Catalana Occidente dona un año más equipos informáticos a la Fundación Salud y Comunidad

Nuestra entidad quiere agradecer al Grupo Catalana Occidente la donación de 30 ordenadores que han sido destinados estos días a centros de Cataluña y la Comunidad Valenciana. FSC ha recibido desde el año 2014 alrededor de 200 ordenadores procedentes de esta compañía del sector asegurador.

Son diversas las empresas y entidades que han confiado en la Fundación Salud y Comunidad (FSC) y que nos han apoyado a través de donaciones en metálico o en especie, como en el caso de la donación de equipos informáticos.

Teniendo en cuenta las necesidades informáticas de los centros y servicios gestionados por FSC y el papel fundamental que desempeña la tecnología en la gestión y organización de nuestra entidad, ya hace algunos años pusimos en marcha un programa de colaboración con empresas y entidades donantes, con buenos resultados hasta el momento.

Este programa comienza con la captación de los excedentes de equipos informáticos que generan estas empresas y entidades. A estos ordenadores, Pentium Dual Core o superiores, se les realiza una puesta a punto, se les instala el sistema operativo Windows 10, la suite ofimática Office de Microsoft (obtenida a través del programa DONO) y otro software necesario para el funcionamiento diario, y se les deja preparados para navegar por Internet, dándoles así una segunda vida útil.

Estas donaciones proceden de empresas o compañías comprometidas socialmente, como es el caso del Grupo Catalana Occidente y nos ayudan a facilitar el desarrollo de nuestros proyectos y servicios, dirigidos fundamentalmente a mejorar la calidad de vida de los usuarios/as de los centros que gestionamos, a través de su participación en diversos programas y actividades.

Recientemente, el Grupo Catalana Occidente  nos ha donado 30 equipos que hemos destinado a centros del Área de Atención a la Dependencia en Cataluña y la Comunidad Valenciana. Estos equipos son para uso de los equipos profesionales y usuarios/as de estos servicios.

Queremos agradecer a esta compañía líder del sector asegurador español y del seguro de crédito esta colaboración que lleva realizando con FSC desde el año 2014. Esta colaboración también nos ha permitido equipar de mobiliario de oficina algunos de los servicios que gestionamos en Cataluña, gracias al material donado en algunas ocasiones por la aseguradora.

Desde la Fundación Salud y Comunidad estamos muy satisfechos por poder contar de forma continua con el apoyo del Grupo Catalana Occidente a través de la donación de equipos informáticos.


Una mirada crítica a los matrimonios forzados

El matrimonio forzado es un matrimonio celebrado sin el consentimiento libre y pleno de las personas afectadas, o al menos de uno/a de los contrayentes que ha sido forzado/a a casarse.

Nos estamos refiriendo a un tipo de violencia estructural invisibilizada y legitimada por las tradiciones y costumbres. Se trata de una forma de violencia que comporta violencia psicológica, violencia sexual, violencia económica y, en muchos casos, violencia física.

Desde el Servicio de Acogida y Recuperación para mujeres en situación de violencia machista de la comarca del Segrià en Lérida, gestionado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) y el Grupo Lagunduz, dirigido a mujeres en situación de violencia machista y a sus hijos e hijas dependientes, nos trasladan la importancia de profundizar en este aspecto, a través de los testimonios de algunas usuarias del servicio.

Según señala el equipo profesional, estas mujeres son víctimas de esta violencia que las marca desde el mismo momento de su nacimiento. Se trata mayoritariamente de mujeres que proceden de países del norte de África, África subsahariana, Oriente Próximo, Oriente Medio y colectivos de etnia gitana que por la condición de género no pueden decidir sobre su propia vida.

A menudo estas mujeres se ven obligadas a asumir las responsabilidades del hogar y de la familia, no pueden estudiar, se casan mayoritariamente a edades muy tempranas y, en general, se ven privadas de poder vivir de una manera natural su infancia. Todo ello hace que crezcan con la idea que su vida ya está organizada, más allá de los sueños e ilusiones que pueden tener.

Estas usuarias del Servicio de Acogida y Recuperación para mujeres en situación de violencia machista de la comarca del Segrià también afirman que en sus paises de origen no tienen derecho a decir ni a hacer nada y que son garantes, muchas veces, del honor y buen nombre de sus familias, y que si no cumplen con los mandatos familiares, son apartadas y “expulsadas” del sistema.

Además, tienen una fuerte presión social y familiar que hace que muchas de ellas no puedan vivir ni trabajar de manera independiente, “teniendo que perpetuar un sistema patriarcal que las oprime bajo el poder de la violencia cultural que legitima el abuso y la injusticia social en todos los ámbitos de la vida. Esta violencia invisibilizada marca su destino”, señalan desde el servicio.

Estos son algunos de los testimonios de mujeres que reflejan esta situación de matrimonio forzado. Son relatos que las mujeres verbalizan y que reflejan la violencia vivida, así como las creencias y valores del sistema familiar impuesto.

  • “Siempre he sentido que me habían regalado”.
  • “Me casaron con 12 años y a esta persona ni la conocía. Me destrozaron la vida”.
  • “A los 15 años me casaron con un hombre de más de 30; sufrí abusos sexuales y no me dieron opción a decidir”.
  • “Con 10 años ya vivía en casa de la familia del marido. Me hacían trabajar en casa como una servienta”.
  • “No tenía ganas de casarme, el matrimonio fue pactado por una señora que se dedica a buscar marido a las mujeres. La familia lo aceptó”.

