• ‘La LOMCE ha eliminado por completo la educación sexual’
  • Los alumnos acceden a esta educación a través de cursos o charlas
  • Estas charlas dependen de la voluntariedad de los centros
  • Ninguna comunidad autónoma tiene una ley de educación sexual

Dice la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que todas las personas deben tener acceso a una educación sexual de calidad. Y así lo es en las aulas de la mayoría de países europeos. Menos en España. «Incluso en Portugal, la educación sexual se encuentra dentro del curriculum escolar, pero aquí no», denuncia Raquel Hurtado, sexóloga y psicóloga de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE).

Del mismo modo, Carlos de la Cruz, responsable de los programas de Educación Sexual del Ayuntamiento de Leganés y director del máster oficial en Sexología de la Universidad Camilo José Cela de Madrid, asegura que esta educación no debería ser opcional.«Chicos y chicas que salen de la escolarización obligatoria tendrían que salir con educación sexual pero, como se considera ‘transversal’, la realidad es que es de todos pero también de nadie. Es decir, ¡la casa sin barrer!», explica. Además, apunta que falta educación desde la base: «En las familias se habla cuando no queda más remedio, pero en los colegios se actúa de manera parecida».

Evolución en España

La famosa LOGSE de 1990 incluía la educación sexual dentro de ‘Educación para la salud’, que era una asignatura transversal. Había contenidos específicos, sin embargo «acababa estando a merced de la voluntariedad de cada profesor», señala Hurtado.

Pero con la LOE de 2006, la cosa cambió. Se propusieron competencias básicas que capacitaran al alumno para la vida en sociedad, aunque «la ley no incluía contenidos específicos como tales», matiza la experta. Por último, la reciente LOMCE de 2012, también llamada ‘Ley Wert’, «elimina por completo cualquier rastro de la educación sexual» en las aulas, apunta. Y esto es así en todas las comunidades autónomas. «Ninguna tiene ley alguna de educación sexual», aclara.

Por ejemplo, fuentes de la Consejería de Educación, Juventud y Deporte de la Comunidad de Madrid informan de que, «con carácter general, la educación afectivo-sexual forma parte del currículo de las distintas etapas educativas, tanto del segundo ciclo de la Educación Infantil, como de la Educación Primaria y de la Educación Secundaria Obligatoria».

La etapa de Educación Primaria establece para el área de ‘Conocimiento del medio natural social y cultural’ algunos conceptos como las partes del cuerpo (características, partes, aceptación de las diferencias posibilidades y limitaciones, morfología externa del cuerpo y los cambios vitales) en los dos primeros ciclos, y la reproducción en el tercero. Por otro lado, en la época de secundaria (ESO) se incluye en el tercer curso, y en la materia de Biología y Geología, los siguientes contenidos: la reproducción humana y el ciclo menstrual.

Por tanto, ¿qué educación sexual se está dando en los centros educativos? Lo que se hace es que cada centro interesado en el tema llama a instituciones o entidades para que vayan a dar un curso o pequeñas charlas de formación. «Normalmente, esto ocurre cuando pasa algo, por ejemplo que una chica se haya quedado embarazada. Es decir, por alguna alarma social», sostiene la psicóloga de la FPFE. Eso sí, «la peor de las opciones es no hacer nada, por tanto, bienvenidas las intervenciones, aunque sean breves», añade de la Cruz.

Intervención de otras entidades

Ana Yáñez Otero, directora del Instituto Clínico Extremeño de Sexología, explica que hay muchos centros educativos de la comunidad que contactan con su entidad para que den charlas sobre sexualidad, generalmente en horas de tutorías y «dependiendo, en general, de los profesores o del equipo de orientación del centro».

Del mismo modo, Carmen Tarraga, psicóloga del Centro de Información Juvenil en Murcia (Informajoven), imparte cursos y charlas en varios centros de la comunidad que así lo solicitan, en este caso, sobre todo dirigidos a alumnos de bachillerato. «Nos centramos en el aprendizaje de las habilidades sociales como la resolución de conflictos, el amor y la amistad, el impacto de los cambios corporales y sociales, etc.».

Desde el Ayuntamiento de Leganés, en Madrid, comenta de la Cruz, llevan más de 20 años ofreciendo educación sexual a los centros educativos. La buena noticia, señala, es que más del 90% de los institutos lo solicita, así como más del 50% de colegios de Educación Infantil y Primaria.

Las sesiones están secuenciadas desde 6º de Primaria, 3º de la ESO y 1º de Bachillerato. Y aunque se suelen hacer tres por curso, «siempre son pocas», lamenta. Además, insiste en que habría que empezar desde Infantil. Porque «al fin y al cabo, la clave para hablar con un adolescente está en todo lo que hayas hecho y dicho en los 14 años anteriores».

Se necesita, apunta Hurtado, un sistema que contenga contenidos específicos y donde estén además incluidos todos los agentes implicados (alumnos, padres, profesores y demás profesionales de los servicios de salud). Se precisan también más centros de servicios de atención y asesoramiento para los jóvenes en todas las comunidades, «servicios de referencia donde poder acudir», recalca.

Consecuencias de una ‘no educación’

«Hay mucha información y muy poca formación», se quejan los profesionales responsables de la educación sexual.

Según los últimos datos de una reciente encuesta, el preservativo es el método utilizado por el 68,2% de las españolas entre 15 y 19 años y además el 92,6% lo empleó durante su primera relación sexual.

En cuanto a las enfermedades de transmisión sexual (ETS), éstas siguen aumentando: cada año se infectan 448 millones de personas en todo el mundo de cuatro enfermedades sexuales curables (clamidia, sífilis, gonorrea y tricomoniasis), según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero, a pesar de las cifras, «los jóvenes parecen más preocupados por evitar embarazos no deseados que por el contagio o transmisión las ETS», apuntan los expertos.

Todavía los chicos, asegura Yáñez, siguen teniendo muchos mitos, miedos e inseguridades. Las chicas aún carecen en numerosas ocasiones de asertividad, tienen miedo a decir ‘no’ por ser rechazadas. Del mismo modo, mantiene De La Cruz, hay que desmontar falacias sobre el preservativo, como que quita espontaneidad o placer en las relaciones, así como darle a la mujer el protagonismo que le corresponde: el mismo que el del hombre. «Que sea protagonista de su propia erótica, de sus síes y de sus noes», señala.

Además, incide en que no sólo hay que hablar al alumnado de lo que les interesa (coitos, genitales u orgasmos), sino también de lo que necesitan: cuerpos, erótica, deseos, coherencias, relaciones afectivas, modelos de hombre y mujer, diversidad y orientación del deseo, entre otros factores. En la sociedad, en educación sexual, «falta mucho sentido común», sentencia de La Cruz.

Fuente: Beatriz G.Portalatín | El Mundo