Andreea Monica Cara Tirim, criminóloga, es voluntaria de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) desde hace más de un año. Concretamente, en el proyecto Círculos de Apoyo y Responsabilidad. Círculos España. El programa se lleva a cabo en la Comunidad Autónoma de Madrid, así como en Valencia y Alicante, subvencionado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, con cargo a la asignación tributaria del 0,7% del IRPF, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior (entidad que, junto a FSC, supervisa el proyecto) y el apoyo de la Fundación “la Caixa”. Esta entrevista nos permite conocer mejor la labor que realiza como voluntaria de este proyecto en Valencia.

– ¿Por qué decidiste hacer voluntariado en el proyecto Círculos de Apoyo y Responsabilidad?

Estaba en búsqueda de alguna oferta de voluntariado, ya había colaborado en otras entidades y quería algo distinto y nuevo. Accedí a la página web www.hacesfalta.org y vi un anuncio relacionado con este voluntariado. Me llamó mucho la atención porque me pareció que tenía mucha relación con mis estudios y decidí inscribirme.

– ¿Cuánto tiempo llevas realizando este voluntariado?

Soy voluntaria desde que empezó el primer Círculo en Valencia. De hecho, al que pertenezco, es el primero que se creó. Me parece recordar que llevamos poco más de 1 año, desde abril de 2023.

– Nos gustaría que nos explicaras tus tareas como voluntaria, en el contexto del trabajo que se lleva a cabo en este proyecto.

Sí. El Círculo está formado por 6 voluntarios, todos/as nos ocupamos de ser un Círculo de apoyo social del miembro central (MC). Nuestras tareas son varias. En primer lugar, junto con el MC, identificamos los factores de riesgo que para el mismo podrían suponer una recaída y establecimos ese Círculo, en el que el MC se sintiera cómodo, apoyado y hubiera confianza para que el desarrollo del voluntariado pudiera llevarse a cabo de manera satisfactoria. Seguidamente, establecimos un plan.

Nos dimos cuenta de que su mayor factor de riesgo era y es pasar tiempo a solas y aburrirse. Así que, gran parte de nuestra labor se ha basado en buscar actividades, en las cuales el MC pudiera tener cierto interés en realizar y, a la vez, que pudiera socializar con otras personas. La socialización viene determinada por otro de sus factores de riesgo, le cuesta conocer a personas y mantener relaciones afectivas, tanto a nivel de pareja como amistades.

Otro de los objetivos ha sido, además de que estableciera nuevos vínculos y perdiera el miedo a socializar, fortalecer aquellos vínculos con los que ya cuenta. Por ejemplo, su familia y sus amistades.

En caso de que se encuentre ante una situación de riesgo, tanto el MC como los demás voluntarios/as, disponemos de un teléfono móvil con números facilitados desde la propia fundación, para que este pueda contactarnos y, así, evitar que se de esa situación.

– ¿Cuánto tiempo le sueles dedicar a este voluntariado?

Para empezar, antes incluso de conocer a nuestro MC y de establecerse el Círculo, tuvimos que realizar una formación durante todo un fin de semana. Fue una formación intensiva, pero muy interesante y de provecho.

Una vez determinado el Círculo, teníamos que dedicar tiempo todas las semanas. Al cabo de unos meses, una vez que el MC había establecido un vínculo con todos los voluntarios/as, ya no hacía falta que en todas las reuniones acudiésemos todos/as, aunque siempre debían estar presentes al menos 2 de los voluntarios/as en las salidas culturales y de ocio. Por tanto, el tiempo dedicado fue disminuyendo a una vez cada dos o tres semanas, según nuestra disponibilidad.

– ¿En qué fase del proyecto os encontráis actualmente?

Actualmente, ya estamos en la última fase, en la que solo tenemos una reunión mensual con el MC. No obstante, seguimos manteniendo contacto con él a través del móvil.

¿Qué te aporta esta experiencia de voluntariado?