Según nos traslada el equipo profesional del servicio, al trabajar y profundizar en estos maltratos con las mujeres usuarias, observan que han sido objeto de violencia directa que además es la más visible (agresiones de la pareja o del padre o madre en la crianza). A través del trabajo de intervención en talleres grupales y con un trabajo individual, nos explican que “se puede catalogar de abuso o violencia que estos maltratos en sus paises de origen hayan sido normalizados bajo el nombre de cultura, tradición y deberes familiares. Estas mujeres tienen que aceptar con resignación y respeto lo que les ha sido impuesto por los mandatos familiares”.

Por otra parte, a través de este trabajo realizado en el Servicio de Acogida y Recuperación para mujeres en situación de violencia machista de la comarca del Segrià, se consigue que estas mujeres puedan reflexionar y analizar sus propias vivencias desde una mirada de género  y adoptar otra perspectiva ante la vida. “El hecho de rebelarse contra su propio modelo sociocultural y contra las leyes machistas provoca a veces una ruptura de los vínculos familiares y/o la aparición de la culpa por el conflicto entre familias que la separación puede llegar a generar. Por tanto, estas mujeres tienen que ser doblemente valientes: por una parte, para recuperarse de las consecuencias de la violencia y, por otra, para enfrentarse a una ruptura que afecta a lo más profundo de su persona”.

A través de la labor realizada en este servicio gestionado por nuestra entidad, estas mujeres logran romper con fundamentos familiares inculcados a través del crecimiento personal, además de adoptar nuevas formas que generen en su vida más autonomía, libertad y, a la vez, prevenir estas y otras violencias.

Este mensaje de superación personal queda reflejado en el testimonio de una mujer de origen subsahariano, usuaria del servicio: “Quiero que mis hijas tengan un vida diferente a la que he tenido que sufrir yo, que puedan decidir libremente lo que quieran. Con su padre estaban condenadas, no tenían ningún futuro”.

Naciones Unidas contempla el matrimonio forzoso como una forma de abuso de los derechos humanos, ya que viola los principios de libertad y autonomía de la persona. La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su artículo 16: “Solo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos, podrá contraerse matrimonio”.


Nuestra compañera de FSC Sonia Fuertes, elegida nueva presidenta de la federación Entidades Catalanas de Acción Social (ECAS)

Sonia Fuertes, hasta ahora vicepresidenta de ECAS, ha sido designada presidenta por unanimidad en una asamblea en la que se ha reflexionado y debatido sobre las implicaciones del actual contexto sociopolítico en la tarea del Tercer Sector con los colectivos más vulnerables.

Nuestra compañera Sonia Fuertes, subdirectora del Área de Inserción Social, Reducción de Daños y VIH-Sida de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), ha sido elegida nueva presidenta de la federación Entidades Catalanas de Acción Social (ECAS), en sustitución de Teresa Crespo, que ha ocupado el cargo desde 2009 a lo largo de cuatro mandatos.

Licenciada en Educación Social y en Filosofía, Sonia Fuertes ha compaginado sus funciones como subdirectora de área en FSC con la participación en diversos espacios del Tercer Sector como ECAS, de la que era vicepresidenta hasta el momento, así como en la Mesa del Tercer Sector y en la red Mujeres Directivas y Profesionales por la Acción Social (DDPAS).

Nuestra compañera ha destacado ante este gran reto que se le presenta, "el compromiso, la generosidad y la valentía" de Teresa Crespo, anterior presidenta de ECAS, que ha ejercido la representación de esta federación siempre "desde una posición ética y de trabajo".

En esta nueva etapa, el equipo liderado por Sonia Fuertes se plantea profundizar en la "reflexión compartida en relación a la política de alianzas", y específicamente en el ámbito académico, la innovación y la investigación.

Por otra parte, la nueva dirección de ECAS ha alertado del peligro de instrumentalización política de las entidades sociales en el contexto actual y ha anunciado su voluntad de continuar profundizando en la articulación y el trabajo del Tercer Sector.

Desde la Fundación Salud y Comunidad queremos dar la enhorabuena a nuestra compañera Sonia Fuertes por este nombramiento que viene a reconocer su dilatada trayectoria en el ámbito de la acción social, desarrollada desde hace más de 25 años y desearle mucho éxito en esta nueva etapa.


Contra la impunidad de las conductas de acoso en el ámbito de la violencia de género

Son muchas las veces en las que hemos oído a alguna persona exponer una situación de acoso. A veces, por parte de alguna persona que no forma parte de nuestro entorno más cercano y otras, las más, procedentes de personas del entorno más próximo con las que mantenemos o hemos mantenido algún tipo de vínculo.

En el ámbito de la violencia machista, una de las conductas más habituales con las que el agresor responde a los intentos de la mujer de poner fin a la situación de violencia, bien porque decide separarse o porque decide denunciar, es el acoso: acoso para poner fin al procedimiento judicial a través de la retirada de la denuncia; acoso para que le dé una segunda oportunidad; acoso para controlar sus movimientos con la excusa de saber qué hacen sus hijos/as, y un sinfín de etcéteras.

El común denominador de estas conductas es que, por sí solas, no son conductas penalmente reprobables. El acoso puede consistir en 20 o 30 llamadas diarias a la víctima, envío de mensajes o regalos, esperarla a la puerta del trabajo para hablar… Conductas aparentemente “inofensivas” pero generadoras de un profundo desasosiego en quien las recibe, hasta el punto de provocar cambios en la rutina diaria y necesitar apoyo psicológico y/o farmacológico para contrarrestar la ansiedad generada.

