Treinta años han pasado ya desde que en el año 1981 se identificase el primer caso de SIDA. 30 años en los que esta enfermedad se ha cobrado la vida de más de 25 millones de personas.
Aunque se ha conseguido reducir en un 25% el número de nuevos casos, actualmente el compromiso de la Comunidad Internacional de alcanzar el acceso universal a la prevención, tratamiento y cuidados no se ha cumplido. Esto hace que 7000 personas, -de los cuales 1000 son niños-, se contagien diariamente con el virus.
El VIH continúa siendo un reto de envergadura global. Más del 60 % de los casos se dan en África, y las mujeres representan el 50%. África Subsahariana continúa siendo la región más afectada. El estigma y la discriminación que sufren las personas seropositivas es uno de los mayores impedimentos para seguir avanzando. Hablamos de una enfermedad muy relacionada con la pobreza. Actualmente, 33 millones de personas viven con la enfermedad, la mayoría en países de medios y bajos ingresos, donde más de dos millones de personas mueren al año.
La ayuda internacional ES necesaria
El Fondo Mundial de lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria ha sido un actor clave para ampliar el acceso al tratamiento, prevención y cuidados en la población general pero, sobre todo, en los colectivos más vulnerables y excluidos.
La lucha contra el VIH/sida, la Tuberculosis y la Malaria de los países en vías de desarrollo depende de que el Fondo Global cuente con los fondos necesarios. Sin embargo, los recursos mundiales destinados al VIH/Sida se han congelado en este último año.
El Caso de España
España, -que hasta hace poco era el cuarto donante del Fondo Mundial-, no ha desembolsado nada en 2011, y de momento tampoco ha comprometido nada para los próximos años. Esto es especialmente grave si tenemos en cuenta que hasta ahora cerca del 80% de los fondos que España destina a la lucha contra el SIDA lo ha hecho a través del Fondo Mundial.
Fuente: http://www.inspiraction.org