La discriminación de género puede obstaculizar el desarrollo de un país, según la ONU.

La igualdad de género ha pasado de ser una cuestión exclusivamente moral a una dimensión que engloba también la economía. Los expertos reunidos en Catar para la XIII Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo han advertido este lunes de que la discriminación hacia la mujer puede convertirse también en fuente de inestabilidad para las finanzas y un obstáculo para el crecimiento de un país.

En el centro de la mesa de la reunión cuatrienal de la ONU, que finalizará el próximo jueves, está el tema del crecimiento económico incluyente y sostenible. “Hay que encontrar un punto de equilibrio entre competitividad e igualdad de género”, destaca la responsable de Asuntos Económicos y Género de Naciones Unidas, Simonetta Zarrilli. “La salida de la crisis no puede realizarse a costa de las mujeres. El crecimiento económico no puede darse si no se involucran, pero aún existe demasiada segregación”, sostiene en conversación telefónica desde Doha.

De acuerdo con los últimos datos facilitados por la Organización Internacional del Trabajo, casi la mitad de la población femenina mayor de 15 años es económicamente inactiva, mientras que el porcentaje baja al 22,3% en el caso de los hombres.

El aumento de los flujos comerciales a nivel mundial no se ha traducido en un incremento de posibilidades para las mujeres. “La población femenina se ha quedado al margen de este progreso y sigue ocupando los puestos de trabajo más precarios, con menos posibilidades de crecimiento profesional y menores garantías sociales”, subraya Zarrilli. A esta situación hay que añadir una zanja salarial entre los sexos muy amplia, tanto en las sociedades más avanzadas como en los países en vía de desarrollo.

“Hablar de igualdad no es un lujo. No solo los países ricos se preocupan por este tema”, recuerda la experta de la ONU, al citar los progresos de Ruanda y Lesoto en este ámbito. Zarrilli manifiesta confianza también en el futuro laboral de las mujeres de los países protagonistas de la primavera árabe. “Si han sabido manifestarse en defensa de sus derechos políticos y sociales, estoy segura de que pueden luchar también por ocupar más espacio en el mercado laboral”, asevera.

Las mujeres constituyen el 43% de la mano de obra empleada en la agricultura en los países en vía de desarrollo, según datos de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Pese a su predominio en el sector, tienen que enfrentarse a obstáculos para el acceso a la tierra, al crédito y otros servicios. Naciones Unidas estima que colmar estas diferencias llevaría a un repunte de los ingresos de la agricultura en los países en vía de desarrollo entre el 2,5% y el 4%, al mismo tiempo que reduciría el número de malnutridos en el mundo del 12-17%.

La diferencia entre los sexos es todavía más evidente en las empresas­. Las mujeres están concentradas en micro y pequeñas empresas orientadas a actividades poco rentables, ocupando puestos que no requieren una formación específica, a cambio de una pequeña retribución.

La responsable de Asuntos Económicos y Enfoque de Género se muestra satisfecha por los resultados alcanzados en la sesión de este lunes del foro sobre Comercio y Desarrollo. “En el encuentro de hoy se pretendía subrayar que la igualdad no es una competencia exclusiva de un ministerio, sino un asunto trasversal, que afecta tanto a los responsables de las políticas económicas, como de educación, industria, etc.”, afirma. “El mensaje que queríamos lanzar es que dar más oportunidades para las mujeres constituye un paso adelante no solo para los derechos humanos, sino que se convierte también en una mejora para la economía”.

Fuente: El País