¿Qué respuesta da nuestro derecho a estas situaciones? Hasta el año 2015 podemos afirmar que la respuesta, en la mayoría de los casos, era la impunidad. Solo aquellos supuestos especialmente graves y reiterados en el tiempo podían, en alguna ocasión, y dependiendo del juzgador, dar origen a una causa por otras causas legales, como las coacciones. En el resto de casos, la respuesta era que no era una conducta contemplada en el Código Penal, con lo que se daba “carta blanca” al agresor para seguir acosando a la víctima.

La modificación del Código Penal realizada en octubre de 2015 a raíz de la ratificación por el Estado del Convenio de Estambul, instrumento internacional para la lucha y erradicación de la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, supone un claro avance en la eliminación de la impunidad de estas conductas.

En concreto, el art. 172 del Código Penal introduce por primera vez la figura del delito de acoso, en inglés stalking, describiéndolo como aquella conducta en la que una persona, de forma insistente y reiterada, y sin estar legítimamente autorizada, altera gravemente el desarrollo de la vida cotidiana de otra, a través de alguna de las siguientes conductas:

1º La vigile, la persiga o busque su cercanía física.

2º Establezca o intente establecer contacto con ella, a través de cualquier medio de comunicación, o por medio de terceras personas.

3º Mediante el uso indebido de sus datos personales, adquiera productos o mercancías, o contrate servicios, o haga que terceras personas se pongan en contacto con ella.

4º Atente contra su libertad o contra su patrimonio, o contra la libertad o patrimonio de otra persona próxima a ella.

Si bien su introducción en nuestro ordenamiento jurídico se hace pensando en el ámbito de la violencia de género, se configura como un delito común. Esto significa que cualquier persona es susceptible de cometer este delito y de convertirse en víctima, por lo que no solo se dará en supuestos de violencia de género, aunque se prevé una pena agravada para estos casos. Cabe señalar también que, junto con la condena, se puede imponer a la persona imputada la prohibición de comunicarse con la víctima o personas perjudicadas.

El pasado 23 de marzo de 2016, el Juzgado de Instrucción 3 de Tudela dictó la primera sentencia aplicando el delito de acoso. En este caso, se trató de un supuesto alejado de la violencia de género. Y no fue hasta mayo de este año cuando el Tribunal Supremo se pronunció por primera vez sobre el delito de stalking.  Queda ahora por ver cómo irán desarrollando los tribunales con el tiempo la aplicación de esta nueva figura penal.

De estos primeros pronunciamientos podemos extraer ya algunos elementos clave: el acoso debe consistir en un patrón de conducta sistemático con vocación de cierta perpetuación temporal que lleve a la víctima, como única vía de escapatoria, a variar, sus hábitos cotidianos.

Habrá que ver, caso por caso, si una conducta puede constituir delito de acoso o no, pero lo especialmente relevante es que conductas consideradas hasta el momento totalmente impunes, pero que generaban un profundo daño en quienes las padecían, puedan verse ahora desde un enfoque mucho más global, atendiendo también a otros factores.


Amor, emoción y calidez en el homenaje a las familias de acogida del Programa Familias Canguro de FSC en Murcia

El pasado 19 de octubre celebramos un encuentro con las familias de acogida del Programa de Urgencia-Diagnóstico Familias Canguro que desarrolla la Fundación Salud y Comunidad (FSC), en consorcio con el Grupo Lagunduz. Este proyecto está destinado a niños y niñas y grupos de hermanos con edades entre 0-6 años tutelados por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. 

A través de este acto, quisimos reconocer la generosidad de una veintena de familias de acogida que participan en el programa, ante el grandísimo reto que supone el acogimiento familiar.

Este programa facilita a los menores poder ser atendidos en todas sus necesidades por otras familias hasta que las suyas de origen se repongan de la situación que les obliga a separarse temporalmente de ellos/as. De ahí que este programa resulte imprescindible para un desarrollo sano de todos los niños y niñas que se acogen al mismo.

El acto fue presentado por Purificación Sánchez, técnico responsable de la Dirección General de Familia y Políticas Sociales y comenzó con unas palabras de bienvenida y agradecimiento del secretario general de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, Manuel Marcos Sánchez; así como por parte de la directora de Familia y Políticas Sociales, Miriam Pérez; del presidente de la Fundación Salud y Comunidad, Francisco González Sedeño, y del gerente de la UTE Canguro, Toni Gelida.

El secretario general mostró su agradecimiento a FSC y al Grupo Lagunduz por la labor que está realizando y concretamente, por la tarea del equipo técnico del Programa de Urgencia-Diagnóstico Familias Canguro, también presente en este evento, y destacó el valor que se le da a este programa desde la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades del Gobierno de Murcia.

En diferentes momentos de su intervención, se dirigió a las familias para agradecerles esa labor solidaria con la que facilitan a los menores la oportunidad de acceder y permanecer en un ambiente familiar estable mientras existan medidas de tutela.

En este sentido, señalaba: “las familias merecéis este homenaje. El amor y la entrega desinteresada son las palabras que seguramente definen mejor a las familias de acogida, cuando en nuestra sociedad prima el individualismo. Por ello, llama la atención una labor como la que realizáis, compartiendo tiempo, gastos y sobre todo el amor que les dais a estos niños de forma desinteresada”.

