de atención a la dependencia y de atención a la infancia y adolescencia de la Fundación Salud y Comunidad, fueron también decisivos para sobrellevar el aislamiento, con el mejor ánimo posible. “Nos hicieron pasar divertidos momentos, y ello reforzó la unión del grupo. Por ejemplo, con la elaboración del vídeo 'Nos quedamos en casa', los/as menores se lo pasaron genial, se ilusionaron mucho al grabarlo y todavía más, cuando lo mostraron con orgullo a sus familiares, tanto biológicos como acogedores”, expresa Sonia Felipe.

También, hubo tiempo para otro reto con el que disfrutaron mucho, el de la elaboración de las mascarillas, “y no dudaron en elegir a las personas mayores de la Residencia de Yécora de FSC. Sabían que en esos momentos eran las personas más vulnerables y les hacía ilusión mandarles un rayo de luz, de esperanza… Y esa ilusión se hizo más grande al ser correspondidos/as mediante un vídeo de agradecimiento que hicieron las personas mayores. Todavía perduran en nuestra memoria esas imágenes”, reconoce.

Sin duda, este testimonio que nos llega desde el Centro de Acogida de Menores “El Verdader”, en su vuelta progresiva a la normalidad, tras los meses de confinamiento por el COVID-19, es otra muestra de que al final, todo está saliendo bien.

Eso sí, en las circunstancias actuales, cabe seguir manteniendo esa responsabilidad individual para evitar contagios, y seguir priorizando la seguridad, tanto en menores como en el equipo profesional, y en ello se están poniendo todos los esfuerzos por parte de nuestra entidad, si bien estamos seguros/as de que lo seguirán haciendo tan bien como hasta ahora y seguramente mejor, con todo lo aprendido durante este tiempo de confinamiento.


Saliendo del estado de alarma por la pandemia del COVID-19 en el centro de primera acogida y valoración "Lázaro"

En esta ocasión, os queremos dar a conocer cómo está pasando el estado de alarma, ya en su recta final, y la situación derivada de confinamiento, el centro de primera acogida y valoración “Lázaro”, un servicio único en nuestra entidad por sus características. El recurso, situado en Azuqueca de Henares (Guadalajara), está gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) y la Asociación Lagunduz. Se trata del primer centro al que un/una menor ingresa como residente, una vez decretado su situación de desamparo o riesgo de exclusión social, en la red de protección de Castilla- La Mancha.

Pero antes de explicar cómo ha afectado al funcionamiento del servicio esta situación excepcional, vamos a adentrarnos en el mismo, de la mano de su director, Rafa Pinto. “Nuestra misión es la de atender a los/as menores que nos llegan, normalmente mediante urgencias detectadas por la Dirección Provincial de Bienestar Social del Gobierno de Castilla-La Mancha, y valorar de la forma más eficiente y rápida, sus necesidades socioeducativas y su bienestar emocional, para que sean derivados/as al mejor recurso para ellos/as, de acuerdo a su caso específico”, explica.

La atención que se les brinda en este servicio es integral, abarcando desde las necesidades más básicas, alfabetización, hábitos de higiene… pasando por planteamiento de objetivos de vida, análisis de la situación, refuerzo de fortalezas…. e incluyendo atención psicológica.

El centro comenzó su andadura en 2004, pasando en el año 2017 a ser gestionado por nuestra entidad, y superando el pasado mes de mayo la cifra de 1.000 menores atendidos/as desde su inicio. El servicio cuenta con un equipo profesional, integrado por 12 educadores, 1 auxiliar técnico educativo, 1 psicóloga, 2 auxiliares de servicios generales y un director que es quien nos acompaña en todo momento.

Desde el año 2017 y, debido al flujo tan alto de llegada de menores migrantes no acompañados, principalmente de algunos países del continente africano, el servicio se ha especializado en la intervención con este perfil de adolescentes, procurando brindar siempre una atención de la más alta calidad, centrada en las necesidades de cada persona de manera individual. Es por ello, que cuando fue decretado el estado de alarma el pasado mes de marzo, en el centro tan solo contábamos con menores migrantes, siendo el 80% de origen magrebí”, mantiene Rafa Pinto.

Tratándose de un servicio de carácter temporal, muchos de los/as menores residentes cuando se inició la situación de confinamiento, no eran capaces, debido a cuestiones lingüísticas, de comprender la situación, al no ser capaces de entender nuestro idioma, o debido a cuestiones culturales, respecto a una cultura que les era ajena. “Y debido también al hecho de haber llevado un estilo de vida marcado por factores de riesgo que se ven afectados en muchas ocasiones por su tránsito migratorio, hasta su ingreso en este centro. A ello, se añadió el hecho de que 2 días antes del decreto, ingresaron de urgencia a dos menores que venían de una situación de calle y que no tenían interiorizados hábitos de vida saludables, explica.

Respecto al cumplimiento de las indicaciones del equipo educativo, en general, emanadas por las autoridades sanitarias competentes, señala que curiosamente, durante el confinamiento, los/as menores han mejorado pautas de conductas que manifestaban antes de la alerta sanitaria. “De hecho, al equipo educativo nos ha llegado a sorprender la adaptación a todo lo que ha llevado consigo el confinamiento (sin salidas al exterior, ni realización de actividades formativas o de ocio fuera de las instalaciones, ausencia de contacto físico con amigos/as…). Se han adaptado en su conjunto a la 'nueva realidad' que nos ha tocado vivir en cada momento durante la pandemia, aunque es cierto que en algunos casos ha costado más que en otros, pero, ni en estos últimos casos, su comportamiento se ha mostrado muy diferente al ya mantenido previamente”, afirma el director del servicio.

Según transcurrían los días, en el recurso se fue instaurando una “nueva normalidad”, en la que no existía la calle, ni el parque, ni la posibilidad de dar un paseo. “Nueva normalidad” en la que tuvimos que recluirnos en nuestra propia casa. “Nueva normalidad” en la que era responsabilidad del equipo profesional ver la forma de hacernos cargo de todos esos huecos y espacios que los/as menores no sabían cómo llenar ahora.

