En los consejos de administración de las empresas españolas se sientan tan solo un 16,2% de mujeres, más de dos puntos por debajo de la media europea (18,6%).
La Comisión Europea ha publicado esta semana un informe que pone de manifiesto el largo camino que queda correr en las empresas en aspectos igualdad de género: en los cuatro últimos años la proporción de mujeres en el seno de las compañías aumenta a tasas del 6,6% en España, muy lejos de las de otros países como Francia (18,1%. El Ejecutivo comunitario asegura en el estudio que esas cifras suponen “una pérdida de talento y de crecimiento económico potencial”.
En los puestos ejecutivos los datos son aún más impactantes. Solo tres de cada 100 grandes empresas de la UE cuentan con una mujer como consejera delegada, una estadística que no ha mejorado desde 2011 a pesar del reciente ascenso de Ana Botín al frente del Santander, el primer banco español y una de las grandes entidades financieras europeas. Las cifras, en general, están muy lejos de los objetivos: de los Veintiocho, solo en cinco países (Letonia, Francia, Finlandia, Suecia y Holanda) las mujeres copan una cuarta parte de los consejos de administración.
El Parlamento Europeo respaldó en noviembre de 2013 la propuesta de imponer una cuota femenina del 40% tanto en los puestos ejecutivos de las empresas que cotizan en Bolsa como en las instituciones europeas. Pero ni siquiera Bruselas cumple. La nueva Comisión Europea, presidida por el conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker, contará con nueve comisarias, el mismo número que había en la legislatura pasada. Y eso tras haber presionado a los Estados miembros durante todo el verano, ante la ausencia de candidatas.
La Comisión expresó en un informe publicado en abril que al ritmo de progresión actual se necesitarán “70 años para conseguir la igualdad salarial y 20 para que la representación de las mujeres en los parlamentos nacionales sea del 40%”. La comisaria de justicia, Martine Reicherts, ha subrayado en un comunicado que la igualdad de género es “un imperativo” y no “un lujo o una opción” y que Europa necesita “reglas fuertes” para hacer frente al desequilibrio de género en los consejos de administración de las empresas.
Fuente: El País