Las mujeres siguen cobrando un 16% menos que los hombres y solo ocupan el 10% de los puestos directivos a pesar de que representan el 60% de los licenciados universitarios.
PwC señala, además, que solo un 10% de las mujeres ocupan cargos de alta dirección, pese a que suponen el 60% del total de licenciados universitarios; añade que en los consejos de administración, la presencia de mujeres también siguen siendo reducida y apenas alcanza el 11%. Para la consultora, las principales barreras de acceso de las mujeres a la alta dirección siguen siendo: la dificultad para conciliar familia y trabajo, los patrones masculinos presentes en algunas empresas, los sistemas de promoción no siempre basados en la meritocracia y la menor visibilidad de las mujeres.
Los factores culturales siguen conformando el sustrato del problema. Las mujeres trabajadoras siguen ocupándose en mayor medida de la familia y los hijos lo que, en la práctica, coarta sus aspiraciones laborales. «Una mujer podría tener un salario menor por el hecho de que los cinco años que tuvo jornada reducida por el cuidado de sus hijos, a ojos de la empresa, podrían significar cinco años menos de experiencia y que se ha ralentizado su carrera», explica Rafael Barreiro, socio de Mercer. Para Isabel Linares, senior counsellor de PwC, «estamos ante un asunto complejo, con múltiples variables» y asegura que «hay correlación entre mujeres en la alta dirección y los resultados empresariales; si conseguimos incorporar todo este talento femenino, será bueno para las propias mujeres, para las empresas y la sociedad».
Crisis y mercado laboral
Aunque los datos demuestran que las mujeres trabajadoras siempre se han movido en un entorno de crisis (con sueldo más bajos y peores perspectivas laborales que los hombres), la mala situación económica ha aportado algunos cambios a este escenario. Según un estudio elaborado por la Fundación Adeco, medio millón de mujeres se han incorporado al mercado laboral desde 2008: mujeres que no trabajaban, pero que se han visto en la necesidad de buscar un empleo porque los ingresos familiares han disminuido. Estas mujeres afrontan el doble reto de encontrar un trabajo en un país con cinco millones de parados y de conseguir, además, que en ese puesto de trabajo se les remunere y reconozca de la misma manera que a un hombre.
Quizás por eso, muchas mujeres han optado por montar su propio negocio y convertirse en autónomas. La Federación de Organizaciones de Profesionales, Autónomos y Emprendedores (FOPAE) señala que en España hay 1.042.528 mujeres autónomas, cifra que representa el 34.23% del total de autónomos registrados en el Régimen Especial de Trabajadores y Autónomos. Este porcentaje es el más alto alcanzado en los últimos cinco años.
Fuente: Expansión
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