Infancia y Familia

Los menores del Centro de Primera Acogida y Valoración «Lázaro» disfrutan de la «Ruta de las Caras»

En estos tiempos de pandemia por el COVID-19, es esencial que los/as menores sigan realizando actividades fuera del centro, en contacto con la naturaleza, tal y como nos trasladan Marcos Garrido, educador, y José Luis Fernández, auxiliar técnico educativo. Ambos son profesionales de este servicio de la Consejería de Bienestar Social del Gobierno de Castilla-La Mancha, gestionado y dirigido por la Fundación Salud y Comunidad (FSC), junto con el Grupo Lagunduz. Recientemente, han realizado con los/as menores la “Ruta de las Caras”, una ruta turística de acceso libre situada en las cercanías del municipio de Buendía (Cuenca). Una actividad en la que los niños/as y adolescentes han mostrado un comportamiento muy positivo.

– Tras un periodo de tiempo en el que, debido a las restricciones por la pandemia, no se han podido realizar actividades de este tipo, por fin habéis realizado la “Ruta de las Caras”.

– Marcos Garrido. Sí, tras unos meses, en los que no ha sido posible salir del entorno más cercano del centro, consideramos la importancia de que los y las menores, pudieran continuar disfrutando de la naturaleza y seguir descubriendo el mundo, en general.

Por ello, una vez permitidas las salidas fuera de la localidad en la que se encuentra ubicado el servicio, en Guadalajara, decidimos hacer un itinerario a pie por la “Ruta de las Caras”, a una hora aproximadamente del centro y dentro de los límites de la comunidad.

– José Luis Fernández. Efectivamente, durante este tiempo de pandemia, sobre todo en el confinamiento, los/as menores residentes han tenido menos libertad que nunca, debido a los protocolos establecidos por prevención, por parte de las autoridades competentes. De hecho, la libertad ha sido menor que en un domicilio particular, puesto que, al convivir mayor número de personas en este tipo de servicios, hemos tenido que ser más cuidadosos.

– ¿Qué es la “Ruta de las Caras” ?, ¿qué destacaríais?

– José Luis Fernández. Se trata de un museo al aire libre, que de por sí ya es una característica diferenciadora. La “Ruta de las Caras” es un paraje natural, situada junto al Embalse de Buendía. En este entorno, y desde 1992, Eulogio Reguillo y Jorge J. Maldonado han ido esculpiendo distintas figuras que adornan el paisaje en las rocas que hay salpicadas por la localización. El nombre de la ruta viene de que algunas de estas figuras son caras humanas, si bien podemos encontrar, además de caras, calaveras, cruces, motivos religiosos…

Cabe destacar también que, aunque hubo un parón de varios años en el tallado, en la actualidad se ha vuelto a retomar y se están realizando nuevas esculturas en las rocas. El tamaño de las mismas varía de 1 a 6 metros.

– ¿Cómo se desarrolló la jornada?

– Marcos Garrido. Con plena normalidad. Cargamos bocadillos y cantimploras en las mochilas, y partimos en furgonetas hasta el lugar de la ruta, con la ayuda indispensable de los grandes éxitos de la canción popular, así como de traviatas.

Amenizados/as además con las habituales canciones de viaje (Veo Veo; La gallina Turuleca…), mientras que, en el otro vehículo, preadolescentes y adolescentes, nos deleitaban con canciones de reguetón poco bailables, gracias a los cinturones de seguridad que llevábamos puestos.

Una vez ya en el recorrido, con los más pequeños tirando del grupo con bravura, nos encontramos con los primeros rostros y símbolos tallados, en honor a personajes históricos y de renombre. Los/as menores sacaban parecidos entre ellos/as, así como con los tutores que les acompañábamos en la actividad, sorprendiéndonos con algunas similitudes bastante certeras que desencadenaban risas en todos/as.

En este recorrido, hubo historietas, recuerdos, anécdotas que disfrutamos en un emplazamiento verdaderamente embriagador, siendo sencillamente chicos corriendo, riendo, cayéndonos… hablando simplemente de nuestras cosas y, por fin, comiendo algo junto al embalse “en familia”. La sensación era clara: “esto es verdaderamente beneficioso tanto para ellos, como para nosotros”.

¿Qué objetivos os planteasteis con la realización de esta actividad?

– José Luis Fernández.  Los objetivos planteados fueron diferentes para “pequeños” y “mayores”. En el caso de los primeros, tan solo se tuvo en cuenta la parte lúdica y de esparcimiento personal. Además, sobre todo en el caso de dos de ellos, que llevan prácticamente toda la pandemia en el recurso y están poco habituados a las salidas (más aún a entornos rurales), se trataba de mostrarles “algo nuevo” y que tuviesen la oportunidad de jugar sin límites espaciales y restricciones.

En los más mayores, vimos la oportunidad de compartir espacios con el equipo educativo y con ello, crear vínculos positivos. También nos resultó atractiva la ocasión de mostrarles espacios de ocio alternativos, que se alejan de lo que la práctica totalidad de ellos están habituados.

Los educadores/as que participamos en dicha actividad, la valoramos como una de las más positivas que hemos tenido últimamente. Y en gran medida, se debe a la actitud de los/as menores ante el desarrollo de la misma y a la predisposición positiva que mostraron hasta la misma, en todos los momentos previos también.

– Objetivos, por tanto, sobradamente cumplidos.

– José Luis Fernández.  Sí.

¿Cómo fue el viaje de retorno al centro?

– Marcos Garrido. Tranquilo, salimos hacia el servicio tras devorar las “chuches” guardadas “para emergencias” y jugar un rato con una bola de béisbol; contamos además con algunas “bajas” en el camino de vuelta por parte de los más pequeños, que fueron cayendo rendidos en el asiento de la furgoneta en un sueño envidiable, ya que el cansancio, tras esta jornada tan intensa, se hacía latente también entre los más mayores.

Además, charlamos entre los educadores y educadoras presentes, no es algo que no hubiésemos hecho antes, claro, pero sí tal vez, algo que “olvidamos” por las restricciones y los verdaderos impedimentos de una pandemia mundial. Por desgracia, esta crisis sanitaria se nos antoja cada vez más familiar, tras más de un año y medio, en el que la prioridad ha sido mantener a todos los/as menores lo más seguros/as que hemos podido, frente a una pesadilla que muchos de los chicos/as aun no logran comprender.

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