Por su parte, la directora de Familia y Políticas Sociales, Miriam Pérez, afirmaba que la prioridad de la Dirección General de Familia es velar para que los menores puedan tener una vida feliz, sana y digna. “Actuamos diligentemente en las situaciones de desamparo de los menores dando respuesta a sus necesidades como eje de sus derechos y de su protección. Nuestra acción se rige siempre basándonos en el interés superior del menor, promocionando el bienestar infantil y teniendo presente que las familias sois el mejor recurso para satisfacer las necesidades de los menores. Por eso, desde el año 2005 disponemos en el Gobierno de Murcia del Programa de Urgencia-Diagnóstico Familias Canguro”.

En esta misma línea, Míriam Pérez también señalaba que “llevamos 12 años buscando las familias más adecuadas para cada menor dentro de las que se encuentran disponibles en nuestro programa. Familias que les dais todo lo que necesitan estos niños, les dais cariño, les dais educación, alimentación, ropa y por supuesto, lo más importante, que es mucho amor, cubriendo todas las necesidades de los menores mientras que están con vosotros”.

Seguidamente, intervino Francisco González Sedeño, agradeciendo a la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades y a las personas que están al frente de ella, la confianza depositada en nuestra entidad y tuvo también palabras para la Administración por la importante labor realizada desde hace mucho tiempo como impulsora de este programa.

También señaló que FSC tiene muy presente a todas las personas que colaboran de forma altruista, una labor de voluntariado que complementa la calidez de la tarea desarrollada por los equipos de profesionales y que nos gusta reconocer a través de la celebración de jornadas a lo largo del año.

“Para la Fundación Salud y Comunidad es muy ilusionante poder agradecer esta gran labor social desarrollada por las familias de acogida.  Os animo a que sigáis haciendo esta labor voluntaria de la que me siento tan orgulloso como presidente de esta entidad, guiados por ese espíritu solidario que os caracteriza”, señalaba el presidente de FSC.

Finalmente, Toni Gelida, gerente de la UTE Canguro, tuvo palabras de agradecimiento para el equipo profesional y señaló que este proyecto le había llegado al corazón desde el inicio, ya desde esos primeros momentos en los que tuvo la oportunidad de conocerlo, así como también la labor del equipo profesional que lo desarrolla. “Entonces ya me fui muy emocionado, una emoción que siento también ahora mismo. Fue de los días en los que pensé que vale la pena lo que estamos haciendo. Por eso, agradeceros desde aquí a los profesionales vuestra labor, lo que me llenasteis ese día y deciros que voy siguiendo con interés vuestro trabajo en el día a día”.

Además, adelantó que a principios del mes de diciembre, para mayor comodidad de las familias y del equipo de profesionales, se va a disponer de una nueva sede “en la que vamos a ganar mucho espacio, intimidad sobre todo, en un espacio mucho más personalizado y grande, el que os merecéis las familias y el equipo profesional”.

Seguidamente, emplazó a las familias asistentes al acto a plantear en un espacio más distendido las preguntas y observaciones que quisieran hacer llegar a la Administración y a las entidades que gestionan el servicio.

El acto continuó con la entrega de diplomas por su labor altruista a las familias acogedoras por parte de los representantes del Gobierno de Murcia y de la Fundación Salud y Comunidad y seguidamente, fue el equipo profesional del Programa de Urgencia-Diagnóstico Familias Canguro el que hizo entrega de unos regalos a los menores en acogimiento familiar, también presentes en el encuentro.

Desde nuestra entidad, queremos agradecer a todas las personas que nos acompañaron en este día, representantes de la Administración, familias de acogida, compañeros y compañeras del Grupo Lagunduz y de la Fundación Salud y Comunidad, por haber compartido un espacio en el que no faltó el calor humano ni tampoco grandes momentos llenos de verdadera emoción que tuvieron como protagonistas a los menores en acogimiento familiar.


FSC seguirá apostando por la investigación durante este curso 2017-2018 a través de su Observatorio Noctámbul@s

Como cada año, se editará un “Informe Noctámbul@s”, que será el cuarto, basado como los anteriores en metodologías cuantitativas y cualitativas. Se trata de un informe de resultados que trata de ofrecer una imagen panorámica de la realidad y percepciones sociales relativas a la violencia sexual en los contextos de ocio nocturno y consumo de drogas. Por otra parte, desde el proyecto también se quiere dar un impulso a la formación, asesoría, consultoría y diseño de campañas preventivas, a través de diferentes acciones.

El Observatorio Noctámbul@s de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) seguirá durante este curso 2017-2018 con la línea de investigación iniciada en 2013.  Recientemente, ha tenido lugar en Madrid una Marcha exploratoria para reflexionar colectivamente sobre los entornos de los espacios de ocio nocturno desde una perspectiva feminista. Esta iniciativa forma parte del trabajo de investigación para el cuarto informe Noctámbul@s, en el que la construcción del espacio urbano ocupará un lugar importante.

En esta marcha realizada en colaboración con el Col.lectiu Punt 6, se ha tratado de dar respuesta a las siguientes cuestiones: ¿son los lugares por los que salimos de fiesta seguros?, ¿propician o impiden las violencias sexuales?, ¿qué puntos débiles identificamos cuando salimos de noche?, ¿y cuáles nos benefician? Al volver a casa, ¿nos sentimos seguras o evitamos pasar por ciertos lugares?, ¿qué podríamos hacer para sentirnos mejor?, etc.

Cabe señalar que la valoración que se hace desde el proyecto de esta marcha, en la que han participado 35 personas voluntarias recabando información durante alrededor de 2 horas, es muy positiva y ayudará a establecer un mejor diagnóstico de la situación y a poner en marcha diferentes estrategias para la construcción colectiva de ciudades más justas e inclusivas.