“Nuestras instalaciones cuentan con un generoso patio, y durante este confinamiento se ha convertido en su válvula de escape, su territorio prometido, su cancha de futbol, su barbacoa, su lugar de trabajo, su zona de entrenamiento, su zona de labranza, su zona de charla, su sombra para la siesta…  cada menor ha usado el patio para paliar alguna de las carencias que el confinamiento les ha creado… guiados en todo momento por el equipo profesional”, matiza Rafa Pinto.

Durante el confinamiento, se ha hecho prácticamente de todo: vídeos, marquetería, juegos, deporte, pintura, siembra, cuidados del jardín, pimpón (pimpón, bendito y maravilloso tenis de mesa… la actividad estrella, sin duda, reconoce Rafa Pinto), fútbol, deporte, entrenamiento, cine (con palomitas incluidas, apunta), concursos de chapas, corte y confección… pero también los/as menores han aprendido a estar más y mejor con ellos/as mismos/as y sus compañeros/as. “Tuvimos que aprender a comer respetando dos metros de distancia, a celebrar consejos de centro con mascarillas, a lavarnos las manos 'a cada poco' y, secarlas bien, a reírnos a lo lejos, a llorarnos, también a lo lejos, a pedir ayuda a gritos, pero siempre echando en falta un abrazo. No ha sido una situación fácil”, mantiene.

Al ser la mayoría de los/as menores practicantes de religión islámica, en medio del confinamiento se vivió el Ramadán, celebración espiritual por antonomasia de esta comunidad y que, por las circunstancias, no han podido celebrar como siempre. “Seguro que será un recuerdo que tardarán en borrar. No podían compartir estos momentos con nadie, más allá del espacio del propio centro. Los/as menores se hicieron responsables de esta celebración, siendo ellos/as mismos/as quienes se repartieron las tareas que del Ramadán emana (preparar la rotura del ayuno, los rezos, servir a los compañeros/as, etc…) y la gran mayoría aceptaron dichas responsabilidades de buen grado”, explica Rafa Pinto.

Gracias al esfuerzo del sector educativo, aquellos/as menores que contaban con recursos educativos, han mantenido una rutina de realizar “deberes”, la cual les ha permitido avanzar aún más en sus aprendizajes e inmersión lingüística. Durante todo el confinamiento, en el servicio, se ha mantenido y se mantiene un taller de castellano, en el que los/as menores avanzan en el conocimiento del idioma, se practican habilidades sociales y se divierten. Es un momento de atención grupal en el que poco a poco, muy poco a poco, van creando “piña”, en la medida de las posibilidades, y se generan sinergias positivas.

Nos encontramos ya en los últimos días de este confinamiento del estado de alarma, y aunque hace ya tiempo que los/as menores tienen autorizadas las salidas al exterior, sorprende que la mayoría no haga uso de este tiempo fuera del centro o si lo hace, es por el mínimo tiempo estipulado. En esta nueva normalidad, muchos de ellos/as han interiorizado el recurso como una parte de ellos/as mismos/as, un lugar donde aprender y fortalecerse para su vida futura… En definitiva, como un lugar de apoyo. Sin irnos más lejos, el pasado domingo, en vez de irse de paseo, muchos decidieron participar en la gran gymkana del centro, o estos días, nos han sorprendido los más mayores, imbuidos, con verdadero interés, en un taller de fabricación de slime casero.

Ante las nuevas circunstancias y las que vendrán, el lunes ya no se concibe como una meta a la que hay que llegar… Ahora, desde el centro de primera acogida y valoración “Lázaro”, reconocen que, tras el transcurso de una intensa semana, todo ha cambiado y se va sin prisa, lejos de querer “comerse el mundo”. Cada cosa a su tiempo. A buen seguro, se seguirá recorriendo el camino, paso a paso, pero con seguridad y con la confianza y firmeza del trabajo bien hecho, contando para ello con un equipo profesional que también ha aprendido mucho de la nueva situación, y que, gracias a este aprendizaje, ahora cuenta con más recursos y herramientas.


Diagnóstico y recomendaciones para trabajar el impacto del COVID-19 y del confinamiento en las mujeres y personas de género no binario usuarias de drogas

Desde la Coordinadora de Comunidades Terapéuticas (CCTT), Pisos de Reinserción (PPRR) y Centros de Día (CCDD) para personas con drogodependencias, plataforma que agrupa los centros residenciales de tratamiento profesionales de Cataluña, de la cual forma parte la Fundación Salud y Comunidad (FSC), se ha realizado un póster, en relación a unos cuestionarios que se hicieron llegar recientemente a las entidades que trabajamos en los ámbitos de drogodependencias y mujeres. El documento se ha elaborado conjuntamente con la Federación Catalana de Drogas.

Este póster incluye información dirigida tanto a administraciones públicas como a entidades. En relación a estas últimas, incluye información que queremos destacar sobre diagnóstico y recomendaciones sobre socialización de género y trabajo emocional; violencia machista; violencia intrafamiliar; prevención y equipos profesionales.

En cuanto a la situación de diagnóstico y recomendaciones dirigidas a las administraciones públicas, el documento aborda aspectos relacionados con el sinhogarismo; ámbito laboral y derechos.

Centrándonos, en primer lugar, en la información sobre diagnóstico y recomendaciones sobre socialización de género y trabajo emocional dirigidas a las entidades, el documento señala que:

  • La socialización de género ha hecho que las mujeres se hayan responsabilizado mayoritariamente de los cuidados de hijas e hijos y familiares, recibiendo más presión y carga de tareas.
  • También, se ha observado que las mujeres que han sido alejadas de las familias -ya sea por haber sido ingresadas en servicios residenciales, como por ser inmigrantes-, han vivido con mucha preocupación esta distancia y separación.
  • En este sentido, se recomienda a las entidades que trabajen más que nunca con las mujeres y personas de género no binario su estado emocional, el acompañamiento en la crianza, sentimientos de culpa, autoestima, y ​​salud mental, en general. Se recomienda además que los equipos profesionales se formen en el abordaje del trauma.
  • Se ha observado que el confinamiento también ha generado más angustia y estrés en ellas (lo han expresado más), y que en general, han buscado la ayuda en las entidades de referencia, a través de nuevos canales y herramientas telemáticas, generándose un aumento de la atención telefónica, así como de la atención vía telemática, tanto individual como grupal.

