Nuestro compañero Daniel Urbina, director del Centro de Acogida de Menores (CAM) de Ateca, en Zaragoza, servicio dirigido y gestionado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) y el Grupo Lagunduz, concertado con el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), ha impartido recientemente una formación, en el marco del curso «Intervención con infractores en el ámbito de la violencia de género, violencia sexual y menores». El curso, dirigido a funcionarios de policía de las tres provincias aragonesas, se ha desarrollado en la sede de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, en Zaragoza.
Durante su intervención, ha presentado el Centro de Acogida de Menores (CAM) de Ateca y a las entidades gestoras del mismo; ha explicado qué tipo de perfiles se atienden en el servicio, qué intervención se realiza con los niños, niñas y adolescentes (NNA) usuarios/as del servicio, y ha ofrecido diferentes recomendaciones para un mejor desarrollo de las funciones policiales.
Asimismo, ha generado un espacio de reflexión a partir de los resultados obtenidos en el estudio INTERLEAVE, un proyecto europeo liderado por FSC, cuyos resultados han sido presentados recientemente. Cabe destacar además que ha compartido Mesa con una psicóloga que trabaja en intervención con infractores en la cárcel de Daroca, en Zaragoza, que ha complementado su participación, refiriéndose a la intervención con personas adultas.
A destacar las aportaciones que ha ofrecido Daniel Urbina para un mejor desarrollo de las funciones policiales. Concretamente, ha centrado su intervención en 5 recomendaciones básicas que detallamos a continuación:
- La importancia de generar seguridad en los niños, niñas y adolescentes con los que se interviene en el servicio, a partir del vínculo que puedan establecer durante sus interacciones. Para ello, la primera recomendación ha sido la necesidad de que los/as profesionales sean capaces de autorregularse antes de intervenir para promover esos estados de calma y seguridad.
- El valor de generar esos espacios de seguridad, no solo desde la propia interacción entre el profesional y el niño/a, sino también desde el cuidado del espacio físico en el que se realizan dichas interacciones, para que sean entornos amables y adaptados a sus necesidades. Esta recomendación está extraída directamente del modelo BARNAHUS (o “Casa de los Niños” en islandés) para la atención integral a víctimas de abuso sexual infantil, sobre el que se estructuraron algunas de estas recomendaciones.
- Un tercer aspecto a cuidar a la hora de generar esa sensación de seguridad, también vinculado al modelo BARNAHUS, tiene que ver con la necesidad de que las declaraciones de los/as NNA actúen como pruebas preconstituidas para evitar que tengan que declarar muchas veces y a muchas personas y/o profesionales distintos, minimizando de este modo los riesgos de re-traumatización. Hay que señalar que esta medida, ya está contemplada también en la Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia (LOPVI).
- Una cuarta recomendación ha versado sobre la necesidad de actuar con calidez, pero de manera profesional, evitando caer en la sobreprotección (en el caso de las víctimas) o la culpabilización (en el caso de los agresores), puesto que este tipo de interacciones reforzarían estos roles. En este sentido, el equipo profesional debe actuar como una” base segura” desde la que los/as menores puedan explorar el mundo, permitiéndoles que lo hagan, pero también como un refugio seguro al que puedan acudir ante cualquier necesidad.
- La quinta y última recomendación se ha centrado en analizar la función de las conductas, tratando de interpretar los comportamientos en un contexto más amplio, buscando siempre el por qué y el para qué de cada conducta, puesto que esa es la base de la intervención que se pueda llevar a cabo con los/as NNA. Asimismo, en el marco de esta última recomendación, Daniel Urbina ha abordado el concepto de validación y el trabajo realizado en los distintos niveles de validación existentes.
Según hemos podido saber por parte de las personas organizadoras del curso, ha sido una de las formaciones mejor valoradas por parte de las personas participantes: funcionarios de policía de las tres provincias aragonesas, que en su mayoría están trabajando en las Unidades de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) en el área el Grupo de Menores (GRUME), en investigación, protección y en las oficinas de denuncia.
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No es de extrañar que esta formación haya sido muy bien valorada. Los que conocemos a Dani sabemos que es un gran comunicador con amplios conocimientos en el ámbito de la intervención a la infancia y que está habituado, por su funciones como director, a tratar con las unidades de la policía que trabajan con menores. Seguro que resulto una sesión fructífera y en la que veo que se trataron contenidos que últimamente se están trabajando en multitud de mesas técnicas en diferentes CCAA como es la implantación del modelo BARNAHUS del que oiremos hablar mucho próximamente.