Por otra parte, otra importante acción a realizar en el marco del Observatorio Noctámbul@s de FSC es la presentación de resultados del anterior informe en una jornada a celebrar en Madrid (cuya fecha se publicará próximamente en la web www.drogasgenero.info), en la que contaremos con análisis teóricos y narración de experiencias de personas y entidades expertas en la materia.

Además, siguiendo con la línea iniciada durante el segundo trimestre de 2017, el Observatorio Noctámbul@s de FSC continuará ofreciendo servicios de formación, asesoría, consultoría y diseño de campañas preventivas.

La formación está destinada a municipios y entidades que quieran profundizar en las problemáticas relacionadas con el sexismo en espacios festivos, así como en la violencia de género e interesadas también en conocer estrategias para hacerles frente, tanto desde la prevención como desde la intervención.

Una de las novedades del proyecto, a nivel de consultoría y asesoramiento, es que en este curso iniciamos una nueva línea consistente en la dinamización comunitaria para la elaboración de protocolos y planes de actuación municipal, herramienta fundamental para dar una respuesta institucional y colectiva a las violencias.

Asimismo, desde el Observatorio se diseñará y elaborará una nueva campaña educativa para informar y sensibilizar frente al acoso, abuso y agresiones  sexuales, como ya se realizó con “El sexismo también sale de fiesta”, instrumento que se pondrá también a disposición del profesorado, organizaciones y de todas las personas que quieran hacer uso de la misma con fines preventivos.


FSC celebra el Día Internacional de las Personas Mayores con numerosas actividades

Los días internacionales sirven para sensibilizar a la ciudadanía sobre temas políticos, sociales, culturales, humanitarios, o relacionados con los derechos de los seres humanos, a través de diversas acciones. La Fundación Salud y Comunidad también se ha querido unir a esta celebración del 1 de octubre organizando diferentes actividades de sensibilización contra la discriminación por razón de edad en los centros de atención a los mayores.

Los días internacionales sirven para señalar que existe un problema sin resolver, un asunto importante y pendiente en las sociedades para que los gobiernos y los estados actúen y tomen medidas y/o para que los ciudadanos/as así lo exijan a sus representantes.

Como hemos podido ver a lo largo de nuestra experiencia diaria en la atención a las personas mayores, es extensa la bibliografía que aborda los estereotipos en los mayores, pudiendo definirse estos como imágenes simplificadas que nos ayudan a entender a otras personas y también acontecimientos en diferentes situaciones sociales que influyen en nuestra conducta.

En relación con el envejecimiento, y concretamente en lo referente a la vida en una residencia de mayores, los estereotipos afianzados en la sociedad a menudo han generado prejuicios negativos, y especialmente entre los más jóvenes. Entre otros, que los mayores constituyen un grupo homogéneo, con tendencias depresivas, falta de ilusión por la vida o apatía.

Así lo señala Isabel Ortega, trabajadora social y coordinadora del Área Psicosocial de La Residencia y Centro de Día “Las Fuentes”, perteneciente al Instituto Aragonés de Servicios Sociales y gestionada por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en consorcio con Valoriza Servicios a la Dependencia.

Cuando este tipo de imágenes son compartidas por la mayor parte de la sociedad, llegan a convertirse en una "profecía que se autocumple". Esto significa que en determinadas situaciones, las personas mayores presentan un comportamiento y rendimiento acorde con lo esperado en un determinado contexto social, convirtiéndose de alguna manera en víctimas de ideas preconcebidas acerca de cómo deberían actuar y qué se espera de ellas.  Ello puede llegar a afectar a su autopercepción, autoestima y conducta.

Romper con este tipo de estereotipos implica aceptar que existen muchas formas de envejecer, dependiendo de la idiosincrasia de cada persona, según afirma Isabel Ortega. Uno de los estereotipos más afincados en nuestra sociedad es la identificación de la belleza con la estética joven, junto con una visión negativa de la vejez.  Cuando esta visión se une a la rutina diaria en una residencia o centro de día, todavía se asocia más a una imagen de claudicación, institucionalización y pérdida del propio estatus de los mayores como personas que son.

Este año 2017, el lema para conmemorar esta celebración es “Entrando en el futuro: Aprovechar el talento, la contribución y la participación de los mayores”. Este lema hace referencia a la necesidad de posibilitar y aumentar la contribución de las personas mayores en sus familias, comunidades y sociedades, a través de vías efectivas que garanticen su participación, teniendo en cuenta sus derechos y preferencias.

En este sentido, desde el Área de Atención a la Dependencia de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), en nuestra práctica diaria, intentamos que cada uno de nuestros usuarios/as pueda vivir de forma acorde a su historia de vida y preferencias, desde un modelo de Atención Centrada en la Persona que hemos logrado afianzar en nuestros centros. Además, consideramos que el envejecimiento es una etapa más de la vida, en la que se debe poner en valor todo el bagaje personal, vivencias e ilusiones de los mayores y hacia este fin encaminamos nuestro programa de actividades, como el que hemos organizado con motivo de esta celebración.

También, queremos aprovechar este día para hacer llegar a la sociedad un mensaje de no discriminación a los mayores por razón de edad, y en especial decirles a los usuarios/as de nuestros centros, que a pesar de su juventud acumulada y de esas arrugas y canas que lucen y solo otorga el paso de los años, siguen teniendo mucho que aportar en el día a día de los centros y que, con esa experiencia y bagaje vital nos beneficiamos todos/as.