Igualmente, se ha observado que las mujeres y personas de género no binario, se han beneficiado más de este tipo de atención inmediata, más frecuente y por un canal que les permitía conciliar con sus responsabilidades de cuidados.

Dados los buenos resultados, se recomienda que se mantengan estos nuevos canales, siempre que sea posible, para aquellas mujeres y personas de género no binario que les haya resultado útil y práctico.

En relación a la información sobre violencia machista dirigida a las entidades, en este documento, se afirma que:

  • El confinamiento ha invisibilizado mucho la violencia machista y que algunas mujeres han preferido confinarse con su maltratador ante el miedo a la soledad.
  • Se recomienda hacer un trabajo con las mujeres usuarias de los servicios gestionados por las entidades, para así detectar posibles violencias que hayan recibido, así como coordinación con los servicios de violencia machista.

En cuanto a la violencia intrafamiliar, se mantiene que:

  • El confinamiento también ha invisibilizado las violencias intrafamiliares y que se han detectado violencias de hijos adultos hacia las madres ya mayores, entre otras situaciones que se han dado.
  • También, se ha observado cómo algunas mujeres y personas de género no binario, sufrían una total desatención por parte de miembros de la familia (pareja, hijos/as mayores) que les ha generado mucha soledad.
  • Se recomienda poner en marcha programas para atender familias, a través de los cuales sean atendidas y reciban seguimiento usuarias del servicio.

Respecto a la información sobre prevención que dirige a las entidades, en el documento se sostiene que:

  • Muchos programas que eran de ámbito escolar se han cerrado.
  • Asimismo, que no se sabe todavía cómo quedará el escenario de fiestas mayores, festivales, etc.
  • Se recomienda trabajar con los y las jóvenes la adaptación a los límites que la nueva situación ha impuesto (distancia social, física...).
  • Se mantiene que la crisis del COVID-19 hace necesaria una adaptación de los programas de prevención y de sus contenidos para ajustarse a la nueva normalidad, si bien no se deben perder algunas herramientas que estaban funcionando como “los puntos lilas”, al suprimirse ahora las fiestas en la calle.

En este sentido, se afirma que la violencia sexual no desaparecerá y que las entidades deben estar atentas a nuevas expresiones y escenarios, como fiestas privadas en las que se puedan producir aún más situaciones de riesgo.

El documento también contempla información sobre diagnóstico y recomendaciones a los equipos profesionales:

  • Los equipos han recibido mucha presión para adaptarse y dar respuesta a la crisis del COVID-19, con jornadas de trabajo más largas, riesgo de contagiar, etc.
  • También, hay que destacar que se trata de equipos muy feminizados, ya que las profesiones de los cuidados están feminizadas.
  • Se recomienda introducir espacios de cuidado dirigidos a los equipos profesionales, ya que se han visto expuestos a ampliar mucho los horarios de cobertura y a trabajar con urgencias y situaciones complicadas.
  • Asimismo, se aconseja realizar formaciones dirigidas a los equipos de profesionales sobre trauma agudo y estrés postraumático; y formaciones en acompañamiento al duelo.

Finalmente, queremos destacar la información referente a derechos que se incluye en el documento, en relación al diagnóstico y recomendaciones a las administraciones públicas.

  • Se constata que durante el periodo de confinamiento se han visto interrumpidos procesos judiciales, visitas con hijos/as menores tutelados por los equipos de atención a la infancia y la adolescencia (EAIA); cancelación de los trámites de ayudas económicas y de vivienda, así como suspensión de controles de orina a hombres que han ejercido violencia y tienen una orden de alejamiento en los centros de atención y seguimiento a las drogodependencias (CAS).
  • En este sentido, se recomienda dar prioridad lo antes posible a la reactivación de todos estos procesos que forman parte de los derechos de las mujeres, así como facilitar que la información jurídica llegue a las mujeres que en este proceso han sido muy desinformadas sobre qué podían reclamar y hacer y qué no.

"La Crisàlide" vuelve a estar activa, viva y en constante adaptación al cambio, con todas las medidas preventivas frente al COVID-19

El pasado 25 de mayo, iniciábamos la actividad presencial en este servicio situado en Barcelona, gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), con todas las medidas necesarias para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19. Atrás quedaban largas semanas de confinamiento, en las que la atención telefónica constante y las propuestas de actividades diarias, habían sustituido la asistencia de un servicio que acompaña diariamente a las personas y que les ofrece terapia ocupacional en su proceso de rehabilitación de las adicciones; usuarios/as que estaban deseando volver, para reencontrarse en este espacio y que, finalmente, lo han podido hacer.

“Han sido días difíciles los que hemos vivido, en los que la angustia, el miedo, la incertidumbre y la tristeza, han acaparado nuestro día a día. Nos encerramos en nuestras casas y nuestra actividad se limitó a lo que podíamos hacer entre nuestras cuatro paredes y lo tratamos de hacer lo mejor posible”, afirma Sandra Gasca, coordinadora del servicio.

La actividad del Centro de Día de Reinserción "La Crisàlide" pasó de ser presencial y diaria a realizarse durante el confinamiento, también diariamente, pero de forma telemática, a través del teléfono y de las nuevas tecnologías, en los casos en los que era posible.

