Las mujeres adictas a sustancias presentan un riesgo tres veces mayor de ser víctimas de violencia de género, alerta la directora de Adicciones del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Parc Salut Mar de Barcelona, la doctora Marta Torrens, quien explica que esta situación puede darse por su especial vulnerabilidad, poca asertividad o propensión a padecer depresión.

Además, esta experta destaca que su riesgo de contraer enfermedades sexuales, como la hepatitis C o el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), es mayor, puesto que la pareja que la maltrata puede ser seropositiva, «no acepta que tome ningún tipo de protección y acaba infectando a ella». Se trata, a su juicio, de una vía que habitualmente no se contempla y que hay que tener en cuenta.

En general, Torrens asegura que «entre el 50 y 60 por ciento» de las mujeres que acuden a centros especializados en tratamientos por adicciones «están recibiendo violencia de género», especialmente aquellas que «vienen por drogas ilegales».

Por otro lado, entre un 41 y 81 por ciento de los hombres de los hombres que acude a los centros para tratar sus adicciones son «perpetradores de violencia de género». «Hasta cuatro veces más que la población general», alerta.

«La adicción al alcohol es el trastorno más frecuente como desencadenante de un episodio de violencia sobre la pareja. Las personas con dependencia del alcohol son más propensos a cometer actos de violencia física en los días en los que ha bebido», precisa esta experta.

En sus palabras, esta sustancia interfiere en el funcionamiento cognitivo necesario para el control del comportamiento y está relacionada con agresividad, impulsión o trastorno antisocial.

La directora de Adicciones del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Parc Salut Mar señala que las mujeres que acuden por su propia voluntad a centros de adicciones tienen entre 25 y 40 años. «A las mujeres nos cuesta más acudir a tratamiento por consumo de drogas, pues está más estigmatizado» en mujeres que hombres.

Las principales barreras que encuentra una mujer a la hora de acceder a este tipo de tratamiento, señala Torrens, es que, en el caso de los hombres, suele estar detrás la presencia femenina y, en el de la mujer, no suele haber nadie. Además, si tiene hijos, «tiene miedo de que se los quiten», explica esta experta, quien añade que la mujer adicta que, a su vez, recibe algún tipo de amenaza por parte de su pareja «tiene miedo también de que el maltratador se entere».

TRATAMIENTO INTEGRAL EN EL MISMO CENTRO

Con todo, Torrens hace hincapié sobre la necesidad de que tanto el tratamiento por adicción como la atención psicológica por ambos problemas se realice en el mismo centro. Así, una vez que una mujer acuda al centro a tratarse de su dependencia a ciertas sustancias, el personal tiene que «sospechar de que esté recibiendo violencia» y ofrecer la atención adecuada en el mismo centro. «Hay que ir por delante», insiste.

En este sentido, durante las XIV Jornadas Nacionales de Patología Dual, que tienen lugar estos días en Madrid, se va a presentar un estudio piloto sobre una estrategia grupal en la que han participado 14 mujeres con este perfil. De ellas, 7 han recibido el abordaje que se está dando en estos momentos, y otras 7 han seguido el tratamiento integral.

Torrens ha apostado además por la implicación de los profesionales de Atención Primaria en ambas problemáticas, al intentar que detecten y deriven a las mujeres con adicciones y violencia de género a los centros pertinentes.

AUMENTO DE LA PATOLOGÍA DUAL EN MUJERES

Por otro lado, la profesora titular del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, la doctora Pilar Saiz, ha asegurado a Europa Press que el aumento del consumo de este tipo de sustancias por parte de las mujeres está haciendo que las patologías duales también estén incrementando. La adicción a ciertas sustancias puede desembocar, por ejemplo, en la aparición de trastornos mentales.

De este modo, en la mujer, el consumo de drogas tiene un mayor impacto a nivel de desarrollo de complicaciones físicas y psiquiátricas, como la mayor posibilidad de desarrollar dependencia, intoxicaciones, síndrome de abstinencia o complicaciones afectivas.

«Las diferencias biometabólicas, anatómicas, funcionales y neuroendocrinas entre sexos influyen en la prevalencia de los diferentes trastornos psiquiátricos y también en sintomatología, el curso clínico, el pronóstico, la demanda y la respuesta la tratamiento», insiste.

La principal diferencia entre el consumo de sustancias entre hombres y mujeres es que ellas adquieren más hipnosedantes –tranquilizantes o somníferos– que ellos. No obstante, «en el caso de sustancias de comercio legal y cannabis, las prevalencias de consumo en mujeres se ha incrementado notablemente, disminuyendo las diferencias intersexo», precisa.

Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Patología Dual, el doctor Nestor Szerman, informa de que «las mujeres con trastornos por uso de sustancias suelen demandar menos tratamientos en los servicios de toxicomanías» y sufrir errores de diagnostico.

Fuente: Europa Press