Y a cada uno de nosotros/as, que destinemos unos minutos para reflexionar sobre la discriminación por razón de edad, y que tratemos de ser más conscientes, y tratemos de evitarla, por los efectos negativos que causa en las personas mayores (aislamiento social, pasividad, baja autoestima, etc.), mayores que, en otras condiciones, mantendrían una vida productiva, satisfactoria y saludable, gozando de una mayor y merecida calidad de vida.


Permanecer al borde de la herida

El equipo permanente del Centro de Acogida e Inserción para Personas sin Hogar de Alicante (CAI de Alicante), de titularidad municipal y gestionado desde 2002 por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), está formado actualmente por auxiliares de servicios y técnicos auxiliares educativos más un grupo variable de sustitutos que garantizan, mediante un intrincado sistema de rotaciones la presencia educativa continuada en el centro de como mínimo dos profesionales, a veces tres, 24 horas al día, 365 días al año.

El cometido de este equipo está ampliamente desarrollado en protocolos de actuación que son revisados periódicamente. Quedan en su “hacer” tareas de distinta índole como es el control de accesos, la gestión de los servicios de duchas y consigna, la atención y cuidado de los espacios, la presencia nocturna en planta, la atención en el comedor, la primera acogida telefónica o presencial ...

Siendo estas tareas imprescindibles, significativas y polifacéticas, este artículo no quiere abundar sobre ellas sino, más bien, llevar la reflexión al ser, al sentido de este equipo como presencia educativa permanente en el centro. Me apropio para ello de la expresión “existencia educativa” y de todo un juego de palabras que puede terminar de matizar y dar sentido a la idea: asistencia, consistencia, resistencia...  todas ellas afines a la raíz “sistere” (estar fijo).

Existir educativamente es asistencia, por lo menos en alguno de sus acepciones. Asistir al trabajo, permanecer en el centro (y puedo asegurar sin falsa humildad que, un día cualquiera, genera menos trastorno en el centro la ausencia del director que la de un compañero del equipo permanente). Asistir, etimológicamente “estar junto a” y lo que de allí podamos inferir: “ser-para-los-demás”, ayudar, aproximarse, salir al encuentro, generar ese encuentro, acoger, acomodar en el centro... este es quizás un lugar común, ya conocido… vamos más allá.

Existencia porque es un “estar desde”, donde la experiencia educativa no se define por una acción (la ayuda que se presta) sino por un posicionamiento, un lugar subjetivo a partir del cual se genera una relación que reconoce y reconstruye a una persona frente a otra persona. Es aquí donde la palabra consistencia cobra sentido. Es el “ser-para-sí-mismo”, no como un repliegue egocéntrico sino como una ardua y entrañable tarea de construirse como persona y profesional. La consistencia consiste en esto: no la herramienta, sino la mano que la sostiene; no la frase, sino el sujeto que se expresa, no el argumentario sino la inexcusable construcción personal del sentido, no lo que hacemos sino desde dónde lo hacemos...

Sé que vamos deprisa y casi a saltos, pero las líneas de este artículo son contadas y urge llegar más lejos. Lo fundamental de esta forma de existencia, la verdad, dolorosa y casi herética, alborotada y gritona, ocultada e ineludible, afilada y abrumadora, la intuición a la que quisiera llegar es esta: la esencia educativa es la de un “ser-para-la-muerte”, como enseñó Heidegger y como constatamos a diario por más que queramos mirar hacia otro lado. Si esto no es nombrado, toda relación de ayuda y toda construcción interior se viene abajo. El oficio del equipo permanente se desarrolla en el borde de la llaga, donde el tejido social ha sido erosionado hasta sangrar, donde la vida supura, donde incluso el propio centro no triunfa sino que, con frecuencia, apenas limita el daño. Es tocar el límite, la imposibilidad, el fracaso, la finitud. Pero es aquí, y solo desde aquí, desde donde realmente podemos fundamentar auténticamente nuestro existir educativamente, no en lo que llegamos a hacer en favor de los demás, tampoco en lo que logramos hacer por mejorarnos nosotros mismos, sino en la lucidez ante el fracaso y la resistencia al mismo.

Resistir no es ni una ilusión boba, ni una esperanza ingenua. Esta es la gran clave, el umbral donde el existir educativamente no se mide ya por el porcentaje de “consecuciones de objetivos” (¿los objetivos de quién?) sino por la capacidad de acompañar a las personas concretas en el fracaso social de la exclusión sin renegar de nuestro puesto. Esta es la “resistencia íntima”, con palabras del ensayista Josep Mª Esquirol, en su más que recomendable ensayo sobre una filosofía de la proximidad: resistencia al nihilismo y a la intemperie. Resistir no como lucha sino como serenidad, no como agitación sino como determinación, no como aplicación tecnológica sino como sabiduría y verdad íntima, no como inmovilismo sino como creatividad. Resistir como experiencia de la posibilidad de cada momento, aun desde la conciencia de la imposibilidad global. No es ni la huida, ni los cabezazos contra la pared, es la determinación de estar donde debemos estar, de permanecer con quienes debemos permanecer, sin confundirnos ni perder la esperanza, sin sucumbir ni al nihilismo ni a la locura, incluso ante la nada y la locura.

Escribiendo este artículo y precisamente tratando de digerir a Heidegger, ocurrió en el CAI un acontecimiento inesperado. Un residente, más bien joven, sin hogar, que llevaba apenas unos días con nosotros amaneció muerto en su cama. Este historia nos ha removido (resistir no es invulnerabilidad ni apatía, es una forma de estar vivo, radicalmente vivo). ¿Qué hicimos por él mientras vivió? Prácticamente nada, y ahora ya nada haremos. Pero estuvimos allí, el equipo permanente estaba cuando esa noche subió a la habitación y seguía estando cuando a la mañana siguiente no llegó a levantarse. No hay imagen que haga más visible este ser-para-la-muerte que asistir al levantamiento de un cadáver... y sin embargo es precisamente allí, donde se manifiesta la resistencia de este equipo, el valor de la permanencia cuando el hacer ha quedado absolutamente agotado. Estábamos allí, esta ha sido nuestra aportación, asegurar con nuestra presencia que este acontecimiento no es un dato aséptico sino experiencia compartida, duelo presenciado, silencio habitado.