“Fue un cambio muy grande, realizábamos intervenciones individualizadas, en las que se daba espacio a toda la amalgama de sentimientos y emociones que esta crisis sanitaria había provocado en cada persona atendida.  A la vez, a diario, se proponían actividades para guiar al grupo en la ocupación saludable de su tiempo, tratando de ayudar a pasar mejor el tiempo de confinamiento, atendiendo, pues la situación así lo requería, distintos ámbitos de la persona”, señala.

Ante estas nuevas circunstancias, se propusieron actividades físicas, de relajación, culturales, manuales, de ocio, concursos, actividades culinarias, de lectura… dado el mayor tiempo libre que la situación de confinamiento había provocado. Con el paso de los días, se empezó a ofrecer atención presencial a casos más urgentes que de forma individualizada necesitaran una atención puntual, así como a situaciones de recaídas o de duelos de familiares.

Finalmente, el pasado 25 de mayo, con la entrada de Barcelona en la Fase 1, el centro abrió sus puertas para poder empezar a realizar sus actividades de forma presencial, con todas las medidas necesarias, reorganizando horarios, grupos y tareas de ocupación. Desde entonces, el 60% de las personas usuarias se ha ido incorporando de forma gradual, asumiendo la nueva realidad y siguiendo todos los protocolos necesarios, para poder mantener las distancias de seguridad y no ocupar todo el espacio que anteriormente se utilizaba.

“Pasará un tiempo hasta poder volver a reencontrarnos todos/as, pero recuperar parte de las rutinas, supone mucho más de lo que tuvimos durante muchas semanas y eso ya es esperanzador”, expresa Sandra Gasca.

El reencuentro con las tareas que quedaron a medio hacer, la recuperación de las rutinas, volver a ver caras conocidas o amigas y al equipo profesional que ha estado acompañando a los usuarios/as durante todo este tiempo, y con el que tantas conversaciones han tenido, compensan las nuevas rutinas de limpieza y desinfección que ahora forman parte del nuevo día a día del centro.

“A las 11 de la mañana se desinfecta, a las 13:30 se vuelve a hacer y a las 17 horas, de nuevo desinfectamos. Adaptarse o adaptarse, no nos queda otra, pero es más llevadero cuando se hace en un espacio de confianza donde prevalece el respeto y la armonía. Al equipo profesional de 'La Crisàlide', siempre muy próximo a las personas usuarias, poner barreras de metacrilato, mascarillas o pantallas no nos resulta nada fácil, pero recuperar nuestro espacio y lo que aquí hacemos, compartimos… compensa la incomodidad de las barreras de protección y de las desinfecciones constantes. Que hay que limpiar, pues limpiamos, que debemos protegernos todos/as, pues nos protegemos… Lo que haga falta para recuperar nuestro espacio y nuestra rutina”, mantiene la coordinadora del servicio, Sandra Gasca.

“Así que nuestra nueva realidad se verá condicionada por turnos más cortos, tendremos grupos más reducidos, con asiduidad intercalada, y seguiremos haciendo uso de las mascarillas y recurriendo a frecuentes desinfecciones. Eso sí, pondremos todo de nuestra parte para que el servicio siga compensando a nuestros usuarios/as, para que continúen encontrando un espacio amable y próximo, en el que poder poner en práctica todo lo aprendido entre terapias y confinamiento”, explica.

En cuanto a los usuarios/as nuevos que ya están llegando al servicio, esperamos que encuentren un espacio, en el que poder realizar los cambios que necesitan, si bien, ahora, con todas las medidas preventivas frente al COVID-19. Pero la vida sigue, y la buena noticia es que la esencia de “La Crisàlide” sigue siendo la misma de siempre y que vuelve a estar activa, viva y en constante adaptación al cambio, para seguir dándolo todo.


Liderar en tiempos de crisis

El pasado 14 de marzo, día en el que fue declarado el estado de alarma en nuestro país, con motivo de la grave crisis sanitaria en la que estamos inmersos, emergía un estado emocional que generaba incertidumbre, angustia y miedo por lo que iba desarrollándose en todo el territorio. Las cifras de contagios y fallecimientos por el COVID-19 crecían exponencialmente y la sensación de vulnerabilidad se apoderaba de nuestro día a día.

Tres días después de dicha declaración, las entidades que trabajamos en el ámbito penitenciario y de la ejecución penal, cesábamos total o parcialmente nuestra tarea en los centros penitenciarios. Es el caso de algunos de los proyectos que la Fundación Salud y Comunidad (FSC) gestiona desde hace más de 30 años, en colaboración con la Secretaría de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima (Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña).

Los profesionales dejamos de asistir a los centros penitenciarios como medida preventiva, ya que, en ese momento inicial, representábamos un vector importante de contagio del COVID-19 a la población reclusa.

Lo primero que recuerdo de ese momento es el no poder explicar y hablar directamente con las personas que acompañamos día a día, desde el proyecto que gestionamos en el Centro Penitenciario de Jóvenes de Quatre Camins (La Roca del Vallés, Barcelona). La sensación de irte de un sitio, sin poder hacer un cierre con personas con las que tienes un vínculo, no pudiendo dar una explicación en un momento tan delicado como el que vivíamos en esos primeros días y, además, no poder hacerlo en un entorno tan especial, como el que supone un centro penitenciario, eran elementos que generaban una sensación extraña de impotencia y frustración.

El 17 de marzo (primer día de la nueva situación para las entidades que colaboramos en el ámbito penitenciario), el equipo de profesionales de la Fundación Salud y Comunidad tuvimos muy clara la estrategia a seguir, pese a no poder estar en la primera línea de intervención.

Trabajar alejados de los despachos de los módulos residenciales o no poder atender cara a cara a los jóvenes del proyecto y a sus familias, no significaba mantener una posición pasiva y bajar los brazos y esperar desde casa a recibir instrucciones de cómo continuar la tarea que tenemos encomendada. La posición de profesionales activos, responsables e innovadores, permitió poder diseñar un plan estratégico que generó la posibilidad de seguir trabajando desde el confinamiento, y de seguir acompañando directa o indirectamente a las personas que atendemos desde los dispositivos gestionados.

