En España, las defunciones por suicidio experimentaron un ascenso desde el año 2018 hasta el 2022, periodo en el cual la cifra de suicidios se incrementó casi un 20%. A partir de 2023, el número de suicidios descendió a 4.116 casos, tendencia que continuó en 2024 con un importante descenso en la cifra de suicidios en España (según los datos provisionales del primer semestre del año publicados por el INE, en este periodo se registraron 1.842 casos frente a 2.107 en 2023, lo que supone una disminución del 12,6%).
Aun así, las cifras continúan reflejando que el suicidio es un importante problema de salud pública. Se trata de un problema complejo y multicausal, ya que incluyen factores sociales, culturales, biológicos, psicológicos y ambientales, presentes a lo largo de la vida. Según la OMS, cada año fallecen más de 720.000 personas por suicidio. En España en concreto, el suicidio es considerado a día de hoy la primera causa de muerte no accidental entre los jóvenes de 15 a 29 años. Por tanto, la conducta suicida se ha convertido en una preocupación que atañe a toda la población y colectivos.
La Fundación Salud y Comunidad (FSC), en el marco de su compromiso con la mejora de la calidad asistencial, desde la Dirección Técnica y de Promoción de Proyectos (DTPP) y su Departamento de Evaluación, ha puesto en marcha una línea de trabajo específica para optimizar los procedimientos de detección y valoración del riesgo de suicidio en los servicios de atención gestionados por la organización.
Esta iniciativa, que constituye una de las principales prioridades de FSC para este 2025, responde a la creciente preocupación por la salud mental y la necesidad de intervenciones más eficaces y tempranas para prevenir conductas suicidas y tiene como objetivo consolidar un sistema de valoración del riesgo suicida más robusto, sensible y eficaz, que permita ofrecer respuestas más adaptadas y oportunas en el ámbito de la salud mental.
Hasta la fecha, el equipo técnico ha llevado a cabo una revisión exhaustiva de diversas herramientas de valoración del riesgo de suicidio, analizando sus ventajas e inconvenientes para determinar cuáles se ajustan mejor a las necesidades de los servicios de atención de FSC. Entre los instrumentos analizados, se encuentran la escala de Paykel, la Columbia-Suicide Severity Rating Scale (C-SSRS) o la Suicidal Scale of the Mini-International Neuropsychiatric Interview (MINI).
Junto con la revisión de estas herramientas de evaluación, se ha llevado a cabo un análisis preliminar sobre los principales factores de riesgo y protección asociados a la conducta suicida. Este primer estudio exploratorio ya ha permitido confirmar algunos elementos clave que contribuirán a la elaboración de índices que faciliten una detección más precisa y temprana de la conducta suicida. Entre los factores de riesgo destacan, entre otros, los antecedentes psiquiátricos, el abuso de sustancias, las dificultades económicas y en ámbito laboral, los intentos previos de suicidio, ser víctima de violencia machista y la desesperanza. Asimismo, se han identificado factores de protección como el apoyo social, la adherencia a tratamientos psicológicos o la presencia de redes de apoyo en el entorno del individuo, por citar algunos ejemplos.
La continuidad en este trabajo permitirá mejorar la calidad asistencial en los servicios de FSC, ofreciendo una atención más ajustada a las necesidades de cada persona y aumentando la eficacia de las intervenciones para la prevención del suicidio. En este sentido, FSC reafirma su compromiso con la salud mental y el bienestar de las personas atendidas, apostando por un abordaje basado en la evidencia científica y en la mejora continua de sus procedimientos.