Me aporta mucho. A nivel personal, me ayuda a vencer prejuicios, desarrollar habilidades como la responsabilidad, el trabajo en equipo, la empatía o la escucha activa. También, el intercambio de ideas entre los voluntarios/as hace que veamos diferentes puntos de vista que tal vez antes uno/a no se había planteado.

Por otro lado, la satisfacción, el ver los avances del usuario y saber que tu labor aporta algún beneficio a la comunidad.

– En este sentido, concretamente, ¿qué beneficios consideras que le aporta al usuario tu labor de voluntariado?

Creo que, de esta manera, al crear un vínculo, en general con todos los voluntarios/as, y adquirir un compromiso con el proyecto, disminuye su probabilidad de reincidencia, lo cual también es de ayuda a la sociedad para prevenir que se comentan nuevos delitos contra la libertad sexual.

También creo que el hecho de conseguir que el MC desarrolle nuevas habilidades sociales, hará que pueda establecer vínculos sociales reales y sanos.

– ¿Cómo es el ambiente de colaboración con los/as profesionales de la entidad que te ayudan a desempeñar esta labor de voluntariado?

Personalmente, estoy muy agradecida con todos los profesionales de la entidad, tanto por el trato como por la formación recibida, siempre han estado atentos a nosotros/as. Principalmente, tengo que destacar el trato recibido de mi coordinadora, siempre está pendiente de nosotros/as, de saber cómo estamos y, si hay alguna preocupación que nos ronda por la cabeza, poder hablarlo con ella de forma abierta, para que nos pueda ayudar en lo que pueda.

– ¿Cuál ha sido el mejor momento que has vivido como voluntaria o con qué recuerdo te quedas de tu experiencia de voluntariado hasta el momento?

Sinceramente, ha habido varios momentos, desde los inicios del voluntariado. Destacaría la formación que recibimos. Fue un fin de semana intenso, pero muy enriquecedor y, además, algo que como graduada en Criminología no había hecho y siempre había tenido mucho interés, que fue en visitar una cárcel. Visitamos el módulo del Centro de Inserción Social (CIS) y, además, pudimos conocer al director de dicho módulo e intercambiar pareceres y aprender sobre los programas dirigidos a delincuentes sexuales.

También, quiero destacar que ha habido momentos de frustración durante el proyecto porque no veíamos avances o nos costaba hacer el que el MC encontrara actividades a las que pudiera ajustarse o que le despertaran interés, percibíamos su desinterés y muchas veces lo veíamos apagado… Actualmente, en las últimas reuniones, hemos notado un cambio en él, se le ve contento y feliz y ha desarrollado habilidades sociales, las cuales nos ha contado con mucha ilusión. Por ejemplo, cómo las ha ido poniendo en práctica con sus familiares y eso ha generado en nosotros/as una satisfacción por el trabajo bien hecho, saber que nuestro esfuerzo ha dado sus frutos.

– ¿Te gustaría aprovechar esta entrevista para hacer algún otro comentario?

Sí, añadiría que me parece un proyecto con una labor social muy importante. En este sentido, me gustaría animar a posibles personas interesadas porque creo que la gente no se anima. Al respecto, quiero decir que no se trata de un voluntariado al uso, donde una persona acude una vez a la semana o al mes. Se trata de un proyecto que, una vez que empieza, sabes cuándo acabará y en el que puedes ir viendo los avances logrados. Esto es muy satisfactorio, además de que, a nivel personal, también creo que es enriquecedor, e incluso, dependiendo de tu formación, como es mi caso, es un aprendizaje.

Creo que a las personas les echa para atrás tratar con estos usuarios/as porque consideran que, después de cometer un delito, no merecen ser ayudados, pero creo que no ven el fondo de esta labor. Es verdad que ayuda al usuario, lo cual es importante, porque si no hay resocialización, existe más probabilidad de que una determinada persona vuelva a reincidir, pero, además, creo que se pierde de vista que esto también hace que se eviten nuevas víctimas.

 


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