La revisión y mejora de los proyectos técnicos, el trabajo de implementación y actualización de los sistemas de calidad de los proyectos, el rediseño de actividades grupales e individuales, la atención de las personas en formato virtual y el trabajo en red, supusieron algunas de las acciones que los profesionales de FSC ejecutábamos desde nuestros domicilios, de manera ordenada y con rigor técnico y profesional.

Tal y comentábamos anteriormente, una herramienta que durante esta crisis ha cobrado una relevancia clave, pese a que ya tenía un lugar importante previa a la aparición del COVID-19, es el trabajo en red. El trabajo colaborativo entre entidades del tercer sector ha supuesto una acción clave en el proceso de confinamiento, pero también de desconfinamiento en este momento.

El trabajo en red ha logrado de forma conjunta poder aglutinar y gestionar, junto con la administración penitenciaria en Cataluña, muchos de los miedos e incertidumbres que han ido emergiendo en las entidades sociales, como consecuencia de la emergencia sanitaria.

FSC ha trabajado intensamente en plataformas del tercer sector, tanto a nivel autonómico como en ECAS (Entidades Catalanas de Acción Social) y la TPS (Mesa de Participación Social) pero también, a nivel estatal, como en el caso de UNAD (Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente). Aunque el objetivo que persigue cada plataforma es diferente, en cada una de ellas se ha trabajado con la misión de establecer colaboraciones y sinergias con las administraciones pertinentes y favorecer la construcción de protocolos, tanto en la fase de contención de la pandemia, como en la creación de procedimientos, para afrontar la desescalada en el ámbito penitenciario y en el de la ejecución penal, como está sucediendo en la actualidad.

A modo de conclusión y también como reconocimiento a mis compañeras y compañeros de FSC, creo importante resaltar que, en momentos como una crisis sanitaria de este nivel, no siempre es fácil estar a la altura de los acontecimientos. Cierto es que desde la entidad se ha procurado (en la medida de los posible) ser rápido y ágil en las respuestas, no dar nada por supuesto en las acciones y medidas que se iban desarrollando, y se ha mantenido una actitud de permanente suma y colaboración, siendo capaces de dar respuesta a las distintas necesidades que nos planteaban desde las administraciones, así como los profesionales y, sobre todo, las personas a las que atendemos.

Sin duda, todo ello ha sido posible gracias a la labor de los profesionales de la Fundación Salud y Comunidad, profesionales capaces de afrontar las crisis desde una posición donde el deseo es el principal motor para seguir inventando y generando proyectos que mejoren la calidad de las personas en tiempos de incertidumbre.


Manu Izquierdo
Coordinador de “Impulso Joven”. Centro Penitenciario de Jóvenes
Fundación Salud y Comunidad


Agradecimiento al esfuerzo y resiliencia del Hogar y Centro de Día "San José", en el apoyo de personal a la Residencia “Las Fuentes” por el COVID-19

El pasado 14 de marzo, se decretó el estado de alarma, comunicándonos la gerencia del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) que tanto el Hogar como el Centro de Día “San José” de Zaragoza, de titularidad del mismo, gestionados y dirigidos por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), permanecerían cerrados al público desde ese mismo día.

No obstante, días después, el 16 de marzo, el personal contratado por FSC, se incorporó a su puesto de trabajo, dado que el IASS iba a seguir manteniendo el precio por el servicio, durante todo el tiempo que durara este cierre.

Según nos explica Carlota Menéndez, directora del servicio, “la situación fue un tanto extraña, nos reorganizamos para sacar partido a esa ausencia de usuarios/as y socios/as, y asumimos labores de limpieza, desinfección, y organización de todo el centro”.

Al mismo tiempo, fueron declarados trabajadores/as esenciales, puesto que “formamos parte de los servicios sociales especializados, si bien al tratarse 'San José' de un servicio no residencial, nuestra labor esencial consistía en el seguimiento de los usuarios/as del centro de día vía telefónica, además de pasar a ser el centro de referencia de nuestra zona, detectando situaciones de vulnerabilidad o de necesidad dentro de nuestro barrio, siempre a través del teléfono”.

De esta forma, mientras la trabajadora social, la terapeuta ocupacional, una recepcionista y la propia directora del centro, realizaban llamadas de seguimiento, el resto del personal se ocupaba de limpiar el centro a fondo, desinfectarlo y de organizar, ante las nuevas circunstancias.

Esta situación duró 10 días, hasta que el 25 de marzo se publicó en el Boletín Oficial de Aragón el decreto-ley 1/2020 del Gobierno de Aragón, por el que se adoptaban medidas urgentes para responder al impacto generado por el COVID-19 en la Comunidad Autónoma de Aragón.

En él, se detallaba que las necesidades de efectivos que en el IASS y en las entidades locales se precisaran para la prestación de los servicios esenciales, como consecuencia de bajas o ausencias de personal que se produjeran  con motivo del COVID-19, o para atender las medidas adoptadas relativas al mismo, se cubrirían, en primer lugar, mediante el personal empleado público o personal laboral de entidades contratistas o concertadas que hubieran quedado sin función específica, debido al cierre de los hogares de personas mayores, de los centros de día y de los centros de atención a la discapacidad.

Esto suponía que, en cualquier momento, las trabajadoras de “San José” que habían quedado sin función específica, podían ser llamadas a cubrir plazas vacantes, a causa del COVID-19 en cualquier servicio esencial, social o sanitario, de Zaragoza.

“Entonces, la directora de la Residencia 'Las Fuentes', Carmen Lorente, y yo, tuvimos una conversación, de la cual surgió la idea de pedir desde la residencia al IASS, a todo el personal de 'San Jose', para cubrir las vacantes que, con motivo del coronavirus, se estaban ofreciendo, y para dar ayuda y apoyo a los/as residentes en esos momentos tan difíciles de aislamiento”, señala Carlota Menéndez.

