- La cifra es muy superior a la prevalencia entre la población general
- Las conclusiones parten de un estudio con más de 700 encarcelados
Esta cifra está lejos de la prevalencia de los trastornos mentales en la población general, que es de un 15,7%, y se explica por la influencia del consumo de drogas en el desarrollo de diferentes trastornos mentales, ha afirmado en una entrevista a Europa Press el director de psiquiatría penitenciaria del Parc Sanitari de Sant Joan de Déu, el doctor Francesc Pérez Arnau, colaborador del estudio.
«Un porcentaje muy bajo sólo consume alcohol, pero a partir de aquí, lo que es más frecuente es la combinación de diferentes y muchas sustancias«, el policonsumo, lo cual tiene una relación directa con el incremento de la violencia y el desarrollo de patologías, incluidas las psicosis.
Pérez Arnau ha relatado que el riesgo de reincidencia y las conductas violentas están vinculadas al consumo de drogas: «El enfermo mental que no consume es igual de peligroso que su vecino sano. Es la combinación con el consumo de drogas lo que puede acentuar la violencia».
Explica, por ejemplo, que la enfermedad mental en los internos que no han consumido estupefacientes durante su vida se rebaja hasta el 8,6%, y que, de los 707 presos analizados, sólo el 23,8% dice no haberse drogado nunca.
Según el doctor, la mayoría de trastornos por los que los presos piden una visita psiquiátrica son adaptativos: «Es un tipo de reacción ante una situación; sobre todo en presos preventivos. Una persona que está en la calle, comete un delito e ingresa en prisión es normal que tenga ansiedad, insomnio y que se sienta triste».
Precisamente, del estudio se desprende que el 45,3% de casos responde a la ansiedad; un 41% son trastornos del estado de ánimo, y un 10,7% a sintomatología psicótica -cuadros de esquizofrenia, trastorno bipolar y otros-, «mediatizados» generalmente por la prevalencia del abuso y dependencia de sustancias.
Esta radiografía cambia radicalmente en la sociedad general, donde la ansiedad tiene una presencia del 23,3%, seguida del consumo de sustancias -17,5%-, los trastornos del estado de ánimo -14,9%- y el trastorno psicótico -4,2%-, aunque el estudio no analiza los mismos periodos.
Pérez Arnau matiza, sobre el estudio, que hay «algún trastorno que ahora está en estudio y que probablemente es muy habitual en prisión pero que no se ha incluido en el análisis», mientras que otros que sí se han tenido en cuenta –trastornos de personalidad– requerían otro tipo de análisis; y ha remarcado la restricción de la muestra, que se limita a hombres penados que entienden el español.
Fuente: Europa Press
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