Un estudio realizado por investigadores de la Universitat de València, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Instituto de Salud Carlos III de Madrid propone una visión alternativa de las interacciones entre el VIH y el sistema inmunitario y en ese sentido sugiere una nueva estrategia de vacunación.
Así, explica que ante una infección, un componente clave de la respuesta del sistema inmunitario contra los virus son los linfocitos T, que son leucocitos de la sangre que reconocen unas secuencias cortas de proteínas virales fijadas a la superficie de las células infectadas, llamadas epítopos.
Pero los virus pueden esquivar el sistema inmunitario, dando lugar a una «carrera de armas» con el sistema inmunitario del huésped ya que este reconoce y ataca los epítopos virales y los virus mutan para huir. Esto provoca que los genomas de los virus tiendan a variar sustancialmente en las regiones que codifican los epítopos.
Pero en el caso del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se presenta una excepción a esta tendencia: los epítopos no parecen variar tanto como cabría esperar. Se han propuesto varias hipótesis para explicar este ilógico comportamiento, pero un estudio de Rafael Sanjuán, Miguel R. Nebot, Joan B. Peris y José Alcamí, publicado en PLOS Biology, presenta una nueva explicación.
De este modo, los investigadores se han centrado en una particularidad del VIH, el hecho de que infecte unas células que pertenecen al mismo sistema inmunitario, unos linfocitos conocidos como T colaboradores. Es sabido que VIH infecta con más eficiencia a los linfocitos activos que a los durmientes, y los linfocitos se activan cuando reconocen un epítopo. Por lo tanto, puede ser que el VIH no siempre quiera evadir el sistema inmunitario.
Para comprobar esta sospecha los autores han desarrollado un modelo matemático de la red de interacciones entre linfocitos de varios tipos y los virus. Establecen dos versiones diferentes del modelo: una, con un virus que infecta a células no inmunes, y otra con un virus que infecta a linfocitos, como VIH. Los resultados son bastante sorprendentes: en el primer caso, el virus siempre disfruta de la huída. Pero en el caso del VIH, la dependencia de la activación de los linfocitos parece, a veces, favorecer a los epítopos virales que son claramente reconocidos por el sistema inmunitario.
Así, el investigador del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva y profesor del departamento de Genética de la Universitat de València Rafael Sanjuán constata que la literatura sobre el VIH es «extremadamente amplia y a menudo podemos encontrar resultados dispares, incluso contradictorios».
Por ejemplo, algunos estudios han sugerido que la respuesta inmunitaria promueve el cambio evolutivo en el VIH, seleccionando variantes de escape. Sin embargo, otros autores han observado justo lo contrario. En este trabajo, «proponemos un nuevo modelo que trata de integrar las diferentes observaciones y resolver esta paradoja», explica.
Los autores subrayan que hay una implicación práctica en sus descubrimientos. El propósito de las vacunas es presentar al sistema inmunitario los epítopos de los patógenos para que el organismo los reconozca y pueda reaccionar rápidamente ante una infección. Pero si su modelo es correcto, entonces las vacunas contra el VIH podrían resultar contraproducentes si contienen epítopos reconocidos por los linfocitos T colaboradores.
En vez de esto, señala que las vacunas tendrían que apuntar sólo hacia los epítopos virales reconocidos por otros tipos de linfocitos, como por ejemplo los T citotóxicos, las células «asesinas» encargadas de destruir el virus.
Asimismo, ha resaltado que gracias a la labor realizada por numerosos investigadores durante las últimas décadas, el VIH ha dejado hoy de ser un virus letal, aunque sin embargo, «todavía quedan retos por superar y, quizás, el más importante sea encontrar una vacuna realmente eficaz».
«Esperamos que los resultados obtenidos en este trabajo nos ayuden a comprender mejor las interacciones entre el VIH y el sistema inmunitario y, en este sentido, nuestra aportación puede resultar de utilidad para el diseño de nuevas vacunas», concluye Sanjuán.
Fuente: Europa Press
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