De modo, que el 26 de marzo se incorporaron a la Residencia “Las Fuentes” tres técnicas en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), una enfermera, la terapeuta ocupacional, la fisioterapeuta, y una camarera. Posteriormente, se incorporó otra TCAE y una camarera, todas ellas procedentes del centro de “San José”.

Una vez ya ubicadas en su nuevo destino, y pasado el período inicial de adaptación, pudieron comprobar que la organización en cuanto al trabajo, medidas de higiene y seguridad en la residencia eran excelentes. El trato que recibían de sus nuevos compañeros/as y residentes era de cariño, apoyo y agradecimiento, de modo que se fueron integrando en la vida de la residencia como unas trabajadoras más.

A destacar que las personas usuarias de “Las Fuentes”, pudieron estar igual de bien atendidas que siempre porque la predisposición del personal de “San José” compensó las necesidades derivadas de la nueva situación originada, tanto a nivel organizativo, como de cuidados, así como la falta de personal, especialmente, sanitario y de servicios auxiliares.

Si bien no se trata de la única vez, en la que ha ocurrido algo similar durante el estado de alarma, ya que en otros centros gestionados y dirigidos por FSC, como el Centro de Día de Bizia en Vitoria y el Centro Especializados de Atención a Mayores (CEAM) de Alicante, también se puso a disposición de otros dispositivos, en los que hubiera necesidad, al personal de estos servicios.

Respecto a este apoyo de personal de “San José”, la directora de la Residencia y Centro de Día “Las Fuentes”, Carmen Lorente, afirma sentirse “inmensamente agradecida al personal de 'San José', ya que, mientras 'otras personas huían', ellas en todo momento, estuvieron trabajando, y se esforzaron muchísimo, ya que el trabajo en 'San José' requiere menos esfuerzo que el de una residencia. Así pues, como decía Lina Morgan, agradecida y emocionada, solo puedo decir: gracias por venir”.

Por su parte, Isabel Ortega, trabajadora social del servicio, explica que, cuando apenas sabían nada sobre la palabra “coronavirus”, el miedo sirvió de impulso para fortalecerles, para trabajar en equipo, para emplear recursos y habilidades aletargadas dentro de ellos/as y para la ayuda mutua.

"La ayuda es un tipo de conducta prosocial en favor de una persona o personas, como el altruismo y la cooperación. Cuando es mutua, se produce una interrelación, un 'feedback' entre quien recibe la ayuda y quien la da, intercambiándose continuamente los roles en una cooperación recíproca y solidaria. Esto ha ocurrido en 'Las Fuentes', gracias a la ayuda de nuestros compañeros/as del Hogar y Centro de Día 'San José'", afirma Isabel Ortega.

"Recordamos que una mañana Carmen, directora del centro, nos informó a todo el equipo interdisciplinar que iban a venir a ayudarnos desde este centro. Al principio, todo fue algo extraño, nos invadieron dudas y los temores sobre cómo nos podíamos organizar…pero, a la vez, sentimos 'alivio' de ver que 'no estábamos solos'. A nuestro gran equipo, se unieron Mapi, Elena, Susana, Inna, Pili Silvia, Rosa, Francisca y Mª Jesús y, gracias a ellas, nos convertimos en un equipazo. Con su ayuda y su gran corazón, se han ganado la confianza de todos nuestros usuarios/as y de todos nosotros/as. Un gesto y una palabra que lo dice todo: gracias”, reconoce. Por todo ello, desde “Las Fuentes”, quieren agradecer el esfuerzo, resiliencia y adaptación al cambio por parte de “San José”, en este apoyo de personal.

Mientras tanto, en “San José”, la trabajadora social; la persona responsable de recepción y la propia directora, continuaban realizando un seguimiento telefónico, tanto a usuarios/as del centro de día como a socios/as del hogar, llegando a contactar con casi 4.000 socios a través del teléfono, “socios que han agradecido tanto nuestra compañía que, cada vez que colgábamos el teléfono, se nos dibujaba una sonrisa”, afirma la directora del Hogar y Centro de Día “San José” de Zaragoza.

Por otra parte, desde el 18 de marzo, la cocinera del servicio ha seguido trabajando en el hogar, realizando menús para que los socios/as y usuarios/as del centro de día que quisieran, los fueran a buscar para degustarlos en sus domicilios. Desde esa fecha, se han servido 939 menús.

Igualmente, a día de hoy, y desde el pasado 4 de junio, hemos reanudado en el hogar los servicios de peluquería de señoras y caballeros, y el servicio de podología para los socios/as del mismo, siempre a través de cita previa, permaneciendo cerrado el resto del edificio, incluyendo el centro de día, para el que actualmente no tenemos fecha prevista de apertura.

Otro tema que merece nuestra atención es la prestación de material al IASS (mobiliario, menaje, equipamiento, televisiones, etc…) por parte del centro “San José”, para ser llevado a servicios que se iban a abrir en Zaragoza (Miralbueno, Casetas, Parque Goya, Valdespartera). “Así lo hicimos, y unos días más tarde, el director de la Residencia 'Los Maizales de Casetas', habilitada para atender a mayores con COVID-19, nos solicitó únicamente los carros de las comidas, y se los prestamos. A día de hoy todavía disponen de ellos”.

Para finalizar, nos quedamos con un detalle entrañable, y otro gesto de solidaridad entre los que hemos ido viendo entre los centros del Área de atención a la dependencia y de atención a la infancia y la adolescencia durante estos meses, y es que el día de San Jorge (“Sant Jordi”), el pasado 23 de abril, se recibieron unas cartas en la Residencia y Centro de Día “Las Fuentes”, procedentes de los/as menores del centro de Atención a Menores de Ateca, también gestionado y dirigido por FSC, acompañadas por unas mascarillas que habían decorado estos/as menores.