A estas alturas el tratar de fundamentar la función educativa del equipo permanente solo en su utilidad práctica dentro del complejo engranaje del CAI, en sus competencias técnicas o en la aplicación de la normativa del centro es entender poco o nada de lo que estamos hablando. No vale siquiera apelar a que el equipo permanente aporta una visión educativa sobre el conjunto de la convivencia (a diferencia del equipo técnico que lo haría sobre los procesos individuales), todo ello es parcial, inexacto, insuficiente e incluso desenfocado. La existencia educativa va mucho más allá y se fundamenta más bien en esta forma de permanencia asistente, consistente y resistente que hemos esbozado.

¿Es pues el equipo permanente del CAI de Alicante un equipo educativo? No queda otro remedio que dar una respuesta compleja a una pregunta compleja: lo es ya...pero todavía no. Añadamos además, que jamás lo será si obviamos que el adjetivo “educativo” se apoya ineludiblemente en el sustantivo “equipo”. En ello estamos, muchos de nosotros, institucional, profesional y vitalmente comprometidos. Esta reflexión sigue y debe seguir todavía abierta.

Fidel Romero Salord
Director del Centro de Acogida e Inserción para Personas sin Hogar de Alicante


Las vacaciones y sus beneficios en la salud mental

Todos necesitamos tomarnos un tiempo de descanso de las tensiones y desafíos que se nos presentan en el día a día, y nuestros usuarios/as de los centros y servicios que gestionamos también. Por ello, cada año, durante el mes de septiembre, las personas usuarias de las Viviendas especializadas para adultos tutelados en La Rioja, pasan una semana de vacaciones en un entorno privilegiado, junto al mar, en Salou (Tarragona). Estas viviendas, pertenecientes a la Fundación Tutelar del Gobierno de La Rioja, están gestionadas por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), en consorcio con el Grupo Lagunduz.

Sabemos que las vacaciones ayudan a reducir el estrés, ya que permiten poder realizar actividades placenteras fuera de la rutina y que también proporcionan una ruptura con el día a día muy necesaria para la salud mental. También, que reducen la ansiedad y mejoran el buen humor; así como la creatividad y la sensación de bienestar.

En el caso de las Viviendas especializadas para adultos tutelados en La Rioja, esta actividad extraordinaria se incluye en la Programación Anual de Actividades del centro, dados los muchos beneficios que aportan estas vacaciones a las personas usuarias.

Según explican desde el servicio, estos días de vacaciones en Salou que han concluido hace unos días les han permitido dejar de lado las preocupaciones en unos días de descanso y relajación, que han conseguido además que usuarios/as y profesionales estrecharan sus vínculos y lazos afectivos.

“Ahora tenemos recuerdos inolvidables como cuando todos juntos nos bañamos en el mar o cuando miramos la puesta de sol en los muelles del Club Náutico. También recordamos con ilusión esos momentos pasados tomando el sol en la Playa de Levante o cuando visitamos diferentes exposiciones… Todo ello nos da un impulso mental maravilloso, ahora nos sentimos mucho mejor”, señalan los usuarios/as de estas viviendas.

Según nos trasladan, este nuevo entorno con nuevos sonidos, vistas y olores ha supuesto un verdadero estímulo para su salud mental. También ha sido fundamental que retomaran antiguos hábitos o que aumentaran la actividad diaria, a través de paseos por el mar y/o nadar, lo cual les ha ayudado a motivarse y ha animado a hacer otras tareas, tanto durante estos días de vacaciones como en el periodo posterior a las mismas.

Con este fin de mejorar el bienestar que permite este cambio en la rutina, el equipo de profesionales de las Viviendas especializadas para adultos tutelados en La Rioja, ha tratado de mantener a los usuarios/as en la zona de comodidad y de hábitos diarios de las viviendas. “Para ello, hemos continuado la misma dinámica de las viviendas pero en otro contexto ya que la rutina les ayuda a esa sensación, tan necesaria, de control”, mantienen desde el servicio.

También han cuidado otros aspectos como hacer una buena planificación de las vacaciones para que cada persona usuaria pudiera tener un pleno control de las distintas situaciones nuevas que se les iban a presentar durante las vacaciones.

Ofrecerles seguridad para que superaran el posible miedo inicial, las preocupaciones y la ansiedad ante el cambio y las novedades también ha sido otro aspecto que ha considerado fundamental el equipo de profesionales, al igual que facilitar un ambiente relajado, sin preocupaciones o responsabilidades durante estos días.

Otro aspecto interesante que se ha considerado ha sido tratar de transmitir a las personas usuarias la alegría que supone compartir y disfrutar de todo lo que la vida nos ofrece, en este tiempo de ocio y descanso que les ha permitido aparcar la rutina y las obligaciones diarias.

Como cada año, los usuarios/as de estas viviendas han regresado estos días a La Rioja especialmente agradecidos por estas vacaciones y también, con más energía y proyectos a llevar a cabo a partir de ahora, si cabe con más fuerza e ilusión. También, con menos preocupaciones, con más vivencias y especialmente envueltos en esa sensación de bienestar que solo el sol y el mar nos da.


