El Congreso de Estados Unidos ha aprobado este jueves la reforma de la Ley de la Violencia de Género, una norma que durante todo el año pasado, en plena campaña electoral, polarizó una de las más enconadas disputas entre los republicanos y demócratas del Capitolio. La nueva versión extiende los beneficios a las víctimas homosexuales y amplía la protección a los americano-nativos.

“La reforma de la Ley es un paso decisivo para asegurarnos de que ninguna persona en EE UU es obligada a vivir en el terror”, ha indicado el presidente Barack Obama en un comunicado. La nueva disposición ha contado con el apoyo de todos los miembros demócratas de la Cámara de Representantes, a los que se han sumado 87 republicanos, y la oposición de 138 congresistas conservadores. Es la primera vez, desde que la primera versión fuera aprobada en 1994, que la Ley contra la Violencia de Género no cuenta un respaldo casi unánime por parte del Congreso de EE UU.

La nueva versión, que fue aprobada también hace un mes por un Senado dividido —todos los senadores varones republicanos votaron en contra—, garantiza el acceso a todos los programas y beneficios que la ley prevé para las víctimas de la violencia doméstica a los homosexuales y otorga jurisdicción a los tribunales de las reservas de americano-nativos para perseguir a los agresores blancos, que hasta ahora únicamente podían ser juzgados por tribunales ordinarios.

La norma aprobada este jueves por la Cámara de Representantes es bastante similar a la que el año pasado adoptó el Senado y que, entonces, contó con el rechazo de los congresistas. La versión actual, sin embargo, ha eliminado del texto la posibilidad de que a las inmigrantes indocumentadas víctimas de la violencia de género se les facilite el acceso a un visado, una medida a la que los republicanos se opusieron en bloque.

En esta ocasión, los conservadores se han mostrado menos beligerantes que hace unos meses, En las elecciones presidenciales de noviembre, el voto femenino se decantó, de nuevo, del lado demócrata y algunos candidatos republicanos pagaron en las urnas sus desafortunadas declaraciones sobre violaciones y el derecho al aborto. Los conservadores quieren recuperar el terreno perdido y son conscientes de que oponerse , de nuevo, a la reforma de la Ley contra la Violencia de Género, que goza de un gran apoyo por parte de las mujeres, no beneficiaria su imagen.

En EE UU una de cada cuatro mujeres y uno de cada 13 hombres es víctima de violencia de género, dos millones de personas al año son atendidas por lesiones relacionadas con abusos en el ámbito doméstico y cada día tres mujeres fallecen a manos de sus parejas, según datos del Departamento de Justicia. Una cifra que se triplica entre la población americano nativa.

Fuente: El País