Sònia Ricondo García es abogada especializada en violencia machista e investigadora principal del estudio “Diagnóstico de los recursos de intervención para el abordaje integral de las violencias sexuales en la ciudad de Barcelona”, realizado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC). Asimismo, es miembro del área de violencia machista en la Asociación de Mujeres Juristas de Cataluña. Recientemente, ha participado en un programa de radio especial por el Día Internacional contra la Violencia de Género en Ràdio Túria, en Valencia, en el que ha profundizado sobre la violencia psicológica y sus casos más comunes, entre otros aspectos de interés.
En este programa, titulado “Las otras violencias contra las mujeres”, Sònia Ricondo García ha sido entrevistada sobre la violencia psicológica, una violencia muy sutil y la más extendida, difícil de identificar, incluso por las propias víctimas de violencia de género, dado que no deja rastros.
Entre otras cuestiones, ha señalado que se trata de una violencia anterior en muchos casos o que se produce en paralelo a otros muchos tipos de violencia, como podría ser la violencia física o la violencia sexual, al tratarse de “algo más sibilino, que va más con cuenta gotas, dado que es una violencia más diaria, cuesta más su identificación y también su denuncia judicial”.
Además, también ha afirmado que, a nivel judicial, cuesta denunciar y que los procesos sigan adelante, puesto que la violencia psicológica es una de las más comunes, pero también una de las que guarda menos pruebas físicas y por ello, tiene mayor complejidad.
De hecho, se trata de “la más presente en todas las violencias. No encuentro una violencia física sin previamente una violencia psicológica; tampoco una violencia sexual, sobre todo en el marco de la pareja o expareja, sin una violencia psicológica previa o en paralelo. La violencia psicológica está presente en todas ellas”.
También se ha referido a los casos más comunes de violencia psicológica que son los insultos, menosprecios, las humillaciones constantes, el control económico o el control social del entorno de las víctimas.
Por otra parte, ha explicado que el aislamiento social es una de las formas más comunes de este tipo de violencia, que hace que las víctimas no acudan a denunciar y que tampoco identifiquen estas violencias y que no pidan ayuda, haciendo difícil que puedan salir de esta situación.
Asimismo, ha afirmado que “en la mayoría de los casos, son delitos que pasan en la intimidad y, por ello, no disponemos de pruebas, que podríamos tener en otro tipo de delitos, como pueden ser pruebas físicas, audios, etc. Esto hace que haya una mayor complejidad a la hora de acreditar este tipo de delito. No obstante, la jurisprudencia y la ley camina a que muchas veces con solo la versión de la víctima sea posible una condena, siempre que esta declaración cumpla con unos parámetros de credibilidad y verosimilitud, pero sí es cierto que muchos delitos se llegan a condenar con la declaración de la víctima y con algunas corroboraciones de su versión. Por ejemplo, a través de testigos”.
Por otro lado, también ha mantenido que, en la actualidad, se dispone de muchos medios tecnológicos y que “hay muchas pruebas que quedan en este ámbito, como mensajes, en los que les piden perdón o que puedan acreditar esta situación de violencia. Se trata de delitos que requieren de una investigación mucho más exhaustiva”.
A lo que ha añadido que “muchas veces se dejan cosas por escrito o a través de audio que nos son valiosas, se pide perdón, o a veces la violencia se ejerce por estos medios tecnológicos, como por ejemplo a través de una red social, que nos servirá también como prueba”.
Entre otros aspectos, también ha subrayado que el daño a las víctimas se produce de manera diaria, “de modo que esta violencia puede llegar a ser muy dañina, e incluso irreversible en muchas ocasiones, porque va atrapando a la propia personalidad de las víctimas”.
Se puede escuchar la entrevista completa aquí (Minuto 17′ 35″):