La actividad se está realizando desde hace unos meses en este servicio, ubicado en Altea (Alicante), gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), de titularidad de la Generalitat Valenciana. Se trata de un taller realizado en colaboración con Cáritas Diocesana de Osma-Soria, concretamente, con el programa del Hogar de Acogida “San Maximiliano Kolbe”, que tiene como objetivo la preparación para la vida en libertad de las personas privadas de ella, que se encuentran en segundo y/o tercer grado de condena en el Centro Penitenciario de Soria. Para ello, en el marco de este programa, se lleva a cabo un trabajo socioeducativo que promueve el fomento de la autonomía, la reeducación y/o la reinserción sociolaboral, entre otros aspectos.
Durante cinco días de permiso, las personas que participan en este programa de inclusión comunitaria, privadas de libertad, se encargan de impartir los talleres a los adolescentes que residen en este servicio, abordando diferentes temáticas, a través de sus propias historias de vida. Es el caso de las consecuencias del consumo de drogas, de los actos delictivos, el duelo migratorio y/o el choque cultural, entre otros temas de interés. Se trata de unos talleres organizados desde el centro por la educadora social María Gutiérrez, que están realizándose con buena acogida.
En total, se contemplan tres talleres, de los cuales ya se han llevado a cabo dos, que tienen lugar en dos horarios diferentes, lo cual ha facilitado la participación de los jóvenes usuarios del servicio. Cabe señalar que los adolescentes están mostrando gran interés en esta actividad, escuchando las historias de vida que narran las personas privadas de libertad, que además van resolviendo las dudas que estos les van planteando, a medida que transcurre la actividad.
“Aprovechad esta oportunidad, aprender castellano y escuchad a vuestros educadores”, fue uno de los consejos más repetidos por Amine, uno de los internos que realizó el primer taller que se dirigió a los adolescentes como “sus hermanos pequeños”, consejo que escucharon con atención.
Las personas privadas de libertad les acercan historias reales sobre cómo las malas decisiones pueden llevar por caminos no deseados y, sobre todo, para aprender de estas vivencias y que los adolescentes migrantes residentes en “El Castell” puedan valorar, apreciar y aprovechar el acompañamiento que se les brinda.
A su vez, la realización de estos talleres en el servicio, permite poder cumplir con el objetivo del programa de inclusión comunitaria “San Maximiliano Kolbe”, que es ofrecer un ambiente de seguridad y autonomía que permita a las personas privadas de libertad su progresiva inclusión en la sociedad. De modo que, a través de la realización de estos talleres, tanto los jóvenes como las personas privadas de libertad están obteniendo importantes beneficios.
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Yo estoy de voluntario haciendo lo mismo pero hablando del estigma sobre la salud mental y el consumo de tóxicos como paciente dual en el Hospital Benito Menni. Me gustaría saber más ya que estuve también en una comunidad con vosotros y salí muy reforzado. Gracias.
Interesante actividad. Esperemos que los menores migrantes de «EL CASTELL» saquen provecho de la misma, ya que, desgraciadamente, el colectivo de menores migrantes, una vez llega a la mayoría de edad, por cuestiones conocidos por todos y ya comentadas en este mismo espacio, se encuentran ante situaciones poco deseables que en ocasiones les lleva que su vida se vea «privada de libertad». Unas sesiones para aprender, para reflexionar.
Confiemos que con actividades como estas sean conscientes de las consecuencias de las decisiones mal tomadas y que sepan aprovechar lo que escuchan. Todos deseamos que el día después estén integrados en la sociedad y tengan un futuro esperanzador.
Es sin duda una gran iniciativa que también permite a las personas privadas de libertad que reflexionen sobre lo que no deben repetir y sentirse mejor al sentirse escuchados.
Enhorabuena