Empatía y organización, claves del trabajo del personal administrativo en las comunidades y pisos terapéuticos de FSC

Las comunidades terapéuticas “Riera Major” y “Can Coll” de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), así como los pisos terapéuticos de los que dispone en Cataluña, servicios dirigidos principalmente a personas dependientes del alcohol y/o cocaína, requieren en su día a día del trabajo e intervención de equipos técnicos multidisciplinares.

Estos equipos están integrados por todas las figuras profesionales que conforman y responden a las necesidades del día a día en un centro de estas características, desde monitores y personal auxiliar, hasta los perfiles más específicos de hostelería, recepción, trasporte, mantenimiento y por supuesto, el personal administrativo, en el que nos vamos a detener con más detalle.

Se trata de servicios muy especializados que requieren de perfiles profesionales con una formación muy específica y de unas prácticas interdisciplinares muy concretas, ya que en estos centros el trabajo en equipo es fundamental y, por tanto, la organización interna y la coordinación entre profesionales básica.

La vida en las comunidades terapéuticas trata de reproducir además la cotidianeidad de la vida real, en la que todas las figuras profesionales mencionadas y las personas que residen en estos servicios interaccionan desde sus distintas funciones y roles en esta micro-sociedad.

En esta ocasión, hemos querido conocer la labor que realiza el personal administrativo que trabaja en las comunidades y pisos terapéuticos del Área de Adicciones, Género y Familia de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), un perfil profesional clave para el buen funcionamiento y organización de estos servicios. Para ello, hemos hablado con Carol González, Deme Gómez y Mireia Linares, administrativas que trabajan en estos centros.

Todas ellas realizan tareas muy variadas como son la gestión administrativa del personal, la atención telefónica, archivo de documentación, gestión de gastos y presupuestos, control de compras, contabilidad general, envío y recibo de paquetes, etc.

Si bien realizan funciones que podríamos considerar de perfil administrativo, el hecho de estar en permanente contacto con los usuarios/as de comunidades y pisos terapéuticos, hace que su trabajo tenga muchas particularidades que van más allá de un trabajo de auxiliar administrativo convencional.

Muchas veces además la figura de administrativo/a se difumina y es entendida por las personas que residen en estos servicios como unos/as integrantes más del equipo asistencial; para ellos/as es difícil entender que el personal administrativo no conoce en profundidad sus casos en particular.

Por ejemplo, según hemos podido saber, en algunas ocasiones les toca lidiar con usuarios/as que en un momento dado se pueden mostrar impulsivos y sin capacidad de contención. En este sentido, Carol González, administrativa de los pisos terapéuticos “Teodoro Llorente” y “Rubió i Ors” de la Fundación Salud y Comunidad en Barcelona, reconoce que “si alguna vez me he encontrado con alguna persona que reside en estos servicios y a la que he visto nerviosa, me he retirado, pues no estoy preparada para ayudarle y esta tarea además corresponde a otros compañeros/as por su perfil profesional”.

Por otra parte, reconoce que el trabajo que realizan como administrativas es muy diferente al que se puede hacer por ejemplo en una empresa donde el trato es más frío y no existe esa relación tan cercana con los usuarios/as. “En estos servicios no puedes llevar puesta una coraza porque estás en contacto continuo con personas que están en un proceso de recuperación y que han decidido tener una vida en abstinencia de las drogas y el trato ha de ser más cercano”, explica Carol González.

El trabajo como auxiliar administrativo requiere en ocasiones de cierta paciencia en situaciones cotidianas con las personas que residen en estos servicios, teniendo que ejercer estos trabajadores cierta contención, cuando el resto de profesionales están ocupados, lo cual conlleva una buena gestión de las emociones.

En este sentido, Mireia Linares, administrativa de la comunidad terapéutica “Riera Major” explica que “en este trabajo te implicas más emocionalmente, lo vives de otra forma, por la tipología del servicio y porque trabajamos con personas en proceso de recuperación, lo que le da un carácter más humano”.

Además, añade que “en estos espacios se gestan por momentos muchas emociones, si bien no estamos preparadas para dar respuesta a situaciones que se puedan dar, sí es gratificante poder dar un abrazo a una persona usuaria en un momento dado o poder acompañarle en este proceso preguntándole por ejemplo cómo se encuentra”.

Si bien Deme Gómez, administrativa de la comunidad terapéutica “Can Coll”, reconoce que en sus 9 años de trabajo en este centro, ha aprendido a no implicarse tanto emocionalmente como en un inicio y que para ello utiliza técnicas de gestión emocional”.

Por otra parte, según trasladan estas profesionales de FSC, deben conocer en qué punto de su proceso se encuentran las personas que residen en estos servicios para saber, por ejemplo, si es adecuado comentarles en un momento dado que “están en negativo” (no disponen de dinero en efectivo propio), lo cual puede ser una cuestión delicada a plantear.

Por último, en el caso de las comunidades terapéuticas y más concretamente el de Deme Gómez, reconoce que una de las ventajas de este trabajo es poder trabajar en un entorno privilegiado, en plena naturaleza. “Ahora no cambiaría este espacio laboral por nada del mundo, ya que disfruto enormemente trabajando en un entorno de este tipo como buena amante de la naturaleza que soy”.

Bien, pues os emplazamos a otras próximas noticias para que podáis conocer más de cerca al personal que trabaja en las comunidades y pisos terapéuticos del Área de Adicciones, Género y Familia de la Fundación Salud y Comunidad (FSC).