"Las mascarillas las expusimos en la entrada del centro, para que toda persona que pasase andando por allí, las pudiese ver a través de la cristalera. Las cartas fueron muy emotivas, en cada una de ellas se relataba incluso las experiencias de los/as menores, y nos llegaron al alma, sabiendo además que se habían portado estupendamente y no había habido incidencias con el COVID-19 en este servicio. Estas cartas se entregaron a los usuarios/as para que se las guardaran de recuerdo, e hicimos un vídeo de agradecimiento a todos los chicos/as, que se puede ver en la página de Facebook del IASS”, explica Isabel Ortega, trabajadora social del servicio.

Como decíamos en una noticia previa, no dejemos de creer que al final todo saldrá bien, y así nos lo van demostrando cada día los hechos, y si no sale bien, es que aún no es el final y debemos seguir manteniendo viva la esperanza.


El proyecto Street Support, reconocido como Buena Práctica Europea por la Agencia Nacional Erasmus +

Ello ha sido posible, dada la elevada puntuación alcanzada por este proyecto (84 puntos), tras la evaluación de todos los informes, pasando a formar parte de los proyectos que conforman las Buenas Prácticas Europeas Erasmus+.  Tras este buen resultado y reconocimiento, está el arduo trabajo realizado por el proyecto durante 3 años, concretamente desde finales de 2016 hasta finales de 2019. La Fundación Salud y Comunidad (FSC) participa, junto a otras entidades europeas, en este proyecto, financiado por la línea Erasmus+ de la Unión Europea.

El proyecto Street Support tiene como objetivo facilitar herramientas y modelos de buenas prácticas, dirigidas a formadores de profesionales de organizaciones y gobiernos locales. Esta formación facilita una mejora de la intervención con personas sin hogar y en ella se contemplan aspectos relacionados con el consumo de alcohol y otras drogas que, en muchos casos, padecen las personas sin techo.

En este sentido, a través de este proyecto, se trata de generar un espacio de intercambio y reflexión sobre la realidad de exclusión residencial, vinculada al consumo o abuso de drogas, las consecuencias derivadas del mismo, y la falta de vivienda, que inciden en la convivencia comunitaria.

Aprovechamos esta buena noticia, habiendo sido elegido este proyecto como Buena Práctica Europea por parte de la Agencia Nacional Erasmus +, para recordar que el Centro de recursos del proyecto ha sido actualizado con todas las publicaciones e información disponible para su consulta.

Una de las últimas novedades ha sido la incorporación de la documentación de seguimiento del evento europeo, celebrado en junio de 2019 en Bruselas, en el que se reunieron expertos/as de toda Europa para debatir sobre la temática de la exclusión residencial y el impacto comunitario del consumo de drogas. La documentación está disponible en el sitio web del evento, incluido el informe del evento (en inglés), así como las diversas presentaciones e imágenes del mismo.

Todas las personas y entidades que participan en el proyecto Street Support y el grupo de salud FEANTSA, anfitrión del evento, se muestran satisfechas por esta buena noticia, así como por el interés y participación activa que hubo durante los dos días del evento de intercambio de prácticas y conocimientos. Se destaca que este intercambio fue útil e inspirador de los diferentes contextos locales en Europa para la mejora de la intervención con personas sin hogar.


FSC participa en la elaboración de la Declaración Institucional de UNAD ante la crisis de la COVID-19

El texto ha sido presentado recientemente en la Asamblea anual de la Red de Atención a las Adicciones (UNAD) y cuenta con el respaldo y las aportaciones de las entidades de la UNAD, entre ellas la Fundación Salud y Comunidad (FSC), concretamente desde el Área de Adicciones, Género y Familia, y el Área de Inclusión Social y Reducción del Daño en Drogodependencias. La declaración recoge, tanto las diferentes realidades de las entidades de adicciones tras el impacto de la crisis sociosanitaria, como las principales reivindicaciones de UNAD ante los organismos públicos y la sociedad en general.

Desde la Red de Atención a las Adicciones, UNAD, queremos poner en valor nuestro modelo de atención integral y comunitario próximo a las personas y sus realidades cambiantes, un modelo que defiende la igualdad y los derechos de las personas.

Es imprescindible no solo mantener nuestro modelo, sino también contar con una red de atención potente y estable para llevarlo a cabo, una red que tendrá que fortalecerse y ampliarse. Hemos podido cubrir la emergencia en la crisis de la COVID-19 porque tenemos una red de atención detrás.

Ahora más que nunca, las entidades hemos demostrado que somos imprescindibles en las problemáticas sociales más extremas, que somos la comunidad que acoge y acompaña y da servicios a las personas siempre en los momentos de mayores dificultades, con compromiso, profesionalidad y solidaridad.

Las Administraciones deben de contar con nosotras para abordar la realidad que tenemos y las que están por venir. Necesitamos el compromiso de las políticas sociales para que las necesidades básicas de los colectivos más vulnerables puedan atenderse con más garantías que las que ofrecen la beneficencia y la caridad.

Muchas de las personas con adicciones que ya estaban en los márgenes de la sociedad son las que actualmente han recibido y van a recibir un mayor impacto de exclusión social. Porque las adicciones son un problema acuciante que requiere una atención sociosanitaria continua para atajar el impacto que tiene en todas las dimensiones de la vida de las personas usuarias y de sus familias. Se trata de una realidad de gran magnitud que no puede permanecer en un segundo plano en la agenda política, mediática y social.

Durante el confinamiento hemos observado cómo el aumento de las demandas de ayuda debido a problemas con el juego online pone de manifiesto que la situación de las personas con otras adicciones sin sustancia/comportamentales también se está agravando. Desde la red estamos trabajando por no dejar a nadie atrás y hacer lo posible para garantizar que las personas con problemas de adicciones sigan estando atendidas.

En este escenario que está dejando la COVID-19, es necesario establecer protocolos humanitarios que tengan en cuenta a una población que ya se encontraba en extrema vulnerabilidad antes de extenderse la pandemia.

Una parte de nuestras personas usuarias está pasando el confinamiento en sus domicilios y han vivido episodios de miedo, estrés, ansiedad, angustia, problemas de relación familiar o violencia; situaciones que muchas veces han podido contenerse de forma telemática, pero en otras ocasiones han acabado en recaídas, principalmente en el consumo de alcohol y psicofármacos. Son muchas las llamadas de personas usuarias y familiares pidiendo ayuda. Para que puedan retomar y continuar con sus tratamientos necesitan, no solo atención telemática de manera individual y grupal, sino el restablecimiento de los tratamientos presenciales en la red, pero, eso sí, contando con todas las medidas de prevención necesarias.

Por otro lado, muchas personas con las que trabajamos han permanecido en los servicios residenciales donde se encontraban al declararse el estado de alarma. En este caso hablamos de las comunidades terapéuticas, pisos de inserción, servicios que continuarán siendo esenciales en el escenario poscovid. Los centros residenciales que han podido mantenerse abiertos durante la crisis lo han conseguido gracias al esfuerzo enorme de los equipos de profesionales, que han tenido que enfrentarse a la situación sin que muchas de las Administraciones ofrecieran equipos de protección y protocolos para enfrentarse a los posibles casos positivos en COVID-19.

Para restablecer los servicios presenciales de toda la red de atención es imprescindible que puedan contar, tanto para profesionales como para las personas usuarias, con test, Equipos de Protección Individual y protocolos claros de cara al desconfinamiento para prevenir posibles contagios. Solo de esta manera podrán reorganizarse los procesos asistenciales y reactivar el circuito de entradas, y salidas

Las personas con consumo activo y en situación de calle, son uno de los grupos más vulnerables y de gran complejidad en la atención. Es una población con problemas orgánicos y psiquiátricos graves. Si bien desde muchas administraciones se han articulado respuestas rápidas y eficaces en colaboración con las organizaciones sociales, estos meses han puesto de manifiesto la necesidad de abordar el sinhogarismo de forma estructural. Serán indispensables recursos más normalizados que garanticen no solo la pernocta sino también el mantenimiento de rutinas de alimentación, higiene y ocupación de tiempo que refuercen realmente los procesos de incorporación social.

Cuando termine el estado de alarma, la nueva normalidad no puede condenar a estas personas de nuevo a la calle para que retrocedan varias casillas en su día a día ahora que hemos logrado su estabilización en muchos casos.

El 100% de las mujeres en situación de calle sufre diversas violencias, pero sobre todo violencia sexual. Es prioritario para UNAD garantizar plazas suficientes para mujeres en los distintos espacios habilitados durante esta crisis, así como garantizar la seguridad de las mujeres con problemas de adicciones en los espacios residenciales. Necesitan espacios seguros donde les sea posible seguir con sus tratamientos a salvo de violencias machistas.

En el ámbito penal y penitenciario, UNAD demanda a la Administración Penitenciaria y al sistema judicial que se prioricen los tratamientos y que se garantice el derecho a la salud de las personas penadas y/o presas. Hay que recordar que casi el 70% de la población penitenciaria tiene problemas de adicciones y un estado de salud muy frágil.

Desde el primer día UNAD ha reclamado que se fomenten los cumplimientos extrapenitenciarios (suspensiones de la pena de prisión y cumplimientos de condena en el hogar a través de las distintas modalidades que ofrece nuestra legislación penitenciaria), petición que la OMS ha lanzado a nivel global. En la desescalada, creemos necesario seguir potenciando estos cumplimientos en el hogar con los controles oportunos pues siguen estando presas muchas personas con perfiles de escasa peligrosidad como por ejemplo personas mayores, enfermas, mujeres y, en general, personas con delitos no violentos.

Por otro lado, las entidades de UNAD hemos estado durante todo el estado de alarma acogiendo a personas penadas en nuestros recursos y atendiendo telefónica y telemáticamente tanto a las que pudieron irse a casa a cumplir de esta forma su condena como a aquellas que permanecían en los centros penitenciarios. Ahora nos ofrecemos para colaborar con la administración penitenciaria en el reto de devolver a las prisiones las actividades y programas de tratamiento que son tan necesarios.

No podemos olvidar tampoco el papel de la prevención en este escenario. Durante la crisis, muchos de los programas preventivos se han visto afectados por las circunstancias marcadas por el estado de alarma y también han tenido que reinventarse para seguir llegando a la población a través de canales telemáticos. Ahora mas que nunca será necesario fortalecer la prevención.

Reclamamos para nuestras organizaciones el pago íntegro de los contratos, convenios y subvenciones para el mantenimiento completo de la red de atención.

UNAD, junto a otras organizaciones asesoras del Plan Nacional sobre el SIDA, se pone a disposición del Gobierno para colaborar en el desarrollo de recomendaciones para prevenir el VIH y otras ITG en la fase de desescalada para evitar que se apliquen medidas de carácter restrictivo, estigmatizante y punitivo que puedan aumentar las barreras sociales para las personas que viven con VIH.

El porcentaje de paro en el colectivo de adicciones es muy superior a la media de la población, es de suponer que después de esta crisis va a quedar mucho más afectado y con mayor dificultad para lograr una incorporación laboral. Solicitamos programas sociolaborales específicos para poder lograr una autonomía real.

La Red UNAD se pone a disposición de las administraciones autonómicas y locales y del Plan Nacional sobre Drogas. Una vez más, reiteramos nuestra voluntad de colaborar y garantizar la atención a miles de personas a las que no podemos olvidar en estos momentos.

La pandemia sanitaria se ha vuelto pandemia social y UNAD, hoy más que nunca, necesita el respaldo inequívoco de las Administraciones. Desde UNAD, queremos seguir mejorando el modelo de intervención que consideramos es el más eficaz, pero, sobre todo, más digno para las personas que atendemos.

Ningún virus puede acabar con los derechos sociales conquistados durante décadas, muy al contrario, ha de aumentarlos Por una atención integral y comunitaria. ¡No puede